
"Es especialmente preocupante que el número de personas en situación de necesidad aguda o incluso de hambruna se haya duplicado en un año. La población de las regiones en conflicto se ve especialmente afectada, como en Gaza o Sudán, donde la difícil situación de niños y adultos ha alcanzado proporciones casi inimaginables”, explicó Sánchez-Montero.
Los conflictos siguen siendo el principal motor de las crisis alimentarias agudas. En lugares como Sudán, Gaza, Myanmar y Haití, la violencia constante impide a la población acceder a los alimentos.
La crisis climática está exacerbando las sequías, las inundaciones y los fenómenos meteorológicos extremos. Millones de personas (por ejemplo, en Etiopía, Pakistán y Afganistán) ven amenazada su existencia como consecuencia de ello.
Además, los drásticos recortes de la ayuda humanitaria ponen en peligro programas vitales: al menos 14 millones de niños y niñas podrían perder el acceso a la ayuda nutricional. La financiación de la ayuda nutricional corre el riesgo de reducirse hasta un 45% en todo el mundo.
Resulta especialmente alarmante, según la ONG, que varios países hayan alcanzado la fase 5 del IPC, la categoría más alta de crisis alimentaria aguda, es decir, que la población viva en condiciones similares a la hambruna.
Personas en situación de catástrofe
El número de personas en situación de catástrofe (fase 5 en la clasificación del IPC) se duplicó con creces entre 2023 y 2024, principalmente como consecuencia de los conflictos. Más del 95% de estas personas viven en la Franja de Gaza y Sudán, mientras que las poblaciones de Sudán del Sur, Haití y Malí también han alcanzado este nivel más extremo de inseguridad alimentaria aguda.
En Sudán, el informe confirma la hambruna en 10 regiones; y otras 17, corren grave peligro. En la Franja de Gaza, por su parte, el 100% de la población sufría inseguridad alimentaria aguda en 2024 y casi la mitad de ellos, según el informe, se encuentra en la segunda fase más grave ("emergencia").
Por otra parte, Nigeria, Sudán, la República Democrática del Congo y Bangladesh tenían las mayores poblaciones afectadas por inseguridad alimentaria aguda elevada en 2024, con al menos 23 millones de personas cada uno. Juntos, estos cuatro países representan más de un tercio de todas las personas en crisis o peor (fase 3 en la clasificación del IPC o superior).
Y en 26 países, 37,7 millones de niños y niñas sufrían desnutrición aguda en 2024, de los cuales más de 10,2 millones padecían desnutrición aguda grave. En 21 países, más de 10,9 millones de mujeres embarazadas y lactantes sufrían desnutrición aguda.
"Las cifras del último informe sobre el hambre constituyen una llamada de atención a la comunidad internacional para que actúe", subrayó Manuel Sánchez-Montero. En este sentido, indicó que "el hambre no es un destino inmutable, sino el resultado del fracaso político, la desigualdad económica, los conflictos y el cambio climático. Sin una acción inmediata y coordinada, la crisis mundial del hambre seguirá agravándose, con consecuencias catastróficas o incluso mortales para millones de personas".