Bajo el lema ‘Generando confianza’, el Colegio Oficial de Arquitectos de la Comunidad de Madrid (COAM) acogió la ‘Conferencia Internacional de Evaluadores de ONG’, organizada por Fundación Lealtad en el marco de su presidencia en la ICFO, asociación internacional que agrupa a los evaluadores de 20 países de Europa, América, Asia y África.
Durante la jornada, se trataron temas como la importancia de la figura del evaluador, los modelos de evaluación en el mundo, la situación de la confianza en las instituciones o el estado del Tercer Sector a nivel mundial. Además, se debatió, junto a entidades consideradas grandes donantes, sobre los criterios que se siguen en la toma de decisiones para seleccionar las ONG con las que colaboran.
La necesidad de generar confianza
Respecto a la labor que realizan las entidades evaluadoras, durante la apertura institucional de la jornada, Salvador García-Atance, presidente y cofundador de Fundación Lealtad, destacó que “necesitamos un Tercer Sector fuerte, dinámico y activo. Por eso es necesario generar confianza en el mismo y los evaluadores ayudamos a generar esa confianza”.
Así, García-Atance resumió la principal misión y labores realizadas por los evaluadores para conseguir que las ONG ofrezcan esa fiabilidad. En primer lugar, se trata de ofrecer información exhaustiva y transparente sobre el funcionamiento y gestión de las propias entidades del Tercer Sector, las actividades que realizan y cómo las realizan.
El profundo análisis que deben realizar los evaluadores de las entidades implica la valoración de múltiples aspectos como el cumplimiento de los principios de gobernanza, la financiación, la transparencia, los avances en la medición de impacto o los protocolos para gestionar conflictos de interés. Se trata de un “proceso de análisis arduo pero que tiene resultados muy positivos, uno de los más relevantes son las importantes mejoras que se producen en las ONG después de aplicar el análisis”, manifestó García-Atance.
En ello también insistió Ana Benavides, directora general de Fundación Lealtad y presidenta de ICFO, quien describió en su ponencia en qué consisten los procesos de evaluación y explicó los beneficios de invertir y someterse a ellos por parte de las entidades del Tercer Sector. En primer lugar, destacó que, gracias a la evaluación, “las ONG mejoran y obtienen un marco estable en el que queda claro qué se entiende por transparencia y buenas prácticas. Además, pueden utilizar los resultados de la evaluación en su propio beneficio”.
Modelos de evaluación
La primera de las mesas redondas de la jornada estuvo formada por representantes de entidades evaluadoras de diferentes países, que expusieron su experiencia particular y sus puntos de vista respecto a los modelos de evaluación de entidades del Tercer Sector y a las últimas innovaciones que se están aplicando.
En este sentido, aunque en cada país pueden emplearse modelos diferentes, existen unos principios y criterios comunes a la hora de realizar las evaluaciones. Tal y como expresó Ana Benavides en la introducción de la jornada, "todos los evaluadores tenemos tres pilares en común: lo que evaluamos, cómo lo hacemos y qué publicamos”.
Entre los puntos a evaluar en una entidad se encuentran la buena gobernanza, la información financiera, la eficiencia, la efectividad, la integridad, la transparencia y el alineamiento con los objetivos de la misión de cada ONG. En mayor o menor medida, estos puntos son comunes en todos los países, aunque hay variaciones en cada país en la forma de analizarlos y presentarlos.
Por ejemplo, Javier García, director general de la entidad evaluadora Confío, radicada en México, destacó que, en lo relativo a la información financiera, en su país ha sido un reto implementar avances ya que, por las circunstancias especiales que se viven allí, “exponer las cuentas y el patrimonio de una entidad se considera un riesgo para la seguridad”. También manifestó que, de cara a corregir ciertas situaciones de falta de transparencia o incumplimiento de normativas, “el modelo de evaluación debe basarse en el apoyo de los donantes, dado que las ONG son muy receptivas a la voz de sus benefactores”.
Por su parte, Burkhard Wilke, director general la veterana entidad alemana DZI, con 130 años de historia, habló de otra particularidad que se produce en su país, donde además de existir un sello de certificación, también se elabora una lista negra de ONG que no ofrecen confianza. “Forma parte de nuestro ADN vernos como un centro de asesoría y protección de los donantes. Así que publicamos tanto lo positivo como lo negativo”, señaló.
