
Las comunidades rurales desempeñan un papel fundamental en la preservación de la biodiversidad y la producción alimentaria. La disminución de la población en estas áreas conduce al abandono de tierras agrícolas, lo que puede resultar en la pérdida de prácticas agrícolas sostenibles y el aumento de la erosión del suelo. Además, la menor producción local de alimentos incrementa la dependencia de importaciones, aumentando así la huella de carbono debido al transporte de mercancías.
Según un informe del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico de España, desde 2010 hasta 2019, el 83.4% de los municipios rurales han perdido población. En las zonas rurales, el 24.8% de las personas tienen más de 65 años, lo que refleja un envejecimiento significativo de la población.
A nivel europeo, la Comisión Europea ha destacado que la población rural disminuirá en 8 millones de personas para 2050, y que actualmente, nueve de cada diez agricultores tienen al menos 55 años. Estos datos subrayan la urgencia de abordar la despoblación para garantizar la sostenibilidad de las zonas rurales.
Precisamente, el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) acaba de abrir una Convocatoria de Expresiones de Interés para el Desarrollo de Planes de Acción Integrados para combatir la despoblación en España, dotada con 29 de millones de euros.
La convocatoria, a la que pueden presentarse proyectos de las diputaciones pertenecientes a las comunidades autónomas de Castilla y León, Castilla-La Mancha, Andalucía y Extremadura, cuenta con financiación del Programa Plurirregional FEDER 2021-2027 que, por primera vez, incluye en el Programa Plurirregional de España el desarrollo de zonas no urbanas.
Desafíos sociales y económicos
La falta de oportunidades laborales y la escasez de servicios básicos, como la educación y la atención sanitaria, son factores clave que impulsan la migración desde las zonas rurales. Esta migración no solo afecta la calidad de vida de los residentes que permanecen, sino que también debilita el tejido social y cultural de las comunidades rurales.
La pérdida de población joven y activa agrava el envejecimiento demográfico, dificultando aún más la revitalización de estas áreas. Para abordar este problema, es esencial implementar políticas que promuevan el desarrollo rural sostenible. Esto incluye la creación de empleos verdes, el fomento de la agricultura ecológica y la mejora de la infraestructura y los servicios básicos.
Además, es crucial incentivar la participación comunitaria y el empoderamiento local para fortalecer el arraigo y la resiliencia de las comunidades rurales.
Un llamado a la acción global
La despoblación rural es un desafío que requiere una respuesta coordinada a nivel global. Los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, en particular el ODS 11, destacan la importancia de lograr un equilibrio entre los entornos urbanos y rurales para garantizar una mayor sostenibilidad. Es fundamental que los gobiernos, las organizaciones y la sociedad civil trabajen juntos para revertir esta tendencia y asegurar un futuro sostenible para las zonas rurales.