
El 80% de las viviendas españolas cuenta con las peores calificaciones energéticas (E, F o G), algo que eleva sobremanera el consumo energético en las mismas y que explicaría que, en nuestro país, el 20,8% de la población se encuentre en una situación de pobreza energética. Sin embargo, este problema puede atajarse de un modo relativamente sencillo como es el de la rehabilitación energética de las viviendas.
Pero, además, como señala a Soziable Laura Visier, directora de Rehabilitación de UCI, la rehabilitación de las viviendas y, con ello, la mejora de su eficiencia energética no sólo contribuyen a paliar la pobreza energética, sino que también ayuda a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. “La rehabilitación representa una vía directa para reducir la huella de carbono y contribuir a cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible”, asegura.
En esta entrevista, además, Visier enumera las claves que han incrementado la pobreza energética en los últimos años; destaca las soluciones que se podrían implementar en los edificios españoles para mejorar la eficiencia energética; e incide en cómo pueden los ciudadanos acceder a ayudas para impulsar la rehabilitación energética.
- ¿Cuál es la situación actual de la pobreza energética en España y cómo ha evolucionado en los últimos años?
La pobreza energética en España es una problemática que ha cobrado relevancia en los últimos años, especialmente tras el incremento de los precios de la energía derivado del estallido de la guerra en Ucrania y el aumento de la inflación y lo cierto es que la situación en nuestro país presenta actualmente datos preocupantes que son necesarios abordar y solucionar de forma ambiciosa y ágil.
Cuando nos referimos a ‘pobreza energética’, el término se refiere al porcentaje de la población que no puede hacer frente a todos los gastos energéticos necesarios para satisfacer sus necesidades domésticas o que debe destinar una parte excesiva de sus ingresos para sufragar la factura energética.
Actualmente, según los datos de la Comisión Europea, casi uno de cada cuatro españoles (20,8%) tiene dificultades para alcanzar una temperatura adecuada en su vivienda, el doble que la media europea. Así, este porcentaje refleja la necesidad de abordar de forma contundente esta situación en nuestro país.
Además, según el Informe de Indicadores de Pobreza Energética, elaborado por la Cátedra de Energía y Pobreza de la Universidad Pontificia de Comillas, la pobreza energética en España ha aumentado significativamente en los últimos años. En 2023, un 9,6% de los hogares tuvo dificultades para pagar sus facturas energéticas, superando el 9,2% registrado en 2022. Además, un 20,71% de la población no pudo mantener una temperatura adecuada en su vivienda durante el invierno, un porcentaje mayor que el del año anterior.
Este incremento se debe en gran parte a la subida de los precios de la energía, agravada por la guerra en Ucrania. La crisis energética global y la inflación han reducido el poder adquisitivo de los hogares, especialmente de los más vulnerables.
“De los más de 26 millones de viviendas que existen, cerca de 20 millones no cumplen las condiciones de eficiencia energética porque se edificaron antes de que se introdujeran requisitos en la edificación”
- ¿Qué factores han contribuido al aumento del 138% en la pobreza energética desde 2008?
Existen diversos factores que podrían explicar este aumento, aunque desde mi perspectiva uno de los más relevantes tiene que ver con la situación actual del parque edificado. La antigüedad de las viviendas supera los 43 años de media, lo que se traduce en que cuatro de cada cinco edificios son ineficientes energéticamente y que de los más de 26 millones de viviendas que existen, cerca de 20 millones no cumplen las condiciones de eficiencia energética porque se edificaron antes de que se introdujeran requisitos en la edificación. Además, un 80% de las viviendas cuentan con las peores calificaciones energéticas (E, F o G), lo que eleva su consumo energético.
