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Juan Antonio Rodríguez, desarrollo de Negocio Flotas en MONTY BIKES

In-movilidad sostenible

Algo no estamos haciendo bien. En los últimos años, el término ‘movilidad sostenible’ ha captado la atención y ha estado en boca de políticos, grandes empresas, periodistas, urbanistas y activistas medioambientales, entre otros. Se presenta como la panacea para resolver los problemas de congestión urbana, contaminación y cambio climático. Sin embargo, la mayoría de las veces, nos olvidamos de que se compone de 2 palabras: Movilidad + Sostenible.

La 'movilidad' es la gran olvidada en la expresión 'movilidad sostenible'.
La 'movilidad' es la gran olvidada en la expresión 'movilidad sostenible'.

Sostenible

La argumentación de por qué debemos de apostar por la sostenibilidad en todo lo que hacemos, dónde lo hacemos y cómo lo hacemos está bastante clara:

  • Reducción de costos a largo plazo frente a las inversiones iniciales requeridas
  • Innovación continua frente a la menor eficiencia de los sistemas de transporte sostenibles.
  • Creación de nuevas oportunidades económicas frente al impacto negativo en las industrias tradicionales
  • Transición a fuentes de energía renovables frente al impacto de la fabricación inicial de baterías y otros componentes

Sin embargo, nos encontramos a la gran olvidada de esta ecuación: la MOVILIDAD.

Movilidad

Nos estamos centrando en transformar los medios e infraestructuras actuales para conseguir la etiqueta ‘0’ en vez de pensar en sostenible.

Un camión eléctrico será más sostenible que otro de combustión, pero no mejorará nada la movilidad en las ciudades ya que ocupa lo mismo que 20 triciclos de carga eléctricos.

100 coches eléctricos necesitarán los mismos carriles para moverse que 100 coches de combustión y seguirán produciendo los mismos atascos diarios.

Por lo tanto, tenemos que pensar en SOLUCIONES, empezando en aspectos más básicos:

  • Crear en las ZBE carriles específicos para triciclos eléctricos de carga, bicicletas, andadores eléctricos o similares.
  • Dotar de una mayor seguridad personal a los usuarios, minimizando así los accidentes.
  • Fomentar la creación de micro-hubs para facilitar a las empresas a desarrollar una red de distribución más eficiente reduciendo las conglomeraciones y atascos diarios en el centro de las ciudades.
  • Adaptar plazas de aparcamiento para coches por sistemas de parking para bicicletas o triciclos, optimizando el espacio 1 a 10.
  • Garantizar una escala de prioridades, como ya se hace en muchas ciudades europeas donde predomine la movilidad activa o el transporte público.
  • Ayudar económicamente a aquellos negocios ‘de barrio’ a que puedan hacer llegar sus servicios a sus clientes.

Y así muchas pequeñas acciones que harán cambiar el paisaje de las ciudades.

La movilidad sostenible, lejos de ser una carga económica o una utopía inalcanzable, representa una inversión en el futuro de nuestras ciudades, pero sin olvidar que se compone de dos palabras.