Según los últimos datos de Eurostat, España presenta una de las tasas de pobreza infantil más elevadas de la Unión Europea, situándose muy por encima de la media comunitaria desde el año 2000. Esta preocupante realidad se ha visto agravada en los últimos años, con un incremento significativo en el número de menores que viven en hogares con dificultades para cubrir sus necesidades básicas.
Aunque el porcentaje exacto puede variar según las fuentes y los criterios utilizados, los datos de la Fundación Madrina revelan una situación alarmante, especialmente en determinados colectivos como familias monoparentales, inmigrantes y personas en situación de desempleo. “Al menos 1 de cada 4 familias en España se encuentra en esta situación”, lamenta Conrado Giménez, presidente de la Fundación Madrina.
¿Cuál es la razón de esta cronificación de la pobreza? Principalmente, debido al crecimiento en los precios de áreas como la vivienda, la alimentación y la educación. “Muchas familias tienen dificultades para acceder a una vivienda digna, lo que limita sus oportunidades y restringe su movilidad geográfica. Esto hace que cada vez haya más familias con menores a cargo en situación de calle, o con la imposibilidad de alquilar en las ciudades. En ellos no se aceptan embarazadas o niños. Últimamente, el crecimiento de la pobreza infantil y maternainfantil, representa un aumento anual del 40%, casualmente el mismo crecimiento que ha experimentado la vivienda”, informa Giménez.
Asimismo, la inseguridad alimentaria es un problema creciente, “especialmente entre los niños, lo que afecta a su desarrollo físico y cognitivo”, añade el presidente de la Fundación Madrina.
Trabajo
Un porcentaje significativo de familias en situación de vulnerabilidad tiene al menos un miembro trabajando. “Sin embargo, a menudo se trata de trabajos precarios, con bajos salarios y sin protección social adecuada, lo que dificulta que estas familias salgan de la pobreza”, aclara Giménez. “Normalmente la pobreza extrema genera que ningún miembro de la familia trabaje. En el mejor de los casos puede estar trabajando un miembro, el padre, la madre o bien se mantienen de la pensión de los abuelos”.
Los principales factores que impiden a estas familias cubrir sus necesidades básicas son el desempleo debido a la falta de formación lo que genera mayor precariedad laboral. “La falta de empleo estable y bien remunerado es uno de los principales factores de riesgo de pobreza”, insiste Giménez.
“Asimismo -añade-, el desempleo o los trabajos precarios generan en estas familias bajos ingresos, lo que genera que incluso trabajando uno de los dos padres, muchas familias tengan dificultades para cubrir con sus salarios, los gastos básicos de crianza de los niños, pagar la energía, los alimentos o la vivienda”. Eso sin contar con el aumento del coste de vida, especialmente en vivienda y alimentación, “que deteriora cada día el poder adquisitivo de las familias más vulnerables”.
Finalmente, Conrado Giménez afirma que “la desigualdad social producida por la escasez de recursos de la emigración reciente, la falta de papeles o la falta de formación, oportunidades y empleo, para estas familias, limita mucho las oportunidades socio-laborales y sanitarias de las personas con pobreza extrema y dificulta su movilidad socio-laboral y su alojamiento”.
Datos alarmantes
En comparación con otros países europeos, España destaca por una mayor desigualdad en la distribución de la renta y un acceso más limitado a servicios sociales de calidad para las familias vulnerables. Esta situación se traduce en un mayor riesgo de exclusión social para los niños y niñas españoles, con consecuencias negativas a largo plazo para su desarrollo físico, cognitivo y emocional.
Las proyecciones para 2025 apuntan a que la situación de la pobreza infantil en España podría empeorar aún más si no se adoptan medidas urgentes y efectivas. El impacto de la crisis económica, la inflación y el aumento del coste de la vida están exacerbando las desigualdades y poniendo en riesgo el bienestar de miles de menores.
Papel de la Fundación Madrina
La Fundación Madrina atiende a un gran número de familias diariamente, proporcionándoles alimentos y productos de primera necesidad. El número exacto de familias atendidas puede variar en función de la época del año y de las necesidades de la comunidad. “Actualmente la entidad atiende entre 200 y 300 madres y niños diariamente en su banco del bebe para el consumo de alimentación e higiene infantil, así como en otros servicios demandados, como el sanitario y de formación y empleo”, informa el presidente de la Fundación.
Además, la Fundación Madrina desarrolla programas de realojo en entornos rurales con el objetivo de mejorar las condiciones de vida de las familias que viven en extrema vulnerabilidad en las ciudades y ofrecerles nuevas oportunidades en el entorno rural mucho más humano para ellas.
El número de familias y niños realojados varía según los proyectos y las disponibilidades. Desde la pandemia, se han realojado más de 36 familias y 100 menores. Desde el inicio del proyecto, hace 18 años, se han realojado en el medio rural más de 300 familias y 1.000 niños. Pueblos de las Comunidades de Castilla León, Castilla La Mancha, Extremadura, han sido el principal destino de estas familias, si bien la Fundación está abierta a otras comunidades y países como Portugal.