
No cabe duda de que resulta esencial saber escuchar nuestro cuerpo. Acerca de ello incide en su último libro la pediatra, escritora y divulgadora Lucía Galán Bertrand, quien cree firmemente que si los niños aprenden a hacerlo desde pequeños, “crecerán con hábitos saludables que les acompañarán toda la vida”.
Como explica a Soziable ‘Lucía, mi pediatra’, ‘El gran libro del cuerpo humano’ recoge diferentes curiosidades e incluye solapas que los niños pueden abrir para descubrir más información y herramientas para que sepan cómo cuidar su cuerpo y su salud. La obra es, en definitiva y en palabras de la propia autora, “el cuento que a mí me hubiese gustado leer cuando era pequeña”.
En esta entrevista, además, Galán Bertrand cuenta el motivo que le llevó a especializarse en pediatría; narra la forma en la que comenzó a compartir contenido médico en sus redes sociales; y revela cómo decide los temas que trata en sus diferentes canales.
- ¿Por qué decidió escribir un libro como ‘El gran libro del cuerpo humano’?
Siempre he creído que el conocimiento es una herramienta poderosa, y cuando hablamos de nuestro cuerpo, aún más. Los niños son curiosos por naturaleza, yo fui una niña tremendamente curiosa y “preguntona”; necesitaba saber. Y es que los niños hacen preguntas constantemente, y a veces esas preguntas no son fáciles de responder. Con este libro quise acercarles de una manera sencilla, visual y divertida la maravilla que es el cuerpo humano. Es una forma de sembrar en ellos el interés por cuidarse y entender cómo funciona esta “máquina” tan fascinante que llevamos dentro.
Lo cierto es que he escrito el cuento que a mí me hubiese gustado leer cuando era pequeña.
- ¿Cuál es el mensaje principal que espera que los niños y sus padres se lleven después de leer el libro?
Que nuestro cuerpo es único, maravilloso, y que debemos aprender a respetarlo y cuidarlo desde pequeños. Que cuerpo y mente van de la mano y que no hay salud sin una buena salud mental. Me gustaría que al terminar el libro, tanto los niños como sus padres sientan un mayor respeto por su propio cuerpo y se den cuenta de la increíble máquina que somos, llena de pequeños milagros que ocurren a cada instante.
- ¿A quiénes va dirigido?
Está dirigido a niños a partir de los tres años hasta los 11 años, aunque he recibido mensajes de padres que lo leen con sus hijos más pequeños, adaptando el contenido a su nivel. También es un recurso maravilloso para que los padres resuelvan dudas de forma sencilla y directa y para trabajar en el colegio. En realidad, creo que cualquiera puede disfrutarlo, ¡incluso los adultos!
“Me gustaría que al terminar el libro, tanto los niños como sus padres sientan un mayor respeto por su propio cuerpo y se den cuenta de la increíble máquina que somos, llena de pequeños milagros que ocurren a cada instante”
- En el libro, menciona curiosidades sobre el cuerpo humano, como por qué soñamos o qué sucede con los alimentos cuando los comemos. ¿Cuál es su curiosidad favorita y por qué decidió incluirla?
¡Uf, es difícil elegir solo una! Pero creo que una de mis favoritas es explicar cómo lo que pensamos puede llegar a influir en lo que sentimos y cómo nuestro cuerpo obra en consecuencia. Si piensas bonito, sientes bonito; les explico a los niños haciéndoles ver la importancia de nuestros pensamientos.
- ¿Qué aspectos del cuerpo humano cree que son más importantes que los niños comprendan desde una edad temprana y cómo los aborda en su libro?
La importancia de cuidar su cuerpo, entender que es único y que debemos respetarlo. Por eso, temas como la alimentación, el sueño, el funcionamiento del cerebro, la higiene y la actividad física están muy presentes en el libro, siempre explicados con un lenguaje cercano, apoyándome en ilustraciones y ejemplos que los niños puedan comprender y recordar fácilmente.
- Precisamente, las ilustraciones en libros que llegan a los niños son cruciales. ¿Cómo ha sido el proceso de selección de las que aparecen en ‘El gran libro del cuerpo humano’?
