
Según un informe elaborado conjuntamente por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), la tecnología y los productos de asistencia facilitan la vida de las personas mayores o con discapacidad. Sin embargo, de los 2.500 millones de individuos que precisan uno o más de estos productos en el mundo, mil millones no los tienen, sobre todo, en los países de renta baja y media, donde el acceso puede ser de apenas un 3%.
En este sentido, el estudio revela la necesidad global de acceso a la tecnología y a los productos de asistencia, los cuales van desde sillas de ruedas y audífonos hasta aplicaciones que faciliten la comunicación o el aprendizaje, ya que, según estima el documento, con el envejecimiento de la población y el avance de las enfermedades crónicas a nivel mundial, el número de personas que requerirá uno o más productos de asistencia aumentará a 3.500 millones para 2050.
Un cambio de vida
Según Tedros Adhanom Ghebreyesus, director de la OMS, “negar a las personas el acceso a estas herramientas no solo es una violación de los derechos humanos, es también una falta de visión económica”.
En este sentido, Adhanom aseguró que la tecnología de asistencia cambia la vida de las personas que las necesitan puesto que facilita la educación de niños con discapacidades y permite el empleo y la interacción social de las personas, así como la vida independiente y digna de las personas mayores.
Los productos de apoyo son un medio para participar en la vida comunitaria y en la sociedad en condiciones de igualdad; sin ellos, las personas con discapacidad sufren exclusión, corren riesgo de aislamiento, viven en la pobreza y pueden caer en situación de hambre y verse obligadas a depender más del apoyo familiar, comunitario y gubernamental.
Los organismos de la ONU sostienen que el impacto positivo de los productos de asistencia va más allá de mejorar la salud, el bienestar, la participación y la inclusión de los usuarios individuales, puesto que las familias y las sociedades también se benefician.
Argumentan que ampliar el acceso a productos de asistencia asequibles, seguros y de calidad reduce los costos de salud y bienestar, como las hospitalizaciones recurrentes o las prestaciones financieras estatales, en tanto que promueve una fuerza laboral más productiva al estimular indirectamente el crecimiento económico.
Brechas profundas
Sin embargo, en un análisis de 35 países elaborado por las dos agencias de la ONU, se denota una gran brecha en el acceso a los productos de asistencia y recalcaron que ese déficit es notable entre las naciones de bajos y altos ingresos. Según este estudio, el acceso a la tecnología de asistencia varía del 3% en las economías más pobres al 90% en las ricas.
El alto precio de esos productos es, generalmente, el principal obstáculo para disfrutarlos. Los datos indican que dos terceras partes de las personas que los usan han pagado por ellos o han recibido ayuda financiera de sus familiares y amigos para adquirirlos.
En esta línea, las agencias de la ONU también señalan que un sondeo en 70 países encontró grandes carencias en la prestación de servicios y en el personal capacitado en tecnología de asistencia, particularmente en las esferas cognitivas, de comunicación y de autocuidado.
La importancia de la asistencia para los niños
Con respecto al acceso a la tecnología de asistencia para los niños con discapacidad, unos 240 millones según el Fondo para la Infancia, el informe señala que suele ser el primer paso para el desarrollo infantil, ya que hace mejor y más fácil la educación, la participación en los deportes y la vida cívica y la preparación para el empleo.
La directora ejecutiva de UNICEF, Catherine Russell, afirmó que negar a los niños el derecho a los productos que les hacen falta para prosperar no solo les perjudica individualmente, sino que priva a las familias y a las comunidades de todo lo que podrían contribuir si se satisficieran sus necesidades.
“Sin acceso a la tecnología de asistencia, los niños con discapacidades seguirán perdiendo su educación, seguirán estando en mayor riesgo de trabajo infantil y seguirán estando sujetos al estigma y la discriminación, lo que socavará su confianza y bienestar”, advierte Russell.
Recomendaciones
Para revertir estas agravantes e integrar a las personas con discapacidades al avance de las sociedades, el informe recomienda poner en práctica algunas medidas concretas.
Por ejemplo, alude a mejorar el acceso dentro de los sistemas de educación, salud y atención social; garantizar la disponibilidad, seguridad, eficacia y asequibilidad de los productos de apoyo; ampliar, diversificar y mejorar la capacidad del personal que lidie con esas tecnologías; involucrar activamente a los usuarios de tecnología de asistencia y sus familias; aumentar la conciencia pública y combatir el estigma; incluir tecnología de asistencia en las respuestas humanitarias; o brindar asistencia técnica y económica a través de una cooperación internacional que apoye los esfuerzos nacionales.