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Estudio elaborado por investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales y la Universidad de Azores (Portugal)

Alertan sobre la cantidad de plásticos ingeridos por las aves

Un estudio internacional selecciona a la pardela cenicienta como bioindicador para vigilar la acumulación de plásticos en el océano Atlántico. El objetivo es conocer la situación de los plásticos para tomar medidas y controlar y mitigar su presencia en el medio marino.

Más del 90% de la pardela cenicienta atlántica contienen partículas de plástico en sus estómagos cuando abandonan el nido.
Más del 90% de la pardela cenicienta atlántica contienen partículas de plástico en sus estómagos cuando abandonan el nido.

La pardela cenicienta atlántica, calonectris borealis, es una especie clave por ser un abundante predador marino. Por ello, un equipo de investigadores ha seleccionado a esta especie como un bioindicador para monitorizar la cantidad de plásticos flotantes que hay en el Atlántico norte. 

Esta investigación, desarrollada entre otros por investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales y la Universidad de Azores (Portugal), constata que más del 90% de los juveniles de esta especie en los archipiélagos de Canarias y Azores ya contienen partículas de plástico en sus estómagos cuando abandonan el nido. 

Uno de los investigadores, Airam Rodríguez, insiste en la necesidad de que las autoridades “pongan más interés” en perseguir los delitos ambientales relacionados con la ‘pérdida’ de plásticos al medioambiente, sea marino como terrestre, “pues los plásticos en el medio terrestre, tarde o temprano, acabarán en el mar”.

Se ha seleccionado a la pardela cenicienta atlántica, calonectris borealis, como especie para controlar y tomar medidas sobre la presencia de plásticos en el medio marino. ¿Por qué se ha tomado esta decisión?

Es un ave marina abundante y que, desgraciadamente, cada año durante los primeros vuelos de los pollos entre octubre y noviembre, muchos de ellos mueren por la contaminación lumínica proporcionando una muestra muy valiosa de ejemplares para monitorizar el plástico marino. 

¿Quién está detrás de esta investigación? 

En este trabajo hemos colaborado 14 investigadores de 5 países (Portugal, España, Reino Unido, Irlanda y Holanda). Sin embargo, los líderes del estudios son los investigadores de la Universidad de Azores y del Museo Nacional de Ciencias Naturales del CSIC. En este artículo se insta a las administraciones a usar esta especie como bioindicador de plásticos marinos, concretamente, a la Directiva Marco de la Estrategia Marina de la UE y la Convención Oslo/París para la Protección del Medio Marino (OSPAR).   

¿Se espera encontrar gran cantidad de plásticos en los estómagos de estas aves?

Pues la respuesta depende de dónde procedan las pardelas cenicientas que analices, pues existe cierta variación entre archipiélagos. Las cargas de plásticos son relativamente bajas en nuestro estudio. Varían desde 28 partículas plásticas de media en Canarias a 10 partículas en Azores. En el caso de Canarias equivale a que una persona de 75 kilos tenga en su estómago alrededor de 2 gramos de plásticos. Sin embargo, otras especies de pardelas en Australia ingieren mayores cantidades de plásticos.

¿Se puede llegar a concluir que las áreas marinas están en peligro medioambiental?

No creo que a nadie le parezca sano que el 93% de los más de 1.100 pollos analizados haya ingerido plásticos marinos antes de llegar al mar (nótese que los padres han alimentado a los pollos durante su etapa en el nido y que, en el momento de sus primeros vuelos, aún no han tocado el mar por lo que todos los plásticos que encontramos en sus estómagos han sido transferidos por sus padres). Estas aves se alimentan en lugares muy lejanos de sus colonias. En el caso de los adultos que se reproducen en Canarias, se alimentan en la costa africana a distancias de entre 100 y 500 kilómetros. Así, nuestro estudio evidencia que los plásticos no conocen fronteras y que los esfuerzos conservacionistas, como por ejemplo los diseños de las áreas protegidas, deben realizarse a nivel internacional.  

¿Qué medidas deben poner en marcha las autoridades responsables para paliar esta situación?

El problema del plástico es complejo y enorme. Actualmente, nuestra vida está rodeada de plásticos y buena parte de nuestro desarrollo y conquista del mundo se lo debemos a él. Para intentar minimizar la contaminación marina por plásticos debemos reciclar, reutilizar, pero, sobre todo, minimizar (o evitar) el uso de plástico en nuestras vidas. 

Las autoridades deben poner más interés en perseguir los delitos ambientales relacionados con la "pérdida" de plásticos al medio ambiente, sea marino como terrestre, pues los plásticos en el medio terrestre, tarde o temprano, acabarán en el mar. Por supuesto, las administraciones también deberían gravar el plástico con un impuesto, dado los problemas ambientales que ocasiona su acumulación.

¿Este tipo de estudios sirven para mejorar la vigilancia de nuestros océanos?

Si asumimos que las pardelas ingieren plásticos en función de sus disponibilidad y abundancia en el mar, estos estudios, a largo plazo, permiten evaluar la tendencia de los plásticos marinos en zonas muy remotas y de gran interés pesquero y conservacionista, como la corriente de Canarias, un mar bajo disputa entre Marruecos y Sáhara.

¿Qué otros objetivos se marca?

En nuestro nuevo proyecto de investigación PlasThreat, financiado por el Ministerio de Transición Ecológica, queremos evaluar otra de las amenazas del plástico: la transferencia de contaminantes químicos desde los plásticos ingeridos a los tejidos de las aves. Los plásticos pueden ocupar un espacio en el estómago de las aves saciándolas y llevándolas a una peor alimentación, y pueden también bloquear el tubo digestivo o producir heridas. 

Recientemente, y aunque hay gran controversia, hay evidencias que sugieren que los plásticos ingeridos podrían liberar contaminantes químicos al tubo digestivo de las aves. Para ello, estamos analizando muestras de grasa e hígado y comparando con las cargas de plásticos de los individuos.