En el transcurso del proyecto, que se puso en marcha en 2019, “junto al resto de participantes, hemos tenido la oportunidad de diseñar e implementar planes de vulnerabilidad energética partiendo del análisis en profundidad de la situación de pobreza energética de cada uno de nuestros países y de una evaluación sobre las principales iniciativas puestas en marcha en Europa para paliar esta situación”, explica María Eugenia Coronado, directora general de Fundación Naturgy.
La entidad ha contado con el apoyo de herramientas creadas en el marco del proyecto para identificar a los consumidores vulnerables; promover la creación de un plan de vulnerabilidad adecuado a unos objetivos previamente marcados y con unas limitaciones definidas por cada compañía; y, finalmente, medir las acciones definidas.
Esto ha permitido a la fundación de la compañía energética ampliar su Plan de Vulnerabilidad con nuevas acciones, entre las que destacan los proyectos que aúnan las energías renovables con la lucha contra la pobreza energética. En total, Fundación Naturgy ha trabajado en la instalación de placas fotovoltaicas para autoconsumo en cerca de una veintena de edificios, doce de los cuales ya están finalizados y otros seis están en ejecución. En total, 864 placas solares, con una potencia de 441 kW, una producción aproximada de alrededor de 500.000 kWh al año y más de 4.600 beneficiarios.
Esta nueva línea de actuación consiste en dotar de instalaciones de generación fotovoltaica a edificios donde viven o donde se ayuda a personas vulnerables, con el objetivo de que la transición energética no deje atrás a estos colectivos y que puedan beneficiarse también de las ventajas del autoconsumo. Gracias a estos proyectos, las entidades sociales que gestionan los inmuebles obtienen una reducción de la factura energética y los ahorros generados pueden invertirlos en otros proyectos o ayudas sociales.
Coronado explica que, más allá de la duración del proyecto, “hemos sido capaces de implementar medidas que perdurarán y se mantendrán en el tiempo, como estos proyectos innovadores que, además, contribuyen a una transición energética sostenible no solo desde el punto de vista ambiental, sino también de la justicia social”.
Diez países trabajando con un único objetivo
SocialWatt surgió como proyecto de eficiencia energética del programa de innovación e investigación Horizonte 2020. Su objetivo era dar soporte a las compañías energéticas, empresas de servicios energéticos y a todas las partes obligadas, en Europa, por el Artículo 7 de la Directiva de Eficiencia Energética, a diseñar e implementar planes innovadores para luchar contra la pobreza energética.
En total, han estado representados 10 países y han participado siete compañías energéticas europeas (NEW edp, Naturgy –a través de Fundación Naturgy–, PPC, CEZ, HEP ESCO, GREN and EVISO), cinco consultoras con experiencia en proyectos de eficiencia energética (ICCS, IEECP, RAP, E7 e ISPE) y una entidad social (Cáritas Austria) en un proyecto que arrancó en septiembre de 2019 y justo acaba de finalizar.
El diseño de los planes de vulnerabilidad energética se ha hecho, en cada caso, acorde con la trasposición del Artículo 7 de la Directiva de Eficiencia Energética que, en cada país tiene exigencias y matices diferentes. “Ha sido especialmente interesante la coincidencia, durante estos años, con la elaboración de la propuesta de modificación de la Directiva de Eficiencia Energética, en la que se prevé dar mayor peso a la pobreza energética y que ha dado ocasión a la elaboración de informes (“Policy brief on implementing the new Energy Efficiency Directive to alleviate energy poverty” y “The EED Energy Savings Obligation and Energy Poverty Alleviation”) que tenían como objetivo trasladar la visión de los socios del proyecto al regulador”, comenta Ester Sevilla, responsable de Proyectos Sociales e Internacional de Fundación Naturgy.
En el marco del proyecto, se han realizado también jornadas a nivel europeo y seminarios de ámbito nacional para compartir el conocimiento generado y los resultados que se iban obteniendo con los Servicios Sociales de distintas administraciones públicas y con entidades sociales, financieras y académicas, entre otras.
Experiencia enriquecedora
“Para nuestra fundación, el proyecto SocialWatt ha contribuido a ampliar nuestra visión sobre la pobreza energética y ha supuesto un enorme aprendizaje, tanto a nivel teórico como práctico, así como sobre la regulación actual de pobreza energética y sus tendencias”, explica Sevilla. En este sentido, destaca la reflexión que se ha realizado sobre los indicadores de pobreza energética, tanto su idoneidad para identificar a las familias que se encuentran en esta situación como su complementariedad y carencias.
“Además, lo hemos llevado al terreno práctico, aplicando alguno de los indicadores usados por el Ministerio de Transición Ecológica en su informe periódico sobre pobreza energética, lo que nos ha permitido constatar que esos indicadores tienen valor a nivel estadístico, pero también grandes limitaciones para la identificación concreta de personas, ya que las empresas energéticas carecen, lógicamente, de datos sobre renta”, prosigue la responsable de diseñar la acción social de la fundación energética.
Este proyecto europeo, por otro lado, ha permitido intercambiar información sobre las múltiples iniciativas que se están llevando a cabo en Europa en materia de lucha contra la pobreza energética, “lo que realmente ha sido muy enriquecedor, nos ha aportado muchas ideas y nos ha ayudado a reflexionar sobre lecciones aprendidas por otros”, según Sevilla.