Obviamente, existen otras razones como el incremento generalizado de los precios, reflejado en el IPC, y también en el encarecimiento del coste de la energía, que ha reducido la capacidad de algunas familias para hacer frente a los gastos energéticos
Ante esta situación, la rehabilitación energética de viviendas se torna vital para hacer frente a este panorama, si bien debemos tener en cuenta que este sector está despegando en los últimos años y, por tanto, queda aún mucho trabajo por hacer para incrementar el volumen de actuaciones y la tasa de rehabilitación efectiva.
- ¿Cómo afecta la calificación energética deficiente de las viviendas españolas a la pobreza energética?
Una calificación energética deficiente implica un mayor consumo de energía para mantener las condiciones de confort en los hogares (calor en invierno y frío en verano), lo que se traduce en un impacto directo en las facturas y en el esfuerzo económico que realizan las familias.
Como comentaba, ocho de cada 10 viviendas tienen dificultades para alcanzar y mantener una temperatura adecuada. Dicho en términos más coloquiales, se da la paradoja de que, de manera general, estamos calentando las calles en vez de las casas.
- ¿Qué papel juega la rehabilitación energética de edificios en la lucha contra la pobreza energética?
Pensemos también que España es el país de la Unión Europea en el que más población reside en edificios (66% en España vs 52% en el conjunto de la UE) por lo que las actuaciones a nivel de Comunidad de Propietarios se tornan imprescindibles para mejorar la vida de miles de familias, con independencia de su situación económica.
Actuar sobre los edificios permite reducir la dependencia de unos sistemas de calefacción no solamente costosos, sino también ineficientes ante el desperdicio energético que se produce debido a las fugas de calor. En consecuencia, contar con un aislamiento adecuado a nivel de cubierta y envolvente disminuye los gastos, garantizando que las viviendas se mantengan en condiciones adecuadas sin comprometer la economía familiar.
“Ocho de cada 10 viviendas tienen dificultades para alcanzar y mantener una temperatura adecuada”
- ¿Cuáles son las principales soluciones que se pueden implementar en los edificios españoles?
Como citaba, una de las actuaciones más comunes es la relacionada con la mejora en la envolvente del edificio, que consiste en mejorar las fachadas y cubiertas. De hecho, me gustaría subrayar que este tipo de intervenciones pueden suponer un ahorro sustancial que alcanza el 25-30% de la energía consumida en calefacción y refrigeración.
Además, otras de las intervenciones más comunes son la sustitución de ventanas para mejorar el aislamiento térmico y, por supuesto, la actualización de sistemas de calefacción y refrigeración por equipos más eficientes y no sustentados en combustibles fósiles.
- ¿Qué beneficios económicos y ambientales se obtienen al mejorar la eficiencia energética de las viviendas?
La mejora de la eficiencia energética puede traducirse en ahorros significativos. Claro está que el ahorro alcanzado dependerá de factores como el tipo de clima en el que se ubique el edificio, los metros cuadrados de la vivienda o la mejora conseguida en la certificación energética, entre otros factores. Así, por ejemplo, muchos expertos calculan que la instalación de aislamiento térmico exterior (SATE) para una vivienda de 100 metros cuadrados puede traducirse en una reducción anual de 300 a 600 € en la factura de calefacción y refrigeración.
En el plano ambiental, me parece imprescindible señalar que la rehabilitación energética tiene un impacto directo en el entorno. La mejora de la eficiencia energética en los hogares ayuda a disminuir significativamente las emisiones de gases de efecto invernadero. Con un parque inmobiliario español mayoritariamente envejecido y responsable de un tercio de las emisiones de CO2, la rehabilitación representa una vía directa para reducir la huella de carbono y contribuir a cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
De esta forma, impulsar la rehabilitación residencial tiene un componente social muy relevante para paliar la pobreza energética, a la vez que disminuye el impacto ambiental del parque edificado y contribuye con la consecución de los ODS 7 y 11, que buscan garantizar el acceso a una energía asequible, fiable, sostenible y moderna para todos, y lograr que las ciudades sean más inclusivas, seguras, resilientes y sostenibles, respectivamente.
