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Nel González Zapico, presidente de Confederación Salud Mental España

“La salud mental es una cuestión de todos y la debemos cuidar”

No cabe duda de que trabajo y salud mental mantienen un vínculo indisoluble. Y ésta fue, precisamente, la idea principal que lanzó, a modo de recordatorio y de reivindicación, la Confederación Salud Mental España en el marco del Día Mundial de la Salud Mental, tal y como explicó a Soziable su presidente, Nel González Zapico.

Nel González Zapico, presidente de Confederación Salud Mental España.
Nel González Zapico, presidente de Confederación Salud Mental España.

La falta de un trabajo de calidad es un factor que impacta muy significativamente, de forma negativa, en nuestra salud mental. Y es que, como advierte Nel González Zapico, presidente de la Confederación Salud Mental España, no contar con unas condiciones laborales dignas y aceptables contribuye a una merma notable del bienestar de las personas.

Por ello, desde la entidad, volvieron a reivindicar, durante el Día Mundial de la Salud Mental, que se celebró este jueves 10 de octubre, una mayor implicación tanto de las administraciones públicas como de las empresas ya que, como subrayó González Zapico, “la salud mental es una cuestión de todos y la debemos cuidar”.

Durante esta entrevista con Soziable, además, el presidente de la Confederación Salud Mental España enumeró algunas de las reivindicaciones que mantiene la entidad; detalló cuáles son las principales señales que podrían alertar de un posible problema de salud mental; y reclamó más recursos reales, y no sólo teóricos, para un asunto que, en definitiva, pretende como fin último el bienestar de las personas.

- Este jueves se celebró el Día Mundial de la Salud Mental, ¿qué mensaje principal han querido transmitir en el marco de esta jornada?

El eslogan de esta jornada ha sido ‘Trabajo y salud mental, un vínculo fundamental’. Este eslogan fue una sugerencia de la Federación Mundial a la cual pertenecemos y este año decidimos no cambiar porque creemos sinceramente que es un tema de actualidad muy importante y el ámbito del trabajo en nuestro país, por desgracia, es un elemento que genera bastante menoscabo al bienestar de las personas, por ejemplo, si tienes un trabajo precario o que no está bien remunerado o tienes que trabajar mil horas para llegar a fin de mes…

- ¿Cuáles han sido sus principales reivindicaciones para esta jornada?

Creemos que el entorno laboral, en el cual nos pasamos tantísimo tiempo, debe ser un elemento que te permita alcanzar las mayores cotas de autonomía y de bienestar, sin tener que aspirar a comprar, como digo yo muchas veces en broma, coches de ocho ruedas. Pero también hay muchas más partes de bienestar que tienen que ver con la relación social, con la satisfacción personal ante las cosas… y todo eso que redunda en el bienestar.

En el ambiente laboral, casi nada de lo que estamos viviendo favorece a este bienestar. Para esta jornada, nosotros pensamos que hay varios niveles. En primer lugar, para toda la población debe existir un acceso al empleo adecuado, en particular para las personas con discapacidad; y en salud mental, acceso real al empleo, ya que somos la discapacidad que menos acceso al empleo tiene.

“Si tú tienes la capacidad para hablar de lo que te preocupa, seguramente vas a encontrar quien te apoye, te entienda y esté contigo”

Por otra parte, también reivindicamos una acción del Estado que transforme nuestro espíritu social de solidaridad para que todos seamos conscientes de que la salud mental es una cuestión de todos y la debemos cuidar.

Tenemos también reivindicaciones concretas que tienen que ver con el ámbito laboral. Por una parte, más implicación de las empresas en los entornos seguros, saludables e inclusivos. Por otra, que se arbitren las medidas legislativas necesarias para que, por ejemplo, en los reconocimientos médicos preceptivos anuales se introduzca la evaluación de los riesgos psicosociales.

Además, ayudar a las empresas a luchar contra la precariedad laboral, económica y de los riesgos laborales, que no solamente es cuestión de alarmarse cuando hay un accidente laboral mortal, sino que hay otros desgastes mucho más sinuosos y perversos que hacen que muchas personas vean su salud mental comprometida.

