La Fundación Cibervoluntarios trabaja desde hace más de 20 años con el objetivo de que cualquier persona pueda mejorar su vida y sus oportunidades gracias a la tecnología. Y lo hace mediante iniciativas educativas que fomentan un uso crítico y seguro de ésta.
Como apunta a Soziable Yolanda Rueda, presidenta de la entidad, en el caso de los jóvenes, este planteamiento les permite “tomar decisiones responsables, navegar seguro y aprovechar las oportunidades que la tecnología les ofrece, preparándolos para su futuro a nivel personal, laboral y social”.
En esta entrevista, además, Rueda destaca cómo su labor la ejercen voluntarios con perfiles muy diversos que incluyen personas de entre los 16 y los más de 65 años; detalla cómo sus actividades han generado un impacto positivo en la vida de los participantes; y señala la forma en la que éstas favorecen la inclusión social.
- En 2024, más de 4.000 cibervoluntarios han ayudado a más de 100.000 personas. ¿Qué papel ha jugado, en este caso, la tecnología?
La tecnología ofrece la posibilidad de tener a nuestro alcance todo tipo de contenidos, bienes y servicios. Nos facilita realizar gestiones de forma online, acceder a información, estar comunicados, visibilizar y potenciar nuestros negocios, ir al médico… En definitiva, hace que todas las personas podamos tener las mismas oportunidades. Por ello es vital ayudar a todas las personas a usar y comprender la tecnología porque es la herramienta más potente que jamás en la historia hemos tenido la ciudadanía para poder eliminar todas las brechas existentes. Brechas de género, social, territorial… se difuminan si conseguimos que la tecnología esté en nuestras manos, sea esa palanca que nos impulse y a la que consigamos sacar todo el provecho para mejorar algo de nuestras vidas.
- ¿Cómo estas actividades han impactado positivamente en la vida de los participantes, especialmente, en zonas rurales?
Poder despertar la curiosidad por las carreras STEAM en niños y niñas con mayor vulnerabilidad digital, ayudar a pymes y autónomos a generar economía local potenciando el negocio de su barrio o pueblo, concienciar sobre la importancia de la ciberseguridad, de tus datos, ayudar a preservar el patrimonio tangible o intangible de tu pueblo a través de videohistorias de personas mayores, haciéndolos protagonistas y agentes activos, fomentar la cultura del bienestar digital, facilitar el acceso a trámites online, ayudar a estar comunicados a paliar la soledad y mejorar la autonomía e independencia, acceder a servicios médicos, bancarios, a la búsqueda activa de empleo, a seguir formándose… Son tantas las formas de impactar positivamente.
“Es vital ayudar a todas las personas a usar y comprender la tecnología porque es la herramienta más potente que jamás en la historia hemos tenido la ciudadanía para poder eliminar todas las brechas existentes”
- La Fundación Cibervoluntarios cuenta con voluntarios de perfiles muy diversos, desde jóvenes de 16 años hasta mayores de 65. ¿Cómo se gestionan y coordinan las actividades para aprovechar al máximo esta diversidad de edades y conocimientos?
Teniendo la tecnología siempre como nuestra aliada, sino sería imposible. Trabajamos de forma innovadora y cercana. Destacaría dos claves: la flexibilidad y la horizontalidad. Cada cibervoluntario o cibervoluntaria tiene la capacidad de elegir con qué actividad se quiere comprometer y cuándo.
Y lo más reseñable, también puede proponer su propia actividad, puede detectar una necesidad y la forma en que tú consideras que podríamos ayudar. Por ejemplo, “me gustaría hacer una actividad sobre IA en la asociación de comerciantes de mi pueblo”, “quiero hacer una actividad sobre bienestar digital en el colegio de mis hijos”… El poder establecer ese diálogo, esa escucha activa, el cocrear, colaborar y co-liderar iniciativas es parte de la idiosincrasia de Cibervoluntarios, es parte del espíritu de la red, el espíritu de internet con el que nacimos en 2001.
A esto se suma el trabajo de más de 20 años de experiencia de forma colaborativa, nunca hemos tenido centros propios ni los queremos, nos gusta movernos nosotros, no hacer que las personas se sientan incómodas fuera de sus contextos. Bastante es ya que nos den su tiempo y la oportunidad de ayudarles a comprender y usar nuevas herramientas. Esto nos ha llevado a que hoy trabajamos codo con codo con más de 3.000 organizaciones que nos solicitan actividades, iniciamos cada semana una media de 150-180 actividades en diferentes puntos de España. Esto nos da mucha capilaridad y diversidad, pues atendemos una a una las necesidades y demandas de esas entidades.
