Las ciudades del mundo deben adoptar estrategias de recuperación a largo plazo que las transformen en urbes inteligentes, verdes e inclusivas para hacer frente a la crisis desencadenada por la Covid-19. Esta es una de las conclusiones del informe ‘Cities Policy Responses’ que acaba de publicar la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
“Hasta cierto punto, la “vida después de la Covid-19” será la “vida con la Covid-19”. Aziza Akhmouch, responsable de la División de Ciudades de la OCDE
Digitalización y recuperación verde
Entre las medidas recomendadas en el informe de la OCDE para lograr esos objetivos también se incluye la digitalización, que ha sido una herramienta clave para responder a la emergencia de la pandemia, y seguirá siendo un elemento indispensable en esta “nueva normalidad” que muchas ciudades ya están asentando y expandiendo para facilitar la vida de sus ciudadanos. “El espacio virtual se está convirtiendo en parte integral de las esferas públicas locales, a medida que se digitalizan los servicios municipales, la información y los medios de participación y los recursos culturales. Por eso, internet se ha convertido en un servicio esencial cuyo acceso debería de ser universal”, destaca Akhmouch.
A esta recuperación “inteligente” se suma la recuperación “verde”: la pandemia representa una clara oportunidad para que las urbes hagan más ecológica su economía, subraya el informe. Como ejemplo de ello cita el ‘efecto Greta’ (por la activista medioambiental sueca Greta Thunberg) y el ‘efecto Zoom’ -proveedor de videoconferencias que antes de la pandemia tenía unos 10 millones de usuarios diarios, en su mayoría empresas, y que ahora registra más de 300 millones de usuarios convencionales- que han acelerado la conciencia ambiental de los ciudadanos, que ven como algo muy positivo la transición hacia una economía circular.
“Respecto a la recuperación inclusiva, muchas ciudades ya están adoptando medidas para apoyar a las empresas locales e impulsar el empleo, la construcción y la renovación de viviendas asequibles. Además de medidas a corto plazo, como el asesoramiento o el suministro de alimentos o refugio, las administraciones locales han desarrollado estrategias a largo plazo y planes de inversión destinados a ayudar a los colectivos más vulnerables”, añade Akhmouch.
Una movilidad urbana más limpia
Asimismo, tras la Covid-19 han surgido diferentes iniciativas medioambientales a nivel local, con especial énfasis en la movilidad urbana sostenible y la eficiencia energética. Según un análisis realizado en abril por Fundación Aquae, el confinamiento en España generó entre el 16 de marzo y el 12 de abril un descenso medio del 55% en los niveles de dióxido de nitrógeno (NO2) en las 15 ciudades españolas más pobladas, un ranking encabezado por Palma de Mallorca, Alicante, Las Palmas, Valencia, Vigo y Barcelona. La caída del NO2 por esta causa también benefició a las principales capitales de Europa en este mismo periodo, según la investigación de Fundación Aquae, entre ellas Madrid, que experimentó una reducción del 52%, seguida de Roma, Lisboa, París, Bruselas, Estocolmo, Londres y Berlín.
Según el informe de la OCDE en las ciudades que estuvieron confinadas se registró un descenso de entre el 50% y el 75%, y de hasta el 95% en algunos casos, en la congestión del tráfico en las horas punta, debido a la reducción del transporte por carretera, una experiencia que ha motivado a muchas administraciones locales a buscar una movilidad urbana más limpia. Para lograrlo, numerosas ciudades proyectan infraestructuras de movilidad activa como carriles bici, zonas peatonales o patinetes eléctricos, mejoras en la seguridad y accesibilidad del transporte público, pago de tarifas sin contacto o ayudas para el transporte de bajas emisiones, como los vehículos eléctricos.Otras urbes también están repensando la organización de su espacio público, incluyendo el cierre permanente de carreteras o la reserva de espacios públicos para vehículos compartidos o eléctricos.