
Europa está entrando en una fase crítica. Las tensiones geopolíticas y las crisis medioambientales convergen y exigen una respuesta política clara y valiente. Un nuevo estudio, realizado a nivel europeo y liderado en España por la Universidad de A Coruña, insta a los líderes de la UE a situar la ambición climática en el centro de la seguridad a largo plazo y el bienestar público.
Bajo el título Mainstreaming 1.5° Lifestyles: Construir una seguridad sostenible a través de la acción climática, el informe se basa en investigaciones recientes y en la participación ciudadana en el proyecto 1,5° Lifestyles, impulsado por la UE, y muestra que la ciudadanía está preparada para el cambio, si los gobiernos están dispuestos a liderarlo.
Las prioridades políticas se están desplazando cada vez más hacia la competitividad industrial, la defensa y los beneficios económicos a corto plazo. Sin embargo, dejar de lado los objetivos climáticos ahora, comprometerá la capacidad de Europa para seguir siendo resistente, próspera y democrática durante los próximos años. El informe lo deja claro: la acción climática no es un lujo, es un requisito previo para una seguridad duradera.
El informe deja claro que la acción climática no es un lujo, es un requisito previo para una seguridad duradera
"La seguridad económica y militar son, por supuesto, piezas del rompecabezas", afirmó la profesora Doris Fuchs, investigadora principal del Instituto de Investigación para la Sostenibilidad (RIFS). "Pero si no abordamos ahora la inestabilidad climática y la degradación ecológica, socavamos los cimientos mismos de la paz y la prosperidad. Una comprensión realista de la seguridad debe incluir la resiliencia climática, la justicia social y la capacidad de vivir bien, dentro de los límites de nuestro planeta."
Disposición ciudadana, vacilación política
A pesar de la idea preconcebida de que la ciudadanía se resiste a cambiar su estilo de vida, el proyecto de la UE 1,5° Lifestyles muestra una realidad muy diferente. La ciudadanía en los distintos países estudiados ha expresado su firme apoyo a políticas ambiciosas, siempre que sean justas y eficaces. Existe una demanda creciente de marcos normativos que aborden el consumo de alto impacto, garanticen la justicia y distribuyan equitativamente las responsabilidades y los beneficios de la transición ecológica.
La acción voluntaria por sí sola ya no basta. El estudio presenta los principales resultados de la investigación y aboga por políticas que regulen las actividades con altas emisiones, como los coches que utilizan combustibles fósiles, el consumo excesivo de carne, los sistemas de calefacción no renovables, las emisiones del sector del lujo y los vuelos frecuentes y de corta distancia, al tiempo que convierten las alternativas con bajas emisiones de carbono en las opciones más convenientes y asequibles.
Principales recomendaciones
El informe esboza seis acciones de atención política inmediata en consonancia con los resultados de la investigación:
- Integrar los cambios de estilo de vida en la política climática. Tanto las estrategias climáticas nacionales como las de la UE deben centrarse en las pautas de consumo de alto impacto, además de en la innovación tecnológica.
- Hacer de la vida sostenible una elección fácil. Los gobiernos deben invertir en sistemas de aprovisionamiento colectivo e infraestructuras que apoyen las opciones cotidianas bajas en carbono, como un transporte público fiable y asequible, viviendas eficientes y entornos alimentarios saludables.
- Basar la política en la equidad y la justicia. La regulación del clima debe fomentar la igualdad mediante un reparto justo de las cargas y los beneficios de la transición energética, al tiempo que ofrece un espacio abierto para la participación activa en los procesos políticos.
- Demostrar coherencia política y valentía. Las señales confusas y las políticas diluidas erosionan la confianza de la ciudadanía. Los responsables políticos deben aportar claridad y liderazgo a largo plazo.
- Redefinir el bienestar más allá del PIB. El verdadero progreso consiste en mejorar la salud, la comunidad y la equidad, no sólo los resultados económicos.
- Garantizar la legitimidad democrática. La ciudadanía quiere participar en la transición. Unos procesos de toma de decisiones inclusivos y transparentes pueden generar confianza y contrarrestar la polarización.