Por último, tenemos que poner énfasis también en la salud, ya que mantener una temperatura óptima en el hogar -en torno a los 18 o 22 grados centígrados en invierno y 25ºC en verano- como recomienda la Organización Mundial de la Salud, es crucial para el bienestar de las personas, especialmente durante los meses de invierno, cuando el frío intensifica las carencias energéticas de muchos hogares. De hecho, vivir en condiciones térmicas adecuadas tiene un impacto directo en nuestra salud, ya que reduce el riesgo de enfermedades respiratorias y cardiovasculares, especialmente en personas mayores y niños.
“La mejora de la eficiencia energética en los hogares ayuda a disminuir significativamente las emisiones de gases de efecto invernadero”
- ¿Qué tipos de ayudas públicas y privadas existen actualmente para apoyar la rehabilitación energética de viviendas?
Existen varias ayudas que hacen atractiva la inversión en rehabilitación energética y que vienen impulsadas principalmente por el Pacto Verde Europeo, que tiene el objetivo de lograr la neutralidad climática de la Unión de manera efectiva y justa para que nadie se quede atrás.
En este sentido, concretamente, destacaría los fondos Next Generation EU, que destinan 3.420 millones de euros al programa de rehabilitación residencial dentro del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR). Este programa financia actuaciones de renovación y mejora de la eficiencia energética en viviendas y edificios residenciales, cubriendo entre el 40% y el 80% de los costes de las obras. De forma concreta, los beneficiarios pueden recibir entre 6.300 y 18.800 euros por vivienda, dependiendo del ahorro energético obtenidos.
Por otra parte, existen otras ayudas de ámbito regional y local que se establecen de forma concreta por cada municipio.
Además, se han prorrogado hasta el 31 de diciembre de 2025 las deducciones en el IRPF por obras de mejora de la eficiencia energética de las viviendas. En concreto, se contemplan deducciones por actuaciones para la mejora del consumo de energía primaria no renovable y reformas que reduzcan la demanda de calefacción y refrigeración.
En cuanto a las ayudas privadas, las entidades financieras como UCI somos facilitadoras de préstamos específicos para la rehabilitación energética de comunidades de vecinos e información útil para aquellas personas interesadas en acometer estas reformas.
- ¿Cómo pueden los ciudadanos acceder a estas ayudas y deducciones fiscales?
En general, los ciudadanos pueden informarse a través de las oficinas de rehabilitación de sus respectivas comunidades autónomas o mediante las webs que centralizan la información sobre ayudas y subvenciones disponibles. Es recomendable consultar fuentes oficiales y, en caso de ser necesario, buscar ayuda profesional para gestionar las solicitudes.
- ¿Qué impacto tendría la rehabilitación energética de los edificios menos eficientes en las facturas energéticas de los hogares españoles?
A nivel económico el impacto es enorme. Varios estudios e informes señalan que, si se rehabilitaran todos los edificios menos eficientes de nuestro país, el ahorro sería de 50.000 millones en facturas energéticas. De esta manera podemos darnos cuenta de lo trascendente que es para la sociedad y para la estrategia de país apostar de forma ambiciosa por la rehabilitación energética y cómo esta es la llave para minimizar de raíz la pobreza energética.
- Por último, ¿qué medidas adicionales considera necesarias para fomentar la rehabilitación energética y reducir la pobreza energética en España?
Es importante señalar que, junto a las ayudas públicas existentes, la financiación sostenible y las entidades financieras jugamos un papel fundamental en esta transición energética. En nuestra empresa tenemos la firme convicción de que nuestra misión como entidades no es solo la de facilitar el acceso a una vivienda en forma de préstamos hipotecarios, sino también la de complementar por medio de préstamos a comunidades de propietarios porque los grandes cambios estructurales, como las fachadas o sistemas de calefacción central, pasan por la rehabilitación del conjunto del edificio, y cuyo precio medio puede alcanzar los 100.000 euros de media para toda la comunidad de propietarios.