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Càtia Alves, directora de Sostenibilidad de UCI

Día de la Educación Financiera, una oportunidad para fomentar la inclusión

Desde 2015, cada primer lunes de octubre se celebra el Día de la Educación Financiera, una efeméride destinada a concienciar sobre la relevancia de la educación financiera y a promover la mejora de la cultura financiera entre los ciudadanos. Este día es una ocasión clave para recordar que comprender aspectos esenciales como el ahorro, la planificación presupuestaria o el funcionamiento de productos financieros no sólo favorece la estabilidad económica personal, sino que también permite tomar decisiones informadas y evitar situaciones de vulnerabilidad, como el sobreendeudamiento.

Càtia Alves, directora de Sostenibilidad de UCI.
Càtia Alves, directora de Sostenibilidad de UCI.

No obstante, la realidad demuestra que muchas personas carecen de estas competencias básicas, lo que dificulta su capacidad para gestionar su economía de forma eficiente. Según el informe PISA, que evalúa cada tres años (cuatro en esta edición debido a la pandemia) las habilidades de los adolescentes de 15 años en matemáticas, lectura y ciencia, los estudiantes de nuestro país han empeorado en conocimientos financieros en comparación con otros países de la OCDE.

Con el objetivo de mejorar la educación financiera entre los jóvenes, la Asociación Española de Banca (AEB), en colaboración con la Fundación Junior Achievement, lanzó en 2015 el programa de educación financiera ‘Tus finanzas, tu futuro’. En este proyecto, voluntarios de diversas entidades financieras imparten sesiones a estudiantes de 13 a 15 años, orientándolos a tomar decisiones financieras prudentes y acertadas.

Sin embargo, la falta de habilidades financieras es aún más pronunciada en colectivos vulnerables, como las personas con discapacidad, quienes a menudo enfrentan barreras adicionales para acceder a estos conocimientos. Existe la creencia errónea de que estas personas no participan en decisiones financieras cotidianas, como realizar compras o gestionar pagos electrónicos. Es aquí donde instituciones, empresas y organismos debemos hacer un esfuerzo conjunto para proporcionar a las personas con discapacidad intelectual las herramientas necesarias para alcanzar una autonomía plena. La inclusión financiera, como la social, solo se logra cuando consideramos y apoyamos a todos los individuos, avanzando hacia una sociedad más equitativa y justa.

En UCI, estamos comprometidos con el impulso de la educación financiera para todos. Como parte de nuestro Plan de Sostenibilidad, hemos desarrollado junto con la Fundación Prodis un programa de Educación Financiera Inclusiva. Su propósito es enseñar a personas con discapacidad intelectual los conceptos básicos de la economía diaria, como el ahorro, la gestión del dinero, los presupuestos y el consumo responsable.

Este programa va más allá de la teoría financiera: busca dotar a los participantes de habilidades prácticas aplicables en su vida cotidiana. Entre estas, aprender a valorar los productos, gestionar su dinero de manera responsable, crear presupuestos y realizar compras en línea de manera segura. De este modo, promovemos que las personas con discapacidad logren mayor autonomía y, con ello, una mejora en su calidad de vida.

Los resultados ya son visibles. Según una encuesta realizada a los profesores de los participantes, el 75% de los estudiantes reportó un cambio significativo en su mentalidad, con un aumento en su confianza y capacidad para tomar decisiones informadas. Además, la mitad de ellos experimentó una mejora considerable en su calidad de vida. Estos datos demuestran que la educación financiera no se trata sólo de números, sino de empoderamiento personal y social.

El Día de la Educación Financiera nos recuerda no sólo la importancia de estar formados en este ámbito, sino también los retos que aún persisten para lograr una verdadera inclusión. La educación financiera inclusiva es fundamental para eliminar las barreras que impiden la plena participación de las personas con discapacidad intelectual en la vida económica y social.

Nuestra iniciativa es sólo el principio. Confiamos en que, mediante programas como este, sigamos avanzando hacia una inclusión real, en la que todas las personas, independientemente de sus capacidades, puedan acceder a los mismos recursos y oportunidades para disfrutar de una vida plena y autónoma.

La educación financiera no es un lujo ni un privilegio, es un derecho. Y cuando se garantiza de manera inclusiva, abre puertas hacia un futuro más justo e igualitario para todos.