¿La IA nos va a sustituir en el trabajo? ¿Se están protegiendo adecuadamente los datos y la información sensible? ¿Son justas y éticas determinadas decisiones automatizadas? ¿Se puede confiar en ella apara la toma de decisiones criticas? Estas son solo algunas de las muchísimas preguntas que surgen alrededor del uso de la Inteligencia Artificial.
Estas dudas cobran especial relevancia en el sector de la salud, donde determinadas cuestiones como la privacidad de los datos médicos, la exactitud y confiabilidad en los diagnósticos o la relación con el paciente son cuestiones especialmente delicadas.
Sector salud
La IA está revolucionando el sector de la salud en todos sus ámbitos.
En el campo del diagnóstico, está contribuyendo a una mayor precisión y rapidez a la hora de detectar e identificar enfermedades. En materia de prevención, por ejemplo, a través del análisis de patrones, permite identificar biomarcadores para una mejor predicción del riesgo de enfermedades futuras.
Por otro lado, en el campo de la atención al paciente, la IA también puede tener un gran impacto positivo si se pone el foco en personalizar tratamientos o facilitar el acceso a la atención en áreas más remotas o rurales. Y, en el campo de la investigación, por supuesto también tiene multitud de aplicaciones, al ser capaz de recabar, analizar e interpretar grandes volúmenes de datos clínicos. Por ejemplo, en materia de ensayos clínicos, la IA puede tener un papel fundamental en su diseño y optimización, identificando criterios de inclusión más precisos, ayudando a reclutar pacientes adecuados y analizando datos de ensayos para mejorar la eficiencia y la tasa de éxito.
Además, en centros hospitalarios cada vez se pueden encontrar más ejemplos del uso creciente de la Inteligencia Artificial, no solo en todo lo aquello que se refiere a la relación con el paciente sino también en lo relacionado con la mejora de la gestión de los centros.
IA Responsable
La Inteligencia Artificial brinda infinitas posibilidades y tiene un gran potencial para generar impacto positivo. Sin embargo, su irrupción -y concretamente la de la IA generativa-, acarrea retos que es necesario contemplar, anticipar, y que exigen medidas urgentes que tienen que ver, en especial, con la ética y un uso responsable de todas las partes.
Es por ello que es fundamental la definición de un modelo de IA responsable que garantice los principios de equidad, fiabilidad, privacidad y protección de datos, inclusión, transparencia y responsabilidad.
Poniendo el foco en el sector de la salud, ese uso responsable de la IA es todavía más relevante si cabe. La naturaleza especialmente sensible de los datos, la no deshumanización de la relación con el paciente o la capacitación de los profesionales para asegurar un uso eficiente y ético de las herramientas de IA, son asuntos que no pueden perderse de vista.
Mirando hacia el futuro, la IA en el sector de la salud promete ser un catalizador de cambio y, probablemente, a medida que la tecnología siga evolucionando también lo irán haciendo paulatinamente las estrategias para superar los obstáculos actuales. Con un compromiso firme con la ética y la fundamental colaboración interdisciplinar, el futuro de la IA en la salud se vislumbra lleno de posibilidades transformadoras.