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Isabel López Triana, cofundadora y directora general de CANVAS Estrategias Sostenibles

La sostenibilidad en el centro de la estrategia

La sostenibilidad, entendida como la gestión del triple impacto ambiental, social y de gobernanza (ASG) en las organizaciones, supone procesos de transformación, asimilación, decisión y gestión. Esta visión se ha consolidado en los últimos años como un valor de negocio en respuesta a un contexto donde las exigencias internas y externas son cada vez mayores y, en el caso de Europa, se vive un fuerte impulso generado por la regulación.

Isabel López Triana, cofundadora y directora general de CANVAS Estrategias Sostenibles.
Isabel López Triana, cofundadora y directora general de CANVAS Estrategias Sostenibles.

El nuevo marco normativo europeo en sostenibilidad abre importantes retos y oportunidades a las empresas para avanzar hacia una gestión cada vez más estratégica y transversal de la sostenibilidad. Especialmente en España, la sostenibilidad es la primera tendencia en el ranking de importancia, según los resultados del estudio Approaching The Future 2024 (ATF2024) elaborado por Corporate Excellence - Centre for Reputation Leadership y CANVAS Estrategias Sostenibles. El estudio revela también que un 54% de las organizaciones, más de la mitad, está trabajando actualmente en este ámbito.

A medida que las empresas que avanzan en cuestiones de sostenibilidad crecen, son cada vez más conscientes de la necesidad de la integración transversal de la sostenibilidad en la estrategia de negocio. De esta forma, en 2024, el 46,3% de los profesionales que dedican recursos en este ámbito está trabajando en integrar la sostenibilidad en su modelo de negocio. Y este asunto es, a su vez, el mayor reto que identifica hasta el 41% de organizaciones.

En esta edición del ATF2024, además del alineamiento con la estrategia de negocio, destaca la integración de los intereses y expectativas de los grupos de interés, que hace referencia a las crecientes exigencias en sostenibilidad que afrontan las empresas desde múltiples frentes: la regulación, los inversores y la presión ciudadana y los propios equipos y clientes.

Para lograr esa transformación empresarial que exige la sostenibilidad se necesita un liderazgo responsable capaz de adaptarse a una nueva realidad. El contexto incierto hace que adquiera aún más valor un modelo de liderazgo que transforma, marca el rumbo y actúa como faro, acorde a las nuevas necesidades y tendencias económicas, ambientales y sociales. Más aún, cuando se confía en estos líderes para impulsar la transformación social: seis de cada 10 ciudadanos (62%) esperan que los/las CEO gestionen los cambios que se producen en la sociedad, y no solamente los de sus empresas (Edelman, 2024).

Liderazgo responsable y propósito

El liderazgo responsable, entendido como liderazgo consciente, guiado por el propósito corporativo y una cultura fuerte anclada en valores y principios con visión de largo plazo, distribuye valor de forma más equilibrada entre sus grupos de interés. Esto último es el ámbito de acción más importante para el 42,1% de las organizaciones y la segunda tendencia más relevante según Approaching the Future 2024.

Ese propósito corporativo que debe guiar el liderazgo en las organizaciones representa la razón de ser y el porqué: ¿qué genera sentido dentro de la empresa?, ¿cuál es su papel y qué aporta al entorno?, ¿cuál es su posición en el mundo?, ¿qué rol juega respecto a sus comunidades, sus clientes, las personas que forman parte de ella y del planeta?

Con el paso del tiempo hemos visto cómo el propósito ha ido creciendo en importancia. La definición y reconocimiento de su significado fue el primer paso que las empresas comenzaron a realizar. Una vez definido se ve que la activación y la integración en la estrategia de la organización es el principal reto.

En los últimos tiempos, diversas iniciativas promueven las empresas con propósito. Por ejemplo, en España se cuenta con la figura jurídica de las Sociedades de Beneficio e Interés Común (SBIC) y se trabaja en potenciar el desarrollo de un reglamento que las regule. Sin embargo, y como se refleja en los resultados de ATF2024, la definición no es suficiente y la clave está en la implementación real y en su activación interna como fuente de transformación cultural, que es esencial para que el propósito sea una herramienta de transformación, confianza y guía estratégica.

El mundo se enfrenta a numerosos desafíos que generan incertidumbre y, a su vez, desconfianza. Es, por ello, necesario el papel cohesionador de las organizaciones en la búsqueda común de intereses compartidos que favorezcan el desarrollo social. Es el momento de trabajar por un modelo económico más inclusivo y justo, capaz de generar valor común para todas las personas y su entorno.