
Hace más de 35 años que se declaró el 28 de mayo como el Día Internacional de Acción para la Salud de las Mujeres para poner el foco en la salud reproductiva de la mujer y en las complicaciones para la salud que pueden surgir durante el embarazo, parto y postparto.
Con motivo de esta efeméride, la Sociedad Española de Neurología (SEN) ha aprovechado para recordar, tal y como ya expuso en su manual ‘Neurología y Mujer’, la necesidad de identificar precozmente los posibles riesgos y de llevar a cabo medidas que protejan la salud de la mujer.
“Durante el embarazo, se producen una serie de cambios fisiológicos que, combinados con procesos patológicos propios de este periodo, hacen que la mujer tenga una mayor predisposición a padecer ciertas enfermedades neurológicas. Y, quizás, la enfermedad que puede tener las consecuencias más devastadoras es el ictus”, explicó la doctora Susana Arias, vocal de la Sociedad Española de Neurología (SEN).
En la misma línea, añadió que “las mujeres embarazadas y las que se encuentran en el puerperio tienen un mayor riesgo de sufrir un ictus isquémico, hemorrágico o una trombosis venosa cerebral ya que la incidencia de ictus durante el embarazo y el postparto es aproximadamente el triple de la incidencia en mujeres no gestantes de la misma edad”.
Ictus
Las trombosis venosas cerebrales que se producen durante el embarazo y puerperio representan el 15-20% del total de los casos anuales, pero, además, el uso de anticonceptivos hormonales es el principal factor de riesgo en las mujeres jóvenes. Por otra parte, en el caso de las mujeres embarazadas, los ictus hemorrágicos suponen el 50% de los casos de ictus, a diferencia de la población general donde suponen solo el 15% de los casos.
Asimismo, por cada 100.000 embarazos, se producen 35 casos de ictus isquémicos y existen datos para pensar que esta incidencia va en aumento debido al retraso en la edad de la maternidad y al aumento de incidencia de la obesidad en las mujeres gestantes. Los períodos de mayor riesgo son el tercer trimestre y el postparto, hasta las 12 semanas.
“Los factores de riesgo más importantes en los ictus gestacionales son el tabaquismo, los antecedentes de migraña, cardiomiopatía, estados de hipercoagulabilidad primaria, la edad (sobre todo a partir de los 35 años) y las complicaciones del embarazo como hipertensión gestacional y preeclampsia, hemorragia postparto, transfusión e infecciones durante el parto; y también se han relacionado con un aumento de incidencia de ictus la reproducción asistida y el parto por cesárea”, destacó la doctora Arias.
Además, también señaló que “la hipertensión gestacional, que afecta a una de cada 10 embarazadas, predispone a padecer cualquier tipo de enfermedad vascular de forma precoz y algunos estudios hablan incluso de que este riesgo se mantiene hasta 17 años después del parto”.
Esclerosis múltiple
La esclerosis múltiple es una enfermedad mayoritariamente femenina, ya que se diagnostica en tres mujeres por cada hombre y, sobre todo, en edad fértil. Y aunque esta enfermedad neurológica no provoca efectos negativos sobre el embarazo, no aumenta el riesgo de malformaciones congénitas, ni de abortos y tampoco hay mayor riesgo en el momento del parto, también requiere de una planificación previa, ya que es aconsejable que el embarazo se lleve a cabo tras una etapa de estabilidad de la enfermedad y porque, además, en muchas ocasiones, se retirarán los tratamientos habituales.
“Aunque es conocido el efecto protector del embarazo en la ocurrencia de brotes de esclerosis múltiple, debido a los cambios hormonales producidos, es también habitual que estos brotes aumenten en los primeros meses tras el parto, sobre todo cuando se han dado brotes en el año previo al embarazo o durante el mismo. Calculamos que se producen recaídas en aproximadamente un 30-40% de las pacientes durante los primeros tres meses tras el parto. Por ello, es importante planificar adecuadamente con las pacientes cuándo puede ser un buen momento para que sean madres”, comentó la doctora Cristina Íñiguez.
“También hay que tener en cuenta que, en general, se desaconseja el uso de fármacos modificadores de la enfermedad durante el embarazo y lactancia, lo que conlleva el riesgo de reactivación de la enfermedad. En todo caso, existen ya ciertos fármacos que sí pueden utilizarse durante el embarazo a criterio clínico. Por otra parte, en las pacientes con esclerosis múltiple se debe personalizar también el uso de anticonceptivos”, añadió.
Miastenia gravis y migraña
La miastenia gravis es también una enfermedad que afecta en gran medida a mujeres jóvenes, sobre todo entre los 20 y los 40 años. En ellas, se han descrito tanto mejoría como empeoramiento antes y durante la menstruación, en el embarazo y el puerperio. Además, la miastenia gravis debe tratarse eficazmente también durante el embarazo, pero con precaución para no producir daño en el feto, por lo que el embarazo debe ser planificado, con la enfermedad en situación estable.
Por su parte, la migraña es una de las patologías más prevalentes, sobre todo en mujeres en edad fértil, y por ello es un motivo de consulta muy frecuente durante el embarazo y el puerperio. No en vano es dos veces más común en mujeres que en hombres y en su evolución influyen no sólo la menstruación, sino también la menarquia, el embarazo, la menopausia y el uso de fármacos anticonceptivos o de terapia hormonal de sustitución.
Y si bien, en general, la mayoría de mujeres experimenta durante la gestación una gran mejoría de la frecuencia e intensidad de sus ataques, tras dar a luz, hasta un tercio vuelve a empeorar durante la primera semana de puerperio y más del 50% en el primer mes.
“En los casos de las gestantes cuya migraña no mejore durante el embarazo, es importante tener en cuenta que no existen ensayos clínicos o estudios reglados sobre el uso de fármacos para la migraña durante el embarazo, ya que constituyen un grupo de población que queda siempre excluido. Por lo que la decisión de mantener o no la medicación se debe evaluar siempre de forma cuidadosa e individual”, explicó la doctora Susana Arias.
Y la doctora Cristina Íñiguez, por su parte, advirtió que “existen multitud de enfermedades neurológicas que pueden debutar o empeorar significativamente durante el embarazo, parto y postparto y que pueden suponer complicaciones para la salud de la mujer y también para la del feto”.