Harmienke Kloeze, directora general del evaluador holandés CBF, resaltó que el sector de la filantropía está evolucionando con el surgimiento de nuevos tipos de entidades y ello supone un reto para la adaptación de los modelos de evaluación. Por ejemplo, en su entidad se está intentando ampliar el análisis a las plataformas de crowdfunding, donde no solo se debe supervisar a las propias plataformas, sino también a los solicitantes de las ayudas para evitar fraudes con las donaciones.
Por otro lado, respecto al futuro de los procesos evaluación, éstos tendrán que adaptarse a la creciente tendencia de emprendimiento dentro del Tercer Sector, así como al “auge de las empresas sociales centradas en el impacto. Nuestro reto está en encontrar y definir en nuestros análisis esa frontera entre las organizaciones tradicionales y las empresas sociales”, señaló Kloeze.
Martina Ziegerer, directora general de ZEWO, en Suiza, resaltó que todavía queda mucho por avanzar en la implementación de los análisis de impacto en todas las ONG. Todavía sigue siendo un grupo de entidades minoritario el que está realmente motivado con la importancia de la medición de este indicador, pero siguen siendo mayoría “las que no lo tienen integrado y lo hacen por petición externa, limitándose a cubrir el expediente, o las que directamente no tienen capacidad para realizar esa medición. Así que estamos intentando crear una herramienta semiinteligente que les ayude con esa medición”, señaló.
Nivel de confianza en las instituciones
En el siguiente tramo del programa de la jornada, Pelayo Alonso y Lucía Carballeda, co-general managers de Edelman Spain, ofrecieron un análisis sobre el nivel de confianza que la sociedad civil, en todo el mundo, deposita en gobiernos, medios, empresas y ONG.
El 'Trust Barometer' de Edelman lleva 23 años analizando la confianza en 27 países en torno a cuatro instituciones: el tercer sector, las empresas, los gobiernos y los medios de comunicación. Según los datos de este barómetro destacados por Lucía Carballeda, desde 2017 se viene produciendo un ciclo de desconfianza. Las ONG eran las organizaciones que han venido liderando la confianza respecto al resto de instituciones hasta que en 2020 las personas empezaron a confiar más en las empresas y este año lo que destaca principalmente es la polarización social.
Pelayo Alonso, por su parte, añadió que la sociedad se enfrenta en la actualidad a muchos miedos y “el Gobierno y los medios alimentan el ciclo de la desconfianza porque son considerados fuentes de información engañosas. En el caso de las ONG y empresas ocurre lo contrario”.
Además, ofreció algunas claves para “navegar en este mundo polarizado” insistiendo en que es fundamental la colaboración entre las cuatro entidades (empresas, ONG, gobiernos y medios), porque se ha demostrado que de esta forma los resultados son más favorables. "También debemos levantar la mano exigiendo responsabilidades a los divulgadores de información falsa. Las ONG tienen una gran oportunidad y es lo que está pidiendo la sociedad”, añadió.
Divulgación de la labor de las ONG
Dos representantes de entidades evaluadoras de Estados Unidos protagonizaron el siguiente coloquio, que trató de dilucidar qué herramientas y acciones son más eficaces para enriquecer y divulgar la labor de las ONG.
Art Taylor, presidente y director general de BBB Wise Giving Alliance, mostró su preocupación porque, a pesar del crecimiento del número de ONG en Estados Unidos, se está produciendo una “reducción drástica” en la cifra de donantes. Cerca del 49% de las familias estadounidenses y solo el 5% de las empresas son donantes. Por eso, en este momento, “estamos trabajando para mejorar la información que se ofrece de las organizaciones, porque ellas son la fuente principal, no los evaluadores”.
En este sentido, Michael Thatcher, presidente y director general de Charity Navigator, matizó que, teniendo en cuenta que en Estados Unidos existe más de un millón de organizaciones del Tercer Sector, a todas les interesa diferenciarse y obtener los dos sellos de certificación: el de BBB Wise Giving Alliance y el de Charity Navigator. “Nuestro elemento diferencial es que proporcionamos información entendible para todo el mundo. Los donantes están interesados en detalles muy profundos y muchos quieren conocer datos específicos que les demuestren la fiabilidad de la organización”.
