
La investigación revela que aproximadamente 103 millones de niños y niñas en edad escolar que viven en 34 países identificados como afectados por conflictos o fragilidad por el Banco Mundial quedaron fuera del sistema educativo en 2024. Esta cifra contrasta significativamente con el promedio global, donde uno de cada seis niños y niñas no asiste a la escuela.
En países como Sudán, donde el conflicto comenzó en abril de 2023, 17,4 millones de niños y niñas han quedado fuera de la escuela. En el caso del Territorio Palestino Ocupado, los ataques aéreos desde octubre de 2023 han destruido o dañado el 96% de los edificios escolares, dejando sin acceso a la educación a los 625.000 niños y niñas en edad escolar. Y Nigeria se enfrenta a una de las cifras más altas de desescolarización en el mundo: más de 18 millones de niños y niñas no pueden asistir a clases.
La pobreza, la inseguridad y las normas socioculturales que afectan especialmente a las niñas, junto con ataques recurrentes a las escuelas y los desastres climáticos, como las inundaciones de septiembre, agravan la situación.
Por otra parte, la situación en Ucrania, que continúa en guerra, muestra que 576 centros educativos del país –entre escuelas, guarderías y universidades– sufrieron daños o fueron destruidos en 2024, frente a los 256 centros educativos de 2023. Con el doble de escuelas atacadas, Save the Children explicó que, en el caso de los miles de niños y niñas que estudian online, en aulas subterráneas o que han abandonado el colegio, se ha producido un retroceso educativo de casi tres años.
Crisis climática
Millones de niños y niñas permanecen fuera de la escuela debido a una combinación de factores como los conflictos armados, que destruyen infraestructuras educativas y desplazan comunidades; desastres climáticos, que desde 2020 han interrumpido la educación de 62 millones de menores de edad en 27 países; ataques a escuelas, cuyo número aumentó un 20% entre 2022 y 2023 debido a su uso militar; y la baja financiación en educación de décadas ha frenado los avances en la lucha contra la desescolarización.
Save the Children explicó que es crucial invertir en educación para abordar las causas profundas de los conflictos y construir sociedades estables y pacíficas. En este sentido, el estudio de la ONG ‘No a la guerra contra la infancia’ explica que “la mejora del nivel educativo de los niños y niñas está relacionada con un menor número de conflictos y un mayor nivel de paz”.
Además, añade que una educación basada en derechos también “puede aumentar las habilidades para la resolución de conflictos, acabar con las desigualdades de género y proporcionar a niños y niñas los conocimientos y habilidades que necesitan para ayudar a prevenir los conflictos en la infancia y, posteriormente, en la edad adulta”.
Andrés Conde, director ejecutivo de Save the Children, subrayó la urgencia de actuar. “Alrededor de 103 millones de niños y niñas en los países más violentos y frágiles del mundo están fuera de la escuela. Demasiados niños y niñas están siendo privados de su derecho a la educación, sus escuelas son destruidas por conflictos o desastres climáticos o porque la pobreza les impide acceder a lo esencial”, aseguró.