
Los Estados deben emprender urgentemente acciones en materia climática diseñando una transición justa para abandonar los combustibles fósiles en todos los sectores, y evitando así daños aún más graves para los derechos humanos en todo el mundo. Así lo ha manifestado Amnistía Internacional durante la Conferencia sobre el Clima de Bonn, que tiene lugar hasta el 26 de junio.
A pesar de los desafíos que suponen la retirada de Estados Unidos del Acuerdo de París, el incremento de las prácticas autoritarias en todo el mundo y la creciente devastación ambiental provocada por la escalada de los conflictos armados en Palestina, Sudán y Ucrania, entre otros, la organización considera que aún no es demasiado tarde para que los Estados lleguen a un acuerdo y redoblen los esfuerzos por el planeta y por los derechos de las generaciones actuales y futuras.
En 2024, el mundo superó por primera vez el umbral de 1,5 °C de calentamiento global por encima de los niveles preindustriales. Durante el año más caluroso del que hay registros, los incendios forestales asolaron América Latina, el Caribe sufrió el huracán de categoría 5 más temprano registrado en el Atlántico, y cinco días de lluvias equivalentes a las precipitaciones de tres meses inundaron zonas de Europa con el agravamiento de la emergencia climática, impulsada por la actividad humana y la quema continuada de combustibles fósiles.
En 2024, el mundo superó por primera vez el umbral de 1,5 °C de calentamiento global por encima de los niveles preindustriales
“Los devastadores daños a los derechos humanos como consecuencia del cambio climático se agravarán radicalmente a menos que se mantenga bajo control el calentamiento global. Un número mayor de personas se hundirán aún más en la pobreza, perderán sus hogares o sufrirán los efectos de sequías e inseguridad alimentaria. A pesar del agravamiento de la crisis climática, la actuación de los gobiernos para limitar la producción de combustibles fósiles ha sido totalmente insuficiente”, ha manifestado Ann Harrison, asesora sobre justicia climática de Amnistía Internacional.
Harrison alerta que “los gobiernos están en manos de las empresas del sector de los combustibles fósiles, que han intentado restar importancia a los daños climáticos y desacreditar la ciencia climática”. Según la asesora, “los Estados siguen dando subvenciones a estas empresas, lo cual favorece la continuidad del sector. Todo el mundo tiene derecho a vivir en un medioambiente limpio, saludable y sostenible, pero, a medida que se intensifica la crisis climática, tanto este derecho como otros están cada vez más amenazados”.
Ann Harrison, asesora sobre justicia climática de Amnistía Internacional, alerta que “los gobiernos están en manos de las empresas del sector de los combustibles fósiles"
En todo el mundo, desastres antropogénicos agravados por el cambio climático, como sequías más intensas e inundaciones más graves, dañan las cosechas y provocan escasez de alimentos y agua, lo que contribuye a los desplazamientos, las migraciones y los conflictos.
Comunidades marginadas
Las comunidades marginadas colindantes y de primera línea que menos utilizan los combustibles fósiles continúan sufriendo los peores impactos del cambio climático. Entre ellas se encuentran personas dedicadas a la agricultura de subsistencia, pueblos indígenas y la población de Estados insulares de poca altitud, amenazada por el aumento del nivel del mar y de la intensidad de las tormentas, o quienes viven junto a centros de producción y transporte de combustibles fósiles.
Por ejemplo, Pakistán contribuye a menos de un 1% de las emisiones anuales de gases de efecto invernadero, pero es uno de los países más vulnerables a los desastres climáticos. En un informe publicado el mes pasado, Amnistía Internacional documentó cómo el aumento de la frecuencia de las inundaciones y las olas de calor en Pakistán provoca muertes evitables, especialmente entre niños y niñas de corta edad y personas adultas mayores.
A pesar de que Pakistán contribuye a menos de un 1% de las emisiones anuales de gases de efecto invernadero, es uno de los países más vulnerables a los desastres climáticos
Por otro lado, Amnistía Internacional advierte que, a pesar de la urgencia de la crisis climática, las personas que exigen que las autoridades actúen son hostigadas, estigmatizadas, atacadas y criminalizadas. En todo el mundo, los defensores y las defensoras ambientales arriesgan sus vidas y su libertad por defender el derecho de sus tierras y comunidades a un medioambiente saludable, como sucede con las Guerreras por la Amazonía en Ecuador.
“Las voces, conocimientos y sabiduría de los pueblos indígenas, las comunidades en primera línea, las comunidades colindantes y los defensores y defensoras de los derechos humanos, deben incorporarse a las políticas, los planes y las acciones en materia climática”, ha afirmado Ann Harrison.