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Muestra el horror que vive la infancia en las zonas de conflicto

La actriz Ana Milán y Save the Children lanzan la campaña ‘Sobrevivir es solo el principio’

La actriz Ana Milán y la ONG Save the Children han puesto en marcha la campaña ‘Sobrevivir es solo el principio’, a través de la que pretenden mostrar el horror por el que atraviesa la infancia obligada a vivir en una zona de guerra. La iniciativa incluye una película basada en hechos reales que recoge historias recopiladas directamente por los equipos de Save the Children.

"Para millones de niños y niñas, sobrevivir es solo el principio", afirma la actriz Ana Milán.
"Para millones de niños y niñas, sobrevivir es solo el principio", afirma la actriz Ana Milán.

Afganistán, Etiopía, Yemen o Ucrania son algunas de las peores zonas de conflicto en el mundo en la actualidad. Se trata de lugares en los que la vida de un niño o una niña está expuesta a los peores horrores, con los que cargarán el resto de sus vidas.

Algunas de las imágenes de estos horrores, precisamente, son las que la actriz Ana Milán tuvo que asimilar antes de unirse a la nueva campaña de Save the Children, ‘Sobrevivir es solo el principio’, y de grabar el video en el que demuestra su apoyo a la infancia refugiada. En la grabación, Milán se pregunta qué significa sobrevivir para niños como Sara, que vive en Gaza, o Samir, en Siria.

“Con esta colaboración, me he hecho muy consciente de que, para millones de niños y niñas, sobrevivir es perder su hogar y enfrentarse a un camino plagado de peligros. Sobrevivir es jugarse la vida por llegar a un lugar seguro y, al llegar, darse cuenta de que los peligros no han terminado”, cuenta la actriz. “Me resuenan todavía las cifras en la cabeza, como la de que uno de cada seis niños en el mundo crece en un lugar en guerra. Eso son casi 450 millones de niños y niñas”, recalca.

La película que articula esta campaña está basada en hechos reales. “Más reales de lo que nos gustaría”, señalan desde Save the Children. Todas las historias han sido recopiladas directamente por los equipos de la organización en algunos de los 120 países en los que trabaja, de los que 63 son contextos de emergencia.

Niños y niñas, objetivo de guerra

En 2021, se registraron casi 24.000 ataques graves contra niños y niñas en zonas de conflicto, una media de 65 cada día. Y éstos son solamente los verificados. Seguramente, según la ONG, el número es mucho mayor. Se trata de asesinatos, mutilaciones, reclutamiento forzoso para ejércitos o grupos armados, violencia sexual, secuestro, ataques a escuelas u hospitales y denegación de ayuda humanitaria a niños que la necesitaban desesperadamente.

Pero no son sólo números, sino que tienen nombres como Lydia, lugares donde nacieron como la República Democrática del Congo y edades que siempre son demasiado cortas. La madre de Lydia desapareció un buen día. Ese fue su último día de vida normal. Mientras la buscaba, dos hombres pertenecientes a un grupo armado la violaron. Lydia escapó y acabó en un centro de acogida en Uganda, donde descubrió que estaba embarazada. Save the Children le proporcionó apoyo psicológico para que, al menos, sea capaz de afrontar las experiencias traumáticas que le ha tocado vivir.

Cuando la única salida es huir

Como en la historia de Lydia, 40 millones de niños y niñas se han visto obligados a huir. “Eso significa que un niño ha tenido que dejar atrás su casa y su vida cada cinco segundos”, calcula Andrés Conde, director de Save the Children en España. “Nunca como ahora ha habido tantas personas desplazadas por las guerras y la persecución en el mundo, nunca. El viaje de huida es siempre peligroso y puede durar semanas, meses o años”, describe.

De aquellos que llegaron a Europa en 2021, tres cuartas partes lo hicieron sin familia ni nadie que los cuidara. De estos, al menos 17.000 niños huyeron porque sus padres murieron durante un bombardeo o los perdieron durante el caos posterior. Y otras veces sus familias les envían a buscar una vida mejor, simplemente porque no tienen otra opción.