ING presentó el I Estudio de Bienestar Digital con el objetivo de abordar la contaminación digital y su impacto en la salud y el medioambiente para concienciar sobre el consumo excesivo de herramientas digitales y promover soluciones para un uso más responsable de la tecnología.
Según los datos del informe, sólo un 10% de los españoles considera que tiene bienestar digital y, además, más del 54% señala que sería importante contar con un protocolo de desconexión laboral. Además, el 63% cree fundamental apagar el móvil en momentos clave, pero sólo el 39% lo hace habitualmente. Por otro lado, el informe también revela que únicamente el 5,6% de los encuestados tiene un conocimiento profundo sobre la contaminación que genera internet.
La publicación se enmarca en el proyecto ‘Bienestar Digital: La vida digital que SÍ. Menos contaminante, menos estresante’, impulsado por ING y con el que la entidad pone al alcance de la sociedad diferentes herramientas para promover un consumo digital responsable y equilibrado.
Según Nacho Rodríguez, director de Sostenibilidad, Comunicación y Relaciones Institucionales de ING, “creemos que, para construir un futuro sostenible, no se trata de ser o no, sino de hacer. Por ello, hemos ido un paso más allá en nuestro compromiso con la sostenibilidad con el lanzamiento de Bienestar Digital con el que buscamos tener un impacto positivo en la sociedad y en el planeta, fomentar con el ejemplo e impulsar una transición hacia un uso de la tecnología que sea responsable y equilibrado”.
Por su parte, Luis González Soto, director de Marketing de ING, remarcó que “nuestro compromiso es a largo plazo y lo tenemos claro, queremos ser agentes del cambio y liderar con nuestro ejemplo. Con Bienestar Digital queremos ser catalizadores de un movimiento para aumentar la conciencia pública sobre el impacto de nuestro comportamiento digital y contribuir con pequeños cambios a un futuro más equilibrado y sostenible”.
Como parte de este proyecto, ING ha puesto en marcha iniciativas para contribuir a la mejora del bienestar digital de aquellas personas que quieran sumarse al cambio. Y, para ello, ha elaborado un decálogo de desconexión digital y un autodiagnóstico en su web que invita a reflexionar sobre la relación con la tecnología y proporciona consejos prácticos para realizar pequeños cambios en los hábitos diarios. Y todo ello viene acompañado del lanzamiento de la pieza audiovisual protagonizada por Jesús Calleja ‘Yo tampoco lo sabía’ y el podcast de ficción ‘Delete’, dirigido por Álvaro de Cózar, y que incluye episodios con la participación de expertos que ofrecen reflexiones y consejos sobre diversas temáticas relacionadas.
Contaminación digital
Durante el encuentro de presentación del estudio, además, se celebró una mesa de diálogo moderada por Sandra Pina, directora general de Quiero, en la que se reflexionó sobre las consecuencias de la contaminación digital y los efectos que el consumo excesivo del mundo digital tiene en la salud y en el planeta.
Sandra Pina apuntó que “lo ambiental y lo social suelen ir de la mano, son dos caras de la misma moneda, como nuestra vida digital, que está intrínsicamente unida a nuestra vida offline. Atender a nuestro bienestar digital es un viaje que repercutirá en nuestro bienestar general; y el del planeta, una invitación que no podemos dejar escapar”.
El debate contó con la participación de Esther Paniagua, periodista, escritora y experta en tecnología e innovación; Manuel Armayones, doctor en psicología e investigador sobre internet y salud; Pablo Gámez Cersosimo, periodista de investigación y consultor en sostenibilidad digital; y Lucía Halty, doctora en psicología especializada en salud mental digital.
Esther Paniagua se refirió en su intervención a la “doble contaminación” digital. Y, en este sentido, señaló que “hablamos de soluciones como la sostenibilidad digital. Es decir, el desarrollo, uso y gestión responsable y sostenible de las tecnologías de la comunicación para minimizar la huella de carbono y maximizar los beneficios sociales y económicos. No se trata de renunciar a las herramientas digitales, sino de extraer lo mejor de ellas y de reducir su impacto negativo para mejorar nuestro bienestar individual, social y planetario”.
Según Manuel Armayones, “estamos constantemente sometidos a estímulos, notificaciones y demandas virtuales que alteran nuestra capacidad para concentrarnos y mantener un equilibrio emocional. Para contrarrestar esto, es fundamental cambiar nuestros hábitos y utilizar las tecnologías de forma más consciente. Debemos fomentar un entorno que apoye la desconexión saludable. Y esto incluye reformas a nivel regulatorio y cultural”.
Por otro lado, Pablo Gámez Cersosimo aseguró que “el impacto ambiental del ecosistema digital es profundo y las investigaciones de Naciones Unidas revelan que la falta de conocimiento sobre este problema puede ser atribuida a la complejidad y la invisibilidad de la infraestructura tecnológica. Es crucial que identifiquemos los hábitos más contaminantes, como el uso excesivo de datos o consumo elevado de energía para poder abordarlos y promover prácticas más sostenibles".
Y, por último, Lucía Halty señaló que “para tener una relación saludable con la tecnología es importante entender qué función cumple, es decir, por qué y cuándo recurrimos a ella. En ocasiones depositamos en la tecnología nuestra regulación emocional y eso nos hace dependientes de ella para estar bien. Hay que generar mayor autoconciencia en esta dirección para que las personas tengan la capacidad de decidir”.