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Joan Cáliz, investigador del CEAB-CSIC

“La dispersión por el aire de bacterias y hongos provenientes del Sáhara podría representar un problema para la salud global”

Las bacterias y los hongos procedentes de los desiertos del norte de África tienen una presencia persistente en el sur de Europa, independientemente de los episodios de polvo sahariano. Este hallazgo confirma que su impacto en los ecosistemas y en la salud humana no es puntual, sino continuo. Hemos hablado con Joan Cáliz, investigador del CEAB-CSIC y primer autor del estudio.

Joan Cáliz, investigador del CEAB-CSIC.
Joan Cáliz, investigador del CEAB-CSIC.

¿Cuál es el principal hallazgo de su estudio sobre las bacterias y hongos del Sahara en los cielos del sur de Europa?

Hemos detectado la presencia de ciertas bacterias y hongos que se mantienen suspendidos en la atmósfera casi de forma permanente, y cuya procedencia es muy probablemente de desiertos del norte de África. Este resultado es genuino, ya que se basa en aproximaciones únicas al abarcar un período de tiempo tan extenso, cercano a los 30 años, y demuestra una mayor presencia en la atmósfera de microorganismos procedentes de ambientes lejanos, en lugar de aquellos originados en entornos más cercanos. 

 ¿Qué impacto tienen estas bacterias y hongos en la salud humana y en el medio ambiente?

En estudios previos hemos visto que ciertos microorganismos que viajan en las corrientes atmosféricas pueden ser patógenos de humanos, animales o plantas, o, por ejemplo, portar genes de resistencia a los antibióticos. Su dispersión a través de las corrientes atmosféricas tiene un impacto relevante para el enfoque ‘One Health’ ya que la circulación aérea de estos microorganismos interconecta todo tipo de ambientes. Este tipo de microorganismos son poco abundantes pero altamente recurrentes. Esta alta frecuencia y gran capacidad de dispersión podrían representar un problema para la salud global, que necesita ser investigado. 

“Ciertos microorganismos detectados en la atmósfera pueden tener efectos positivos, ya que forman parte del microbioma de ambientes remotos”

Por otro lado, observamos que ciertos microorganismos detectados en la atmósfera pueden tener efectos positivos, ya que forman parte del microbioma de ambientes remotos, como lagos alpinos, o de ecosistemas que cubren grandes extensiones, como la superficie del dosel forestal. Estos microorganismos pueden desempeñar papeles clave en procesos biogeoquímicos, en la protección contra patógenos o adaptación