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Según el último informe conjunto de UNICEF y la OMS

La higiene menstrual sigue siendo inaccesible para millones de mujeres y niñas vulnerables en todo el mundo

El miedo al estigma, la pobreza y la falta de acceso a servicios básicos como el agua o los inodoros están provocando que millones de mujeres y niñas sigan sin tener acceso a necesidades tan básicas como la salud y la higiene menstrual, aumentando así el riesgo a padecer infecciones. El informe conjunto elaborado por UNICEF y la OMS ha tenido en cuenta cuatro indicadores: la conciencia de la menstruación antes de la menarquía; el uso de productos menstruales; el acceso a un lugar privado para lavarse y cambiarse en casa; y la participación en actividades durante la menstruación.

Esta situación aumenta los riesgos de padecer infecciones.
Esta situación aumenta los riesgos de padecer infecciones.

Según el último informe conjunto de UNICEF y la OMS, la salud y la higiene menstrual siguen siendo inaccesibles para millones de mujeres y niñas vulnerables en todo el mundo. El miedo al estigma, la pobreza y la falta de acceso a servicios básicos como el agua o los inodoros están provocando que estas necesidades básicas no se satisfagan y que aumenten los riesgos de padecer infecciones.

Tal y como señala Kelly Ann Naylor, directora de las áreas de Agua, Saneamiento, Higiene (WASH) y de Clima, Medio Ambiente, Energía y Reducción del Riesgo de Desastres (CEED) de UNICEF, “la gestión de la higiene y la salud menstrual, cuando está disponible para todos, puede ayudar a desmantelar las barreras y ayudar a las adolescentes a convertirse en mujeres sanas, educadas y empoderadas. Sin embargo, hasta hace poco, se ha prestado poca atención a la definición, el seguimiento y la inversión en salud menstrual”.

En 2020, 42 países tenían datos representativos a nivel nacional sobre al menos uno de los cuatro indicadores que ha tenido en cuenta este informe: conciencia de la menstruación antes de la menarquía (primera menstruación); uso de productos menstruales para capturar y contener la sangre menstrual; acceso a un lugar privado para lavarse y cambiarse en casa, y participación en actividades durante la menstruación, como las escolares, laborales y sociales. Casi la mitad de los países con estos datos se encuentran en el África subsahariana, mientras que ningún país con ingresos altos tenía datos nacionales sobre ninguno de los indicadores.

Limitación en las actividades diarias

Según el último análisis, las limitaciones en la asistencia a la escuela, al trabajo y a las actividades sociales durante la menstruación varían según las características geográficas, socioeconómicas e individuales. Entre las razones que subyacen están el miedo al estigma y la falta de acceso a productos de higiene menstrual, ambos factores comunes. Muchas niñas también desconocen lo que es el periodo antes de su primer ciclo, lo que puede afectar a su percepción y comprensión de la menstruación en sí.

De media, la falta de participación en la escuela debido al periodo es mayor entre las niñas y mujeres más jóvenes: el 15% de las niñas en Burkina Faso, el 20% en Costa de Marfil y el 23% en Nigeria. Asimismo, más de la mitad de las mujeres en Bangladesh y más de dos tercios en Nepal aseguran que no se involucraban en las actividades cotidianas mientras menstruaban. En Chad y la República Centroafricana, el porcentaje es de una de cada tres.

En Bangladesh y Egipto solo el 32% y el 66% de las niñas, respectivamente, sabían que tendrían la menstruación antes de su primer período. En Egipto, el 74% de las niñas que no lo sabían se sintieron conmocionadas, asustadas o lloraron durante la primera regla. De manera similar, en Bangladesh, el 69% sintió miedo.

Uso de productos para la menstruación y privacidad

El uso de productos para la menstruación y la disponibilidad de un lugar privado para lavarse y cambiarse es alto en la mayoría de los países que contempla el informe. Sin embargo, las mujeres y niñas más vulnerables continúan afrontando grandes desafíos. La utilización de estos productos oscila entre el 81% y un uso universal en la mayoría de los países. Aún así, el 6% de las mujeres en Níger usa papel; el 12% usa solo ropa interior en Burkina Faso; y el 11% no usa nada en Etiopía.

La disponibilidad de un lugar privado para lavarse y cambiarse oscila entre el 80 y el 99% en la mayoría de los países con datos. Aun así, en Níger, Túnez y Burkina Faso, solo el 52%, el 56% y el 74% dispone de esos espacios. Además, las instalaciones privadas están menos disponibles en las áreas rurales en comparación con los entornos urbanos. En 12 países con datos, al menos una de cada 10 mujeres y niñas en áreas rurales carecía de un lugar privado para lavarse y cambiarse durante su último período.

Los grupos étnicos

Los grupos étnicos y quienes viven en situaciones de emergencia se enfrentan a desafíos aún mayores, con menos acceso a productos menstruales e instalaciones básicas y más limitaciones que el resto de la población.

En la República Democrática Popular de Laos, hay una brecha de más del 30% entre las etnias de Mon-Khmer y Lao-Tai en el acceso a un lugar para lavarse y cambiarse y al uso de productos menstruales. En la República Centroafricana, por su parte, las mujeres Haoussa tienen alrededor de un 20% más de probabilidades de continuar con sus rutinas diarias durante el período que las mujeres Mboum.

Los datos de los campos de refugiados en ocho países muestran diferencias en los niveles de satisfacción. Casi todas las mujeres afirman que estan satisfechas con los productos y las instalaciones menstruales en Mozambique e Irak, mientras que este porcentaje baja a menos de la mitad entre las mujeres de campos de refugiados en Camerún, Malawi y Sudán del Sur.