
Si bien la sostenibilidad domina el debate sobre el vehículo híbrido y eléctrico en congresos y foros especializados, existe un aspecto clave que suele quedar en segundo plano: la seguridad de los profesionales que fabrican, utilizan, mantienen y reparan estos vehículos.
Trabajar con sistemas de alto voltaje introduce riesgos que no pueden abordarse con los mismos protocolos de seguridad aplicados a los clásicos automóviles de combustión. Sin la formación y certificación competencial adecuada, la manipulación de estos componentes puede derivar en accidentes graves, afectando tanto a los profesionales, técnicos, servicios de emergencia y otros trabajadores que puedan entrar en contacto con ellos.
Frente a este escenario, la formación específica en el ámbito de la seguridad de vehículos eléctricos es imprescindible. Identificar riesgos antes de cualquier intervención, utilizar equipos de protección personal como guantes dieléctricos y gafas de seguridad, y seguir procedimientos rigurosos de desconexión son medidas esenciales para minimizar incidentes. Además, la supervisión y el cumplimiento normativo deben ser una prioridad para garantizar entornos de trabajo seguros y eficientes.
Comprender el funcionamiento de los sistemas eléctricos de un vehículo y aplicar buenas prácticas en su mantenimiento reduce riesgos y mejora la eficiencia operativa
Más allá del equipamiento de protección y los protocolos técnicos, la formación especializada juega un papel fundamental. Comprender el funcionamiento de los sistemas eléctricos de un vehículo y aplicar buenas prácticas en su mantenimiento reduce riesgos y mejora la eficiencia operativa.
La expansión del vehículo eléctrico está impulsando la demanda de profesionales altamente cualificados. La inversión en formación y prevención por parte de las organizaciones no solo protege a los trabajadores, sino que también contribuye a la profesionalización del sector y a una movilidad más segura y eficiente.