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España se suma a una declaración internacional de protección del fondo marino

La minería submarina amenaza con borrar especies aún desconocidas

Bajo la superficie de los océanos, en las profundidades donde la luz no alcanza y la presión es extrema, se esconde un mundo casi desconocido, un ecosistema milenario, frágil y vital para el equilibrio del planeta. Sin embargo, este entorno está en peligro por una actividad emergente: la minería en el fondo marino.

Los expertos aseguran que no hay forma de extraer estos minerales sin causar un daño significativo.
Los expertos aseguran que no hay forma de extraer estos minerales sin causar un daño significativo.

La creciente demanda de minerales como cobalto, níquel y tierras raras —clave para la fabricación de baterías, turbinas eólicas y dispositivos electrónicos— ha llevado a empresas y gobiernos a mirar hacia el lecho marino como una nueva frontera de explotación. Pero la ciencia lanza una advertencia clara: los riesgos ambientales son enormes y, en muchos casos, irreversibles.

“Estamos a punto de abrir una caja de Pandora en uno de los ecosistemas más inexplorados y vulnerables del planeta”, alerta la bióloga marina Diva Amon, asesora científica de la ONU, quien añade que “la minería en aguas profundas podría destruir hábitats que tardaron millones de años en formarse”.

Estudios recientes estiman que menos del 1% del fondo oceánico ha sido explorado científicamente. Aun así, ya se han identificado miles de especies únicas en regiones como la zona Clarion-Clipperton, en el Pacífico, región de más de 4 millones de km²  que alberga más de 5.000 especies, de las cuales el 80% son nuevas para la ciencia. 

La creciente demanda de minerales como cobalto, níquel y tierras raras ha llevado a empresas y gobiernos a mirar hacia el lecho marino como una nueva frontera de explotación

Esta zona es rica en nódulos polimetálicos, pequeñas rocas que contienen minerales clave para la industria tecnológica y energética, pero cuya extracción podría destruir hábitats milenarios en cuestión de horas. La extracción de estos recursos implica el uso de maquinaria pesada que remueve el lecho marino, genera nubes de sedimentos tóxicos y altera ecosistemas enteros.

“El principal problema, por el momento, es la falta de aplicación de regulaciones medioambientales y la falta de datos para una evaluación adecuada del impacto”, han escrito en varias ocasiones Mulsow y Stefan Bräger, exdirectores científicos de la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos (ISA).

Daño irreversible

“No hay forma de extraer estos minerales sin causar un daño significativo”, afirma Craig Smith, oceanógrafo de la Universidad de Hawái. “Y lo más preocupante es que aún no comprendemos del todo las consecuencias”, añade.

Además del impacto en la biodiversidad, los científicos advierten sobre la posible alteración de procesos clave como el almacenamiento de carbono en los sedimentos marinos, lo que podría agravar la crisis climática. Por ello, organizaciones como la UICN y más de 800 científicos de todo el mundo han pedido una moratoria global a esta actividad hasta contar con una base científica sólida y una regulación internacional estricta.

Países como Francia, Alemania, Chile y recientemente España han firmado una declaración internacional para proteger los fondos marinos de la minería en alta mar

En respuesta a estas preocupaciones, países como Francia, Alemania, Chile y recientemente España han firmado una declaración internacional para proteger los fondos marinos de la minería en alta mar. Esta iniciativa busca frenar la concesión de licencias hasta que se garantice la protección de estos ecosistemas únicos.

La declaración, impulsada por Francia y respaldada por países de Europa, América y el Pacífico, subraya que los recursos minerales de los fondos marinos profundos, especialmente en zonas fuera de jurisdicción nacional, son patrimonio común de la humanidad, tal como establece la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar. Por tanto, cualquier actividad extractiva debe regirse por un marco legal internacional sólido y por una gestión colectiva y responsable.

España, además de firmar esta declaración, ha anunciado medidas complementarias como la incorporación de cinco nuevas áreas marinas a la Red Natura 2000 y la creación del Parque Nacional del Mar de las Calmas. Con ello, el país alcanzará un 25,7% de superficie marina protegida, avanzando hacia el objetivo del 30% fijado para 2030.

La minería en el fondo marino plantea una disyuntiva urgente: ¿estamos dispuestos a sacrificar los últimos rincones vírgenes del planeta por una promesa de desarrollo tecnológico? La respuesta, según la comunidad científica, debe ser clara: no podemos proteger lo que no conocemos, y no debemos destruir lo que no podemos recuperar.