El Instituto de Innovación Social Esade y Fundación PWC acaban de presentar el informe ‘Cambio sistémico desde las ONG. Impulsando colaboraciones multisectoriales avanzadas’, basado en los datos recogidos en una encuesta realizada a 260 directivos y personas que trabajan en entidades del tercer sector en España y a 154 personas externas a él.
Entre sus conclusiones, el informe destaca que el 75% de las ONG de nuestro país tiene un interés real en promover un enfoque sistémico, entendido como el proceso de producir cambios fundamentales en las políticas, las relaciones y las estructuras de poder, así como en valores, normas y actitudes para conseguir avances sociales sostenibles. Para ello, los responsables de las ONG y del sector público se necesitan para contribuir a esta transformación de alto impacto.
Elaborado en el marco del Programa de Liderazgo Social Esade-PwC, el estudio aborda todas estas cuestiones presentando los conceptos de cambio sistémico y colaboración multisectorial, ofreciendo una guía para impulsarlos dentro del tercer sector, así como ejemplos de casos inspiradores. Además, se añade un capítulo específico sobre las colaboraciones con el sector público, retos y tendencias actuales.
De este modo, el documento pone especial énfasis en dicha colaboración intersectorial, así como en aquellas iniciativas que implican a los actores públicos. La pandemia puso de manifiesto que no es posible dar respuesta a los desafíos actuales sin la colaboración entre estos actores. Según Ignasi Carreras, director del Programa Esade-PwC de Liderazgo Social, desarrollar proyectos sistémicos no es una tarea fácil. “Según aumenta la complejidad de los retos sociales, se requiere una mirada más holística y adaptativa, una mayor tolerancia hacia la ambigüedad, paciencia, flexibilidad y una mentalidad abierta, así como fomentar la cultura organizativa y el liderazgo para apoyar este proceso a gran escala con éxito”, afirmó Carreras.
Por su parte, Santiago Barrenechea, presidente de la Fundación PwC, destacó que “la escala de los retos que debemos afrontar requiere que desarrollemos alianzas exitosas entre las empresas, las entidades sociales y los actores públicos aprovechando al máximo los beneficios de colaborar".
Principales barreras para la colaboración
Según se desprende del estudio, el 45% de los responsables de ONG afirma que las colaboraciones con el sector público permiten aumentar la confianza hacia el tercer sector, aunque el 60% de estas entidades no ha desarrollado relaciones suficientemente fuertes con la Administración. Desde fuera de dicho sector, el 71% opina que falta un compromiso real por parte de los distintos sectores para abordar retos conjuntos, que a veces las marcas se ponen por delante de las causas (67%), y que las diferencias de intereses y enfoques dificultan el trabajo conjunto (64%).
Por otro lado, para el 23% de las ONG, el cambio sistémico es un tema que les queda aún lejos. Entre los frenos con los que se topa el sector, la dificultad de alinear intereses prima entre las ONG más grandes (52%), mientras que para las pequeñas éste es el tercer reto (29%), por detrás del tiempo (41%) y del coste económico (27%). En cambio, solo una minoría de grandes ONG indica el coste económico (12%), situándolo entre los obstáculos menos relevantes.
Capacitación para el cambio sistémico
Al ser preguntadas las personas encuestadas en qué punto consideran que se encuentra su entidad con respecto al enfoque sistémico, la mayoría afirman que están en una posición adecuada dentro de su sector para llevar a cabo actividades de cambio sistémico (el 54%). Para el 43% las actividades de cambio sistémico son una prioridad para su entidad y el 48% tienen identificados a los principales actores del sistema en que operan y ya colaboran de algún modo con ellos.
En cuanto a las capacidades que tienen sus respectivas organizaciones para llevar a cabo proyectos de cambio sistémico, el 46% piensa que su entidad dispone de las habilidades suficientes dentro del equipo para participar en actividades de cambio sistémico, y que consideran que su cultura organizativa y su estrategia son también las adecuadas para impulsar este tipo de iniciativas. Son menos, sin embargo, las entidades que afirman contar con la financiación adecuada para ello (un 31%), lo cual pone de manifiesto uno de los principales retos al que deben enfrentarse estas iniciativas. Finalmente, cabe destacar que el 8% piensan que no es posible un cambio sistémico en el sector o en el ámbito en que operan.
Colaboración público-privada
Los grandes desafíos sociales no pueden resolverse aisladamente, y han quedado demostradas algunas de las limitaciones del estado del bienestar. Por ello, es imprescindible que en determinados ámbitos el sector público colabore con otros sectores, entre ellos, las ONG. Estas alianzas deben estructurarse y gestionarse para aprovechar el potencial de cada agente, y superar algunas de las tradicionales dificultades de las colaboraciones entre el sector público y entidades sociales, gran parte de ellas basadas en la asimetría de la relación, la posible dependencia financiera de las entidades, y un marco regulatorio poco flexible.
Se identifican algunas tendencias para que estas colaboraciones público-privadas tengan un enfoque más flexible que permita conseguir mayor impacto y alinear intereses a un mismo fin común. Algunas experiencias de respuesta coordinada a raíz de la pandemia han demostrado ser exitosas. Así, en el informe se concluye que las colaboraciones avanzadas con el sector público deben buscar mayor agilidad y capacidad de adaptación. Y apunta a algunas fórmulas como, apostar por mecanismos de relación más informales; incluir la cocreación y cogobernanza, así como trabajar con un mayor enfoque a la misión y a la innovación en programas concretos.