- Además de las competencias técnicas, las formaciones también promueven el empoderamiento personal y la inclusión social. ¿Podría explicar cómo estos programas de sensibilización están diseñados para fomentar un uso creativo, seguro y responsable de la tecnología entre los jóvenes?
Es necesario poner en contexto varias cosas que creo que son importantes en un momento en el que hay mucho debate que promueve incluso la prohibición de la tecnología entre la juventud. En lugar de restricciones, nuestro trabajo se basa en el diseño e implementación de iniciativas educativas que fomentan el uso crítico y seguro de la tecnología, empoderando a los niños, niñas y adolescentes para tomar decisiones responsables, navegar seguro y aprovechar las oportunidades que la tecnología les ofrece, preparándolos para su futuro a nivel personal, laboral y social.
De hecho, desde Fundación Cibervoluntarios hemos marcado nuestra posición en un estudio realizado este año, ‘Mi realidad conectada. Sí, también soy digital’, en el que han participado 2.177 jóvenes de entre 14 y 19 años de toda España con el fin de dar voz y mostrar cómo es su relación con la tecnología. El mayor hallazgo de esta investigación es que no existe separación entre los espacios digitales y físicos para estos jóvenes.
“El gran reto de fondo de una entidad como la nuestra es la creatividad, la innovación y la sostenibilidad. Sin eso, morimos”
Se mueven en una realidad conectada en la que la comunicación es un elemento clave donde buscan reconocimiento social y expresar su identidad, un mundo donde lo físico y lo digital están completamente conectados, lo que llamamos una realidad "figital". Es importante destacar que el móvil representa un espacio de vivencia y cultura, con sus propios códigos y significados, marcando el paso a la edad adulta, donde prevalece su autonomía y libertad.
Ahora, televisión, radio y otros medios se concentran en el móvil. Además, el estudio ahonda en cómo perciben las personas adultas el uso y la relación de las personas jóvenes con la tecnología y concluye que utilizar las mismas plataformas digitales no implica comprender la complejidad de la realidad conectada en la que la juventud se desenvuelve. Por ejemplo, desde una visión adultocentrista no es lo mismo ver un documental en Youtube que en televisión, restando legitimidad a acciones concretas por el medio en que se realiza.
El reto, sin duda, es acompañar en la identificación y relación entre los diferentes espacios de esa realidad: aprendizaje, ocio, relaciones, música…
- Por último, ¿cuáles son los próximos pasos o proyectos futuros que la Fundación tiene planeados para seguir avanzando en su misión de reducir la brecha digital y empoderar a la ciudadanía a través de la tecnología?
Tenemos grandes retos por delante. A corto plazo, el próximo año tenemos previsto formar a más de 400.000 personas gracias, en gran medida, al apoyo de fondos europeos Next Generation, que nos permite llegar y ayudar a más personas: crecer en estructura y radio de acción, implementar proyectos formativos de larga duración. Es sin duda un gran reto.
Aunque, para mí, el gran reto de fondo de una entidad como la nuestra es la creatividad, la innovación y la sostenibilidad. Sin eso, morimos. Soy emprendedora social y lo llevo en las venas. Trabajar para seguir haciendo crecer Cibervoluntarios, estar cerca de cada persona que está en situación de vulnerabilidad digital, esté donde esté, y detectar y atender sus necesidades concretas, trabajar en pro de la soberanía digital ciudadana, visibilizar, proponer e incidir a través de iniciativas ciudadanas en la mejora de esa soberanía y nuestros derechos digitales.
Y por supuesto, a largo plazo, construir y compartir todo lo aprendido estos años a nivel internacional con Cibervoluntarios Network, una red de entidades unidas con un fin común de ayudar a las personas a usar y comprender la tecnología y empoderarlas para que sean protagonistas y agentes activos en la sociedad. Ésta es la forma en la que podemos seguir aprendiendo e innovando al tiempo que ayudamos a otras entidades a no cometer nuestros mismos errores, compartiendo nuestras herramientas, metodología y conocimiento para que así podamos ayudar a más personas y reducir la brecha digital.