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La OCDE recoge en un informe recomendaciones para unas urbes más inclusivas, ecológicas y resistentes a la Covid-19

¿Se imagina vivir en una ciudad donde todo lo que se necesita está a 15 minutos de casa?

Ir al trabajo, al médico, de compras o a divertirse con un desplazamiento de 15 minutos como máximo es complicado para la mayoría de quienes residen en una gran ciudad. Un informe de la OCDE recoge recomendaciones para diseñar urbes donde eso sea posible, haciéndolas al mismo tiempo más ecológicas, inclusivas y resistentes a la Covid-19.

La OCDE recomienda medidas para mejorar la sostenibilidad de las ciudades.
La OCDE recomienda medidas para mejorar la sostenibilidad de las ciudades.

Las ciudades del mundo deben adoptar estrategias de recuperación a largo plazo que las transformen en urbes inteligentes, verdes e inclusivas para hacer frente a la crisis desencadenada por la Covid-19. Esta es una de las conclusiones del informe ‘Cities Policy Responses’ que acaba de publicar la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

“Hasta cierto punto, la “vida después de la Covid-19” será la “vida con la Covid-19”. Aziza Akhmouch, responsable de la División de Ciudades de la OCDE

Este documento sugiere una batería de recomendaciones orientadas a la acción para ayudar a las urbes a lograr esos objetivos y las medidas que se están planteando algunas de ellas con respecto a su oferta de servicios, la planificación de su espacio y la reanudación de su crecimiento económico tras la pandemia, así como las ya adoptadas a nivel local para contener la propagación del virus, proteger a sus ciudadanos y reforzar sus economías. En esa transformación, conceptos como economía circular, Objetivos de Desarrollo Sostenible, urbanismo táctico o ‘ciudad de los 15 minutos’, donde servicios básicos como trabajo, sanidad, tiendas, cultura u ocio se localizan a menos de 15 minutos de los hogares de los ciudadanos son clave, añade el informe.
 
“Hasta cierto punto, la “vida después de la Covid-19” será la “vida con la Covid-19”, de ahí la necesidad de reconstruir las ciudades a largo plazo, basándose en un nuevo enfoque de los espacios urbanos que tenga más en cuenta las diferentes necesidades y los cambios en la movilidad y accesibilidad a los servicios. “Esta crisis puede brindar una oportunidad única para que los habitantes de las ciudades y los planificadores urbanos reconsideren drásticamente, desde cero, su paradigma de consumo, producción y viajes”, explica Aziza Akhmouch, responsable de la División de Ciudades, Políticas Urbanas y Desarrollo Sostenible de la OCDE y miembro del Consejo de Estrategia de Fundación Aquae.

Digitalización y recuperación verde

Entre las medidas recomendadas en el informe de la OCDE para lograr esos objetivos también se incluye la digitalización, que ha sido una herramienta clave para responder a la emergencia de la pandemia, y seguirá siendo un elemento indispensable en esta “nueva normalidad” que muchas ciudades ya están asentando y expandiendo para facilitar la vida de sus ciudadanos. “El espacio virtual se está convirtiendo en parte integral de las esferas públicas locales, a medida que se digitalizan los servicios municipales, la información y los medios de participación y los recursos culturales. Por eso, internet se ha convertido en un servicio esencial cuyo acceso debería de ser universal”, destaca Akhmouch.

El uso de la videoconferencia, una de las claves para una recuperación urbana inteligente y ecológica, según la investigación.

A esta recuperación “inteligente” se suma la recuperación “verde”: la pandemia representa una clara oportunidad para que las urbes hagan más ecológica su economía, subraya el informe. Como ejemplo de ello cita el ‘efecto Greta’ (por la activista medioambiental sueca Greta Thunberg) y el ‘efecto Zoom’ -proveedor de videoconferencias que antes de la pandemia tenía unos 10 millones de usuarios diarios, en su mayoría empresas, y que ahora registra más de 300 millones de usuarios convencionales- que han acelerado la conciencia ambiental de los ciudadanos, que ven como algo muy positivo la transición hacia una economía circular.

“Respecto a la recuperación inclusiva, muchas ciudades ya están adoptando medidas para apoyar a las empresas locales e impulsar el empleo, la construcción y la renovación de viviendas asequibles. Además de medidas a corto plazo, como el asesoramiento o el suministro de alimentos o refugio, las administraciones locales han desarrollado estrategias a largo plazo y planes de inversión destinados a ayudar a los colectivos más vulnerables”, añade Akhmouch.

Una movilidad urbana más limpia

Asimismo, tras la Covid-19 han surgido diferentes iniciativas medioambientales a nivel local, con especial énfasis en la movilidad urbana sostenible y la eficiencia energética. Según un análisis realizado en abril por Fundación Aquae, el confinamiento en España generó entre el 16 de marzo y el 12 de abril un descenso medio del 55% en los niveles de dióxido de nitrógeno (NO2) en las 15 ciudades españolas más pobladas, un ranking encabezado por Palma de Mallorca, Alicante, Las Palmas, Valencia, Vigo y Barcelona. La caída del NO2 por esta causa también benefició a las principales capitales de Europa en este mismo periodo, según la investigación de Fundación Aquae, entre ellas Madrid, que experimentó una reducción del 52%, seguida de Roma, Lisboa, París, Bruselas, Estocolmo, Londres y Berlín.

Algunas grandes poblaciones proyectan dar ayudas al transporte con bajas emisiones.

Según el informe de la OCDE en las ciudades que estuvieron confinadas se registró un descenso de entre el 50% y el 75%, y de hasta el 95% en algunos casos, en la congestión del tráfico en las horas punta, debido a la reducción del transporte por carretera, una experiencia que ha motivado a muchas administraciones locales a buscar una movilidad urbana más limpia. Para lograrlo, numerosas ciudades proyectan infraestructuras de movilidad activa como carriles bici, zonas peatonales o patinetes eléctricos, mejoras en la seguridad y accesibilidad del transporte público, pago de tarifas sin contacto o ayudas para el transporte de bajas emisiones, como los vehículos eléctricos.Otras urbes también están repensando la organización de su espacio público, incluyendo el cierre permanente de carreteras o la reserva de espacios públicos para vehículos compartidos o eléctricos.