Pese a que las ciudades son los principales centros de actividad económica, en ellas también se concentra el mayor consumo de alimentos y energía. Con el abandono del mundo rural y la pérdida de peso del sector agropecuario, debido a la migración hacia las grandes ciudades, la alimentación urbana sostenible es uno de los grandes retos de nuestra época.
La alimentación sostenible es uno de los grandes retos de las ciudades
El 54 por ciento de la población mundial es urbana y para 2050 se calcula que el 76 por ciento de los habitantes del planeta vivirá en ciudades. Abastecer a toda esa población de alimentos saludables es una preocupación que comparten muchos ayuntamientos en todo el mundo. Por esta razón, en el año 2015 y en el contexto de la Expo 2015 ‘Alimentar el Planeta, Energía para la Vida’, que se celebraba en Milán, más de un centenar de alcaldes firmaron el Pacto de Milán.
El Pacto de Milán se define como un “tratado voluntario que firman las ciudades que se comprometen a trabajar en el desarrollo de sistemas alimentarios sostenibles, inclusivos, resilientes, seguros y diversificados, para asegurar comida sana y accesible a todas las personas; en un marco de acción basado en los derechos, con el fin de reducir los desperdicios de alimentos y preservar la biodiversidad y, al mismo tiempo, mitigar y adaptarse a los efectos del cambio climático”.
Dentro de la hoja de ruta del Pacto de Milán, el pasado mes de abril se inauguró en Valencia el Centro Mundial para la Alimentación Urbana Sostenible (Cemas), un organismo interdisciplinar para la investigación, la divulgación y la sensibilización de los desafíos que las grandes ciudades tienen que afrontar hoy en día en relación a los problemas alimentarios.
Algunos meses antes, el alcalde de Valencia, Joan Ribó, había presentado el Cemas en la sede de la ONU en Nueva York anunciando que el nuevo organismo iba a tener como objetivo “facilitar políticas, estrategias y acciones de las ciudades del mundo y sus entornos periurbanos encaminadas a la lucha contra la malnutrición y la desnutrición así como procurar soluciones ante el desafío que supone el reto de conseguir una alimentación sostenible y de calidad para las generaciones presentes y futuras”.
Por otra parte, Barcelona acogerá la cumbre internacional del Pacto de Milán prevista para el año 2021. La ciudad condal fue de las primeras ciudades en firmar este acuerdo en 2015, que actualmente ya cuenta con 200 ciudades signatarias que se comprometen a desarrollar modelos agroalimentarios sostenibles, justos y sanos.
La candidatura de Barcelona se basa en tres ejes clave: promover dietas saludables, sobre todo en el caso de la infancia, plantear la alimentación sostenible como una oportunidad económica para el comercio de proximidad y el campesinado, y remarcar su vertiente como estrategia para luchar contra el cambio climático.