La diferencia entre ambos evaluadores, tal y como aclaró el moderador del coloquio, Salvador García-Atance, es que “Charity Navegator trata datos públicos e informan de hasta 200.000 ONG. BBB Wise Giving Alliance trata los datos de manera diferente, con un nivel de profundidad mayor, un poco más parecido a como lo hacemos en España”.
Las piezas clave del Tercer Sector
La siguiente mesa redonda, moderada por Marta Colomina, directora general de Fundación PwC, trató de analizar las relaciones existentes entre las piezas clave del Tercer Sector: las entidades no lucrativas donantes, beneficiarios, voluntarios, empleados, colaboradores y contrapartes. Contó con la participación de Guilermo González de la Torre, responsable de estrategia y calidad de Manos Unidas; Nacho Sequeira, director general de Fundación Exit; y Raquel González, coordinadora de Médicos Sin Fronteras España.
Guillermo González señaló que, desde Manos Unidas, como organización centrada en abordar las causas de la pobreza y que está presente en más de 50 países, “las relaciones de confianza se consiguen con colaboración y cercanía. Para poder trabajar con tantos socios locales es necesario que nos especialicemos con ellos”.
Por su parte, Nacho Sequeira resaltó que se está produciendo un importante cambio de escenario. “Hay una nueva generación que ya no quiere solo donar, quiere ser parte del cambio. Es necesario también que se empiece a hablar de activismo empresarial. Se están diluyendo las fronteras entre sectores. Las empresas deben ser más empáticas y las ONG más valientes”, afirmó.
Y Raquel González hizo énfasis en la transparencia total que caracteriza a Médicos Sin Fronteras, dado que, al ser una organización enfocada en emergencias, obtiene resultados muy cuantificables, no solo en lo que respecta a la utilización de las donaciones, sino en la creación de “un espacio de confianza con los gobiernos, para que nos dejen trabajar donde es necesario. Para esto hay que explicarles todas las medidas que vamos a llevar a cabo en cada emergencia. Hacemos una gran inversión en formación, no solo sobre cuestiones técnicas, también sobre nuestros valores”, señaló.
Los criterios de selección de los donantes
Una de las mesas más esperadas fue la que trataba de dilucidar los criterios que siguen los donantes institucionales para ofrecer sus ayudas a ONG y proyectos concretos. Contó con la participación de Joana Prats, directora del área de Relaciones con Entidades Sociales de Fundación Bancaria ”la Caixa”; Inés Entrecanales, directora de la Fundación Juan Entrecanales de Azcárate; y Celestino Rodríguez, director ejecutivo de Coordinación Corporativa de la empresa pública INECO.
Según manifestó Joana Prats, desde la Fundación ”la Caixa” los criterios para seleccionar a las entidades se basan en “su solvencia en cuanto a capacidad para afrontar el proyecto en cuestión; el nivel de implantación en el territorio y la capacidad para establecer alianzas”. Además, añadió que “lo que interesa es que se trate de una actuación recurrente, con una evaluación continua. Es necesario crear confianza con los equipos y profesionales que trabajan día a día y, además, cada año se someten a una auditoría”.
En cuanto a Inés Entrecanales, resaltó la gran importancia que desde su fundación conceden a los evaluadores y los sellos de certificación, pero también “tratamos de impulsar un cambio de perspectiva de las entidades sociales para que trabajen más en alianza. Deben dejarse evaluar porque tendrán una gran oportunidad de mejora, además de animarse a trabajar de manera colectiva de manera real, no solo estando presentes en una plataforma”, manifestó.
Y, finalmente, para Celestino Rodríguez, “es capital” el sello de certificación de un evaluador. Afirmó que en todas los proyectos sociales de INECO hay tres ejes fundamentales: “la innovación, para no quedarnos siempre en lo mismo; el voluntariado de los empleados, que es el auténtico corazón RSC de INECO; y los evaluadores, porque consideramos imprescindible garantizar eficiencia y excelencia y eso lo cumplimos gracias a la labor de los evaluadores”.