En el Día Internacional para la Eliminación de la Discriminación Racial, la ONG Accem pone de manifiesto que la discriminación constituye uno de los mayores obstáculos para avanzar en el pleno ejercicio de derechos, dado que restringe, impide, menoscaba y anula el reconocimiento y ejercicio de derechos. En esta ocasión, Accem pone el foco en el acceso a la vivienda como uno de los puntos más recurrentes de discriminación hacia personas migrantes y solicitantes de protección internacional, que llegan a España huyendo de guerras y conflictos y muchas veces ven cómo su proceso de inclusión social y autonomía se ve truncado por la imposibilidad de alquilar una casa.
Para España y para el conjunto de la Unión Europea, el pasado 2022 supuso un año de retos y récords en cuanto a la acogida de solicitantes de protección, en buena medida debido a la invasión de Rusia a Ucrania. En Accem atendieron a 118.842 personas, una cifra muy superior a la de años anteriores, mientras que en 2021 se atendió a 65.482 personas.
La aplicación de la Directiva Europea de Protección Temporal en España ha facilitado a las personas desplazadas el permiso de residencia y trabajo, así como el acceso igualitario al sistema educativo y sanitario. Sin embargo, una vez gestionada la primera acogida de estas personas que llegan huyendo de situaciones de guerra y/o persecución, el objetivo del sistema de acogida y de Accem es acompañar a los/as solicitantes de protección internacional hacia la inclusión completa en nuestra sociedad y hacia la obtención de la plena autonomía social y económica, algo que no puede entenderse sin el acceso a la vivienda.
Según el Informe de 2020 del Consejo para la Eliminación de la Discriminación Racial o Étnica (CEDRE), del que Accem forma parte, el acceso a la vivienda supone el principal factor de discriminación racial y étnica hacia las personas solicitantes de protección o migrantes. A todo ello se suman los complejos trámites, los altos precios y, sobre todo, las elevadas exigencias para poder alquilar una casa o apartamento, que hacen que muchas personas vean paralizado su proceso de integración en este punto.
Los casos de discriminación por origen racial, étnico o nacional en el acceso a una vivienda no son puntuales o excepcionales, sino que reflejan una realidad social discriminatoria. Desde Accem aseguran que “no podemos relajarnos en nuestro compromiso de rechazar los estereotipos sociales que recaen sobre determinados grupos de población, que generan conductas cotidianas de carácter discriminatorio, que diseminan tópicos y prejuicios, que extienden el discurso de odio y que dificultan el acceso y disfrute de los derechos fundamentales de las personas”.