La Unión Europea continúa avanzando con su agenda medioambiental, y una de las medidas afecta a un componente común en muchos hogares españoles: las calderas de gas. Estas calderas son esenciales para calentar muchas viviendas antiguas, especialmente en áreas rurales, y también proporcionan agua caliente. Aunque son una solución económica y práctica durante los meses más fríos, su nivel de contaminación ha llevado a Bruselas a ponerlas en el punto de mira.
La próxima medida restrictiva entrará en vigor en 2026. "Para los edificios residenciales, los estados miembros deberán implementar medidas para asegurar una reducción del consumo medio de energía primaria de al menos un 16% para 2030 y entre un 20 y un 22% para 2035", explicó la UE en un comunicado.
Esta reducción implica una prohibición en los edificios nuevos. A partir de enero de 2026, se dejará de instalar calderas de gas, carbón y gasoil en viviendas de nueva construcción en España.
La nueva Directiva de Eficiencia Energética de Edificios de la Unión Europea obliga a eliminar los combustibles fósiles en las calderas de gas para el año 2040. Esta normativa prohibirá cualquier caldera que lleve gas natural, carbón o gasóleo en las viviendas. Esta decisión viene provocada por el objetivo de alcanzar la neutralidad climática para 2045.
La Unión Europea explicó que edificios pueden tener algunas excepciones a estas medidas: "Los edificios agrícolas y los edificios patrimoniales pueden ser excluidos de las nuevas normas, mientras que los países de la UE pueden decidir también excluir los edificios protegidos por su especial mérito arquitectónico o histórico, los edificios temporales y las iglesias y lugares de culto".