El informe Lancet Countdown 2023, la octava edición del reporte que avalan 114 científicos y profesionales de la salud de 52 instituciones de investigación y agencias de la ONU de todo el mundo, ya proponía al sector salud como líder estratégico para hacer frente a las consecuencias del cambio climático. Los motivos para hacerlo eran básicamente cuatro: enfoque basado en la ciencia, integridad y capacidad de dar ejemplo, compromiso y el impacto que este sector va a tener al hacer frente a las implicaciones en la salud de la población.
Según este mismo documento, “en 2023 se registraron las temperaturas globales más altas en más de 100.000 años y, a lo largo de 2022, se batieron récords de calor en todos los continentes. La superficie terrestre mundial afectada por la sequía extrema aumentó un 47% entre los años 2013 y 2022 afectando a la seguridad hídrica, la calidad ambiental y la producción de alimentos. Cada segundo, se emiten 1337 toneladas de CO2, por lo que el retraso de las acciones agrava los riesgos para la salud y la supervivencia de las personas”. Por tanto, es crítico apoyar la transición a sistemas de salud sostenibles y eficientes en el uso de los recursos y cero emisiones netas.
La contaminación atmosférica sigue siendo la primera causa medioambiental de muertes prematuras en la Unión Europea (UE), con alrededor de 300.000 fallecimientos al año. La UE cifra entre 330.00 y 940.000 millones de euros anuales los costes para hacer frente a las consecuencias en la salud humana, incluyendo la pérdida de días de trabajo, costes de atención primaria, pérdida de eficiencia en los cultivos y daños en inmuebles.
Mirando hacia lo doméstico, en nuestro país más de 7.000 personas fallecieron por causas atribuibles al calor excesivo y extremo en el verano de 2023, según la herramienta MACE. Además, estas altas temperaturas, olas de calor y escasez de precipitaciones están obligando a rediseñar los sistemas de suministro de agua debido al estrés hídrico sin precedentes al que nos enfrentamos y que pone en riesgo el abastecimiento de la población, la agricultura y, por ende, la salud humana. En España, el 75% del territorio se encuentra en situación de peligro de sufrir desertificación.
Esto, junto con otras consecuencias, trae consigo la necesidad de involucrar a este sector, que hasta hace poco ha sido apartado, en las conversaciones de sostenibilidad. La semana pasada se celebró la mayor conferencia americana de salud por primera vez en Europa HLTH. Hubo solo un panel sobre sostenibilidad donde pude compartir opciones con el director médico de AWS y el VP de Sostenibilidad de Philips. Me impresionó la cantidad de gente que se alegraba y demandaba más contenido de este estilo.
Las empresas públicas y privadas, muchas veces, no saben cómo abordar los esfuerzos de sostenibilidad, y compartir experiencias, buenas prácticas y conocimientos es fundamental, sobre todos para las PYMES.
Redefinir un plan
Necesitamos la redefinición del plan. Unos objetivos que, aunque ambiciosos, sean alcanzables, involucren a toda la sociedad y, por tanto, sean accesibles. La accesibilidad es un término que empleamos en muchos campos pero que también debería ser aplicable en la implementación de la sostenibilidad como eje fundamental en la estrategia corporativa. El 90% del tejido empresarial español está compuesto por pymes, gran parte de ellas sin capacidad o capacidad reducida para poner en marcha grandes estrategias del cambio en materia de sostenibilidad. No solo se necesitan recursos sino también conocimientos, capacitación en aquellas entidades en las que recae el peso de seguir generando riqueza en el marco del desarrollo sostenible.
Por su propio modelo empresarial, el sector salud prioriza en toda su cadena de valor la “s” de social y sostenibilidad porque cuidar de las personas es inerte al propio sector. Sin embargo, en los últimos años también ha tenido que adaptarse para hacerlo de forma responsable con el medioambiente. No todo el sector salud se encuentra en el mismo punto de maduración de la sostenibilidad, pero siempre ha sido, como apunta Lancet, un sector capaz de dar ejemplo. Solo hay que ver cómo se reconvirtió para dar respuesta a la extensión de la pandemia provocada por la Covid-19.
Por tanto, para conseguir un cambio de paradigma, alcanzar metas suficientemente ambiciosas para contener estos graves cambios en el clima y, como consecuencia, en el bienestar humano, el sector no puede sentirse aislado, actuar como un ente al margen de todos los demás sectores y estamentos sociales. Necesita un plan a gran escala donde pueda dar ejemplo pero que sea motor de arrastre para el resto de la sociedad comprometida con las mismas metas.