Fue un trabajo en equipo maravilloso. Desde mi primer cuento infantil, y ya llevo ocho publicados, he tenido la tremenda suerte de trabajar con Nuria Aparicio como ilustradora. Es un regalo trabajar con ella; yo le explico lo que necesito en cada una de las páginas y ella lo plasma de una forma magistral. Todo está pensado para que, al abrir el libro, los niños se sientan como exploradores dentro de su propio cuerpo.
- El libro incluye solapas que los niños pueden abrir para descubrir más información. ¿Cómo cree que este elemento mejora la experiencia de aprendizaje para los más pequeños?
Los niños aprenden explorando, tocando, descubriendo. Las solapas les invitan a interactuar con el libro, convirtiendo la lectura en un juego. Abrir una solapa y descubrir algo nuevo les genera emoción y les ayuda a retener mejor la información. Es como si estuvieran resolviendo un pequeño misterio.
- ‘El gran libro del cuerpo humano’ ofrece también herramientas para que los niños cuiden su cuerpo y su salud. ¿Podría compartir algún consejo práctico del libro que considere especialmente importante para los niños?
Uno de los consejos más importantes es enseñarles a escuchar su cuerpo. Por ejemplo, saber cuándo necesitan descansar, beber agua o incluso expresar cómo se sienten. Si desde pequeños aprenden a identificar y respetar estas señales, crecerán con hábitos saludables que les acompañarán toda la vida.
“La pediatría es una especialidad llena de humanidad, donde no solo tratas una enfermedad, sino que acompañas a una familia entera en el proceso de crecer, aprender y superar dificultades”
- ¿Qué le motivó a especializarse en pediatría?
Cuando tuve cinco años sufrí una enfermedad grave que me llevó a estar ingresada mucho tiempo en el hospital.
Tras aquella difícil experiencia de la que recuerdo cada uno de los días y de sus noches, tuve claro que de mayor sería pediatra. Nunca me imaginé siendo otra cosa que no fuera pediatra. Así que podría decir que fue la propia enfermedad la que me trajo mi firme y sentida vocación como médico. La pediatría es una especialidad llena de humanidad, donde no solo tratas una enfermedad, sino que acompañas a una familia entera en el proceso de crecer, aprender y superar dificultades.
- ¿Cómo surgió la idea de compartir contenido médico en redes sociales?
Empezó de forma muy natural, como una extensión de mi consulta y animada por una amiga mía hace ya más de 10 años. Me di cuenta de que había muchas dudas recurrentes y que las redes eran una herramienta increíble para llegar a más familias. Quería que la información médica basada en evidencia fuese accesible para todos, sin barreras, y que de una vez por todas saliera de nuestros despachos y llegara a todos los hogares del mundo.
- ¿Qué tipo de contenido cree que tiene más impacto en sus seguidores?
El contenido que resuelve dudas prácticas del día a día, como fiebre, mocos, sueño o alimentación. También aquellos en los que abordo temas emocionales porque, al final, detrás de cada consulta médica hay una familia que necesita sentirse comprendida y apoyada.
- En su cuenta de Instagram, comparte información sobre mitos y realidades en la pediatría. ¿Cuál es el mito más común que ha encontrado y cómo lo aborda con sus seguidores?
Justamente esta cantidad de mitos que inundan las redes fue el motivo de escribir ‘Los virus no entran por los pies’, del que llevamos ya ocho ediciones en menos de un año, que es una vuelta a la evidencia científica desde chascarrillos tan populares y con nula base científica como el “ponte las zapatillas que te vas a resfriar” o “si te tomas una cucharadita de miel, te subirán las defensas”
- También publica consejos y recomendaciones para padres. ¿Cómo decide qué temas abordar y cuál ha sido el contenido que más impacto ha tenido?
Me guío mucho por las preguntas y comentarios que recibo de las familias. Intento abordar los temas que sé que generan más dudas o preocupaciones. Uno de los contenidos que más impacto ha tenido fue un post sobre un curso online que tengo sobre cómo manejar las rabietas desde el respeto y la calma, pero con esos límites claros que todos los niños y niñas necesitan. Creo que conectó con muchas familias que buscaban herramientas para educar desde el amor y la empatía en este mundo acelerado y tan exigente en el que vivimos.