Y también reclamamos a las empresas, por supuesto, con el debido respaldo legislativo, que admitan sistemas de apoyos y de las adaptaciones necesarias para que las personas puedan desarrollar su trabajo de una forma adecuada.

Y, por supuesto, pedimos a la administración que se respete la cuota de inserción de empleo; y nosotros pedimos que, para la salud mental, sea, como mínimo, del 2%.

- ¿Qué factores creen que contribuyen a un empeoramiento de la salud mental y cuáles consideran esenciales para mejorarla?

En cuanto al empeoramiento, la más importante sería, en este caso del empleo, la precariedad laboral, pero hay también otras como la competitividad, el compromiso personal ante las situaciones de éxito… Nosotros pensamos, fundamentalmente, en no acceder a un empleo digno que te permita participar en la economía, hacer de tu vida un lugar agradable, donde puedas, por ejemplo, tener redes sociales y ocio… Y para afrontar esto, debemos potenciar las redes de apoyo personales que todos necesitamos.

Además, consideramos muy importante el hecho de que se tienen que respetar nuestros derechos, el derecho al empleo digno, que se atienda nuestro bienestar. Esos derechos deben estar favorecidos y promocionados por los poderes públicos, que deben ser responsables y también tomar, por la parte que les toca, las riendas de este asunto.

- ¿Podría compartir algunos consejos prácticos para prevenir problemas de salud mental en el día a día?

Nosotros deseamos que exista una intervención en el ámbito educativo que permita a los niños y a las niñas tener un apoyo y una educación emocional que favorezcan que se vean las cosas desde más expectativas.

En cuanto al día a día, me gustaría decir a la gente que más que preocuparse de muchas cosas, es mejor ocuparse de alguna concreta. Por ejemplo, trabajar con las manos o tocar un instrumento, que no sólo es cultura, sino también educación y eso es siempre bienestar para la salud mental de las personas.

Además, no tener miedos extraños. Y si tienes alguna duda o algún problema, buscar rápidamente ayuda. Hablar del tema con tu entorno más favorable –tu familia, tus compañeros de trabajo, tus amigos o tus profesores– y, después, empezar a verlo como algo normal. Si tú tienes la capacidad para hablar de lo que te preocupa, seguramente vas a encontrar quien te apoye, te entienda y esté contigo. Es importantísimo, para eso, no perder los entornos de apoyo social que tenemos cada uno.

“Hay muchas personas que viven y sienten, pero que no hablan de lo que les preocupa; y si se favoreciera que lo hicieran, podrían ir ahuyentando esos miedos que te pueden llevar a verte solo o desesperado”

- ¿Qué señales de alerta debemos tener en cuenta para identificar posibles problemas de salud mental en nosotros mismos o en nuestros seres queridos?

Creo que el principal síntoma serían los problemas con el sueño. Si no dormimos bien, si vemos que nuestro carácter se va agriando o somos irascibles, si nos estamos apartando de esa vida amable a la que todos tenemos derecho… igual ya está ocurriendo algo que debemos poner en conocimiento de algunos profesionales.

También existen otros posibles síntomas en el entorno, que se notan en las personas con las que te relacionas. Por ejemplo, que la gente no tenga ganas de hacer lo que hacía, que esté anormalmente triste o que quiera tirar la casa por la ventana, por ejemplo, bebiendo. En este caso, hay que poner mucha empatía y unidad e intentar demostrar a esas personas que estás ahí y que, si necesitan algo, pueden contar contigo. Esto es algo fundamental.

Y, sobre todo, a la hora de intentar proteger la salud mental de las personas mayores o de los niños y niñas, que no basta con tener el posicionamiento mental propio y la actitud de estar apoyando, también hay que tener valentía para que, si en la conversación no salen todas las cosas que deben salir, seamos capaces de buscar también ayuda para la gente que consideramos que puede necesitarla.

Me refiero, en concreto, a algo terrible como es el suicidio. Hay muchas personas que viven y sienten, pero que no hablan de lo que les preocupa; y si se favoreciera que lo hicieran con naturalidad, igual podrían ir ahuyentando o exorcizando esos miedos que te pueden llevar en un momento determinado a verte solo o desesperado.

- ¿Cómo describiría el estado actual de la salud mental en España? 

Por estudios que hicimos con la Fundación Mutua Madrileña, descubrimos que casi la mitad de la población española toma fármacos o está preocupada por su salud mental. Eso quiere decir que tenemos una deficiente salud mental en nuestro país.

Históricamente, la salud mental en España fue siempre la cenicienta, la pariente pobre, y nunca tuvo su protagonismo en ese rol de ser equiparada con las demás enfermedades. Por eso, podemos decir que, aparte de que es un derecho que debería avanzar en la consideración de los trastornos mentales, como cualquier otra enfermedad, deberíamos también tener en cuenta que hay que identificar fundamentalmente la falta de recursos, que son los que impiden que se atienda adecuadamente a ese derecho de las personas a su salud mental y a su bienestar. En España, por ejemplo, tenemos sólo seis profesionales de la psicología por cada 100.000 habitantes, cuando los países de nuestro entorno llegan hasta 18.

“La promoción y la prevención de la salud mental son un poderosísimo elemento de ahorro. El 6% del PIB en España se va a paliar los trastornos mentales. Y eso es una tragedia para muchísima gente, por el sufrimiento, y una catástrofe económica para el país”

- ¿Qué papel juegan las políticas públicas en la promoción y protección de la salud mental?

Nosotros sabemos perfectamente que lo más importante es hacer una adecuada promoción de la salud mental. Y una adecuada promoción y prevención te llevan a un inmenso ahorro económico y de sufrimiento de las personas.

Se están llevando a cabo algunas políticas, pero pertenecen más a la teoría que a la práctica. Creemos que una real prevención de la salud mental empezaría por tener unas actuaciones en el ámbito educativo que permitan educar a nuestros niños y niñas emocionalmente; y que, a su vez, los consejos escolares tengan los recursos para poder evitar situaciones de peligro, como acoso escolar, que también tengan capacidad para informar a los familiares en el recorrido de los niños y que, entre todos, hagamos una adecuada promoción.

Pero esto no depende sólo del voluntarismo de las personas, sino también de los recursos que pone el Estado. La promoción de la salud mental y la prevención de los trastornos mentales son un poderosísimo elemento de ahorro. Hay que tener en cuenta que 60.000 millones euros del PIB, el 6% del PIB en España, se van a paliar los trastornos mentales. Y eso es una tragedia para muchísima gente, por el sufrimiento, y una catástrofe económica para el país. Por lo tanto, todo lo que se gasta en salud mental no se debe computar como gasto, sino como inversión.

- ¿Qué recursos están disponibles para las personas que necesitan apoyo en salud mental en España?

Pues son bastante escasos. Existen recursos habitacionales, hospitales para la atención clínica de las personas que tienen un trastorno mental, pero nosotros reivindicamos –más que ese modelo que es carísimo y, además, está demostrado que no es el adecuado– que la atención a la salud mental se haga siempre en el ámbito comunitario, que eso, aparte de ser más barato, tiene una dimensión más humana y es más factible.

- Por último, ¿cómo pueden los empleadores y compañeros de trabajo contribuir a un entorno laboral que promueva la salud mental?

Yo trabajé 42 años en una empresa y las situaciones son totalmente diferentes y cambiantes. Muchísimo más en los tiempos modernos, en los que, con esto del teletrabajo, parece que estamos solventando el problema cuando en realidad es de una gran trascendencia. 

Debemos tener en cuenta que la gente pasa mucho tiempo en su trabajo y que los trabajos no tienen que suponer un deterioro de la salud mental, sino un apoyo real para poder participar en la economía y en la sociedad para poder, por ejemplo, tener relaciones sociales, pagar la calefacción o ir al teatro de vez en cuando.