Pasar al contenido principal
Isabel López Triana, cofundadora y directora general de CANVAS Estrategias Sostenibles

Sostenibilidad con propósito: una brújula empresarial para tiempos de incertidumbre

Vivimos una etapa caracterizada por la incertidumbre geopolítica, el avance acelerado de la inteligencia artificial, la polarización social y una creciente desconfianza hacia las instituciones. En este contexto, las empresas no pueden limitarse a operar con eficiencia: deben actuar con visión de futuro, compromiso social y una gobernanza sólida. Esta es una de las principales conclusiones del informe Approaching the Future 2025, que CANVAS Estrategias Sostenibles ha elaborado junto con Corporate Excellence – Centre for Reputation Leadership, y que recoge las nueve grandes tendencias que están transformando la agenda empresarial.

Isabel López Triana, cofundadora y directora general de CANVAS Estrategias Sostenibles.
Isabel López Triana, cofundadora y directora general de CANVAS Estrategias Sostenibles.

La sostenibilidad ha recorrido un largo camino. En sus inicios, era entendida como una práctica voluntaria, centrada en la Responsabilidad Social Corporativa (RCS). Hoy, según el informe, más del 50% de las organizaciones ya la integra como parte de su estrategia empresarial, y no como un mero “complemento”. Este salto cualitativo implica un cambio cultural: la sostenibilidad se convierte en una condición para la resiliencia y competitividad futura, ligada al propósito, a los ODS, a los criterios ESG y a la transformación de los modelos de negocio.

Y, precisamente, el propósito corporativo es otra de las grandes claves destacadas en el informe. No se presenta como un lema aspiracional, sino como un eje vertebrador que guía la toma de decisiones, fortalece la identidad de la organización y conecta con las expectativas de la sociedad. En esta 10ª edición del estudio, el propósito se consolida como una tendencia transversal que se vincula directamente con liderazgo, marca, comunicación y sostenibilidad.

Transparencia y reputación: un nuevo contrato social

En un mundo marcado por la desinformación y la desconfianza (el 61% de la población global siente un “agravio moderado o alto” hacia las instituciones, según el Edelman Trust Barometer 2025), la transparencia empresarial ya no es opcional. Es un imperativo ético y estratégico. Approaching the Future 2025 subraya que las organizaciones deben ser capaces de demostrar, con datos, el impacto real de sus decisiones. No basta con “hacer el bien”: hay que contarlo con coherencia, consistencia y evidencia.

La transparencia también se relaciona con la creciente exigencia de medir el impacto de los intangibles. La gestión de activos como la reputación, el propósito o la sostenibilidad debe apoyarse en indicadores claros y alineados con el negocio. Esta es una de las cuatro prioridades esenciales para el futuro, según el informe, junto con la atracción de talento, la creación de valor a largo plazo y el desarrollo de indicadores específicos para estos ámbitos.

La sostenibilidad como palanca de transformación

Aunque -en el ranking de temas más importantes- la sostenibilidad (ASG) ocupa el quinto lugar, por detrás de la reputación, la comunicación, el liderazgo responsable y el propósito, su rol como disciplina transformadora sigue consolidándose. La sostenibilidad es ya una palanca generadora de oportunidades, una vía para la innovación social y medioambiental, y una herramienta fundamental para construir modelos de negocio con impacto positivo.

El estudio advierte, sin embargo, de una cierta ralentización: el debate político y la polarización social están afectando su avance. En algunos contextos, se observa una tendencia a la desinversión o al “silencio estratégico”. Aun así, las empresas que perseveran en su compromiso, incluso en entornos hostiles, son las que logran consolidar ventajas competitivas sostenibles y construir confianza auténtica.

Doble materialidad, regulación y oportunidad

La entrada en vigor de la Directiva CSRD y los estándares ESRS ha consolidado el enfoque de doble materialidad, que obliga a las empresas a analizar tanto el impacto externo como los riesgos y oportunidades internos. Esto implica una revisión profunda de la gobernanza, la cultura organizativa y los sistemas de reporte. Pero también representa una gran oportunidad para aquellas organizaciones que sepan anticiparse y convertir la sostenibilidad en ventaja competitiva.

Aquí, la medición del “capital reputacional” se vuelve fundamental. Las organizaciones deben ser capaces de traducir estos activos intangibles al lenguaje financiero y demostrar cómo contribuyen al valor total de la empresa. La sostenibilidad (cuando se gestiona con datos, propósito y coherencia) ya no es solo una buena práctica: es una decisión empresarial inteligente.

Mirar al futuro con propósito

El informe concluye que las empresas que avanzan hacia modelos más sostenibles, transparentes y guiados por un propósito genuino son las que mejor están preparadas para afrontar el futuro. En un entorno cada vez más exigente y volátil, liderar con propósito es más que una estrategia: es una necesidad.

La sostenibilidad ya no pretende minimizar impactos, sino maximizar contribuciones positivas. Pasar del “compliance” al “compromiso”. Contar historias con sentido y, sobre todo, con datos. Porque, en última instancia, el futuro no se espera. El futuro se lidera.