Aunque el principio de igualdad de retribución ya se introdujo en el Tratado de Roma en 1957, la llamada "brecha salarial de género" persiste, y el Parlamento Europeo (PE) reconoce que en los últimos diez años se han logrado mejoras solo marginales. Hace un año, el PE aprobó una resolución con objetivos claros para que los Estados miembros reduzcan la brecha salarial de género en los próximos años (a través de un plan de acción actualizado de brecha salarial de género). También reclamaba inversión en servicios de educación y atención a la primera infancia e inversión en arreglos laborales favorables a la familia para garantizar la participación equitativa de las mujeres en el mercado laboral. Contemplaba asimismo disposiciones adecuadas para mujeres mayores, tales como créditos para períodos de atención, así como promover la formación profesional y el aprendizaje a lo largo de toda la vida para mujeres, lo que debería facilitar el acceso a empleos de calidad y las oportunidades de reciclaje y adaptación a los cambios del mercado.
La pandemia de COVID-19 ha agravado la situación económica de las mujeres, por lo que el PE propone medidas para proteger sus derechos y reforzar la igualdad de género durante y después de la crisis. En una resolución aprobada recientemente, los eurodiputados destacan la importancia de tener en cuenta la cuestión del género en la respuesta a la crisis del coronavirus para garantizar la protección de las mujeres durante la pandemia y también después. En otra resolución, los eurodiputados valoran la estrategia para la igualdad de género 2020-2025 presentada el pasado año por la Comisión Europea, aunque consideran que le faltan objetivos concretos y herramientas para controlar los avances.
La crisis de la COVID-19 ha agravado la situación económica de las mujeres
¿Qué es la brecha salarial de género?
La brecha salarial de género es la diferencia que existe de media entre los ingresos brutos por hora de mujeres y hombres. Se basa en los salarios pagados directamente a los empleados antes de deducir el impuesto sobre la renta y las contribuciones a la seguridad social. Para realizar estos cálculos solo se tienen en cuenta a las empresas de diez o más empleados. Según llama la atención el Parlamento Europeo, al calcularla de este modo la brecha salarial no refleja aspectos como el nivel educativo, el número de horas trabajadas, el tipo de trabajo, las bajas profesionales o los horarios a tiempo parcial, que son factores que inciden en la situación de desigualdad de las mujeres respecto de los hombres. Sin embargo, sí muestra que en toda la UE las mujeres generalmente ganan menos que los hombres.
Brecha salarial en la UE
Según datos de la UE, la brecha salarial difiere ampliamente de unos países miembro a otros, siendo la más alta en Estonia (25,6 %), Chequia (21,1 %), Alemania (21 %), el Reino Unido (20,8 %), Austria (19,9 %) y Eslovaquia (19,8 %) en 2017. Los números más bajos se pueden encontrar en Eslovenia (8 %), Polonia (7,2 %), Bélgica (6 %), Italia y Luxemburgo (5 % cada uno) y Rumanía (3,5 %). En España, por su parte, se sitúa en el 15,1 %.
La igualdad salarial está regulada por una directiva de la UE, pero el Parlamento Europeo ha pedido reiteradamente su revisión y otras medidas. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha anunciado que su Comisión trabajará en una nueva Estrategia Europea de Género y en medidas vinculantes de transparencia salarial. Se espera que la Comisión Europea proponga una nueva Estrategia de la UE para la igualdad de género este mes de marzo.
¿Por qué existe la brecha salarial entre hombres y mujeres?
No obstante, el Parlamento Europeo advierte de que interpretar los números no es tan sencillo como parece, ya que una brecha salarial de género más pequeña en un país determinado no significa necesariamente más igualdad de género. En algunos Estados miembros, las brechas salariales más bajas tienden a estar vinculadas a una menor participación de las mujeres en el mercado laboral. Las grandes brechas a su vez tienden a estar relacionadas con altas proporciones de mujeres en el trabajo a tiempo parcial o su concentración en un número restringido de profesiones.
De media, las mujeres realizan más horas de trabajo no remunerado (cuidado de niños o tareas domésticas) y los hombres más horas de trabajo remunerado: solo el 8,7% de los hombres en la UE trabajan a tiempo parcial, frente a casi un tercio de las mujeres en la UE (31,3 %). En total, las mujeres acumulan más horas de trabajo por semana que los hombres. Esto significa que las mujeres no solo ganan menos por hora, sino que también hacen menos horas de trabajo remunerado y que hay menos mujeres empleadas que hombres. Las mujeres también son mucho más propensas a ser las que asumen interrupciones de carrera por cuestiones como la maternidad, el cuidado de otras personas y las responsabilidades familiares, lo que afecta negativamente a su desarrollo profesional.
Todavía hay trabajos en sectores de ciencia, tecnología e ingeniería donde la proporción de empleados varones es de más del 80 %)
Según el PE, alrededor del 30 % de la brecha salarial de género total puede explicarse por una sobrerrepresentación de las mujeres en sectores con salarios relativamente bajos, como la atención, las ventas o la educación. Todavía hay trabajos en sectores de ciencia, tecnología e ingeniería donde la proporción de empleados varones es de más del 80 %).
Las mujeres también acceden a menos puestos ejecutivos: menos del 6,9 % de los consejeros delegados o directores generales de las principales empresas son mujeres. Los datos de Eurostat muestran que si observamos la brecha según el cargo, las directoras son las más perjudicadas: ganan un 23 % menos por hora que los hombres en la misma posición. Pero las mujeres también se enfrentan a una discriminación pura en el lugar de trabajo, como que se les pague menos que a sus colegas hombres cuando trabajan dentro de las mismas categorías ocupacionales o que las degraden después de incorporarse tras una baja de maternidad.
Beneficios de eliminar la desigualdad salarial
La brecha salarial de género se está ampliando con la edad, a lo largo de la carrera y junto con las crecientes demandas familiares, mientras que es bastante baja cuando las mujeres ingresan al mercado laboral. Con menos dinero para ahorrar e invertir, estas brechas se acumulan y, en consecuencia, las mujeres corren un mayor riesgo de pobreza y exclusión social a una edad mayor. EL PE cree que la igualdad salarial no es solo una cuestión de justicia, sino que también impulsaría la economía, ya que las mujeres obtendrían más recursos que se acabarían traduciendo en más gasto. Las estimaciones muestran que una reducción de un punto porcentual en la reducción de la brecha salarial de género daría como resultado un aumento en el producto interior bruto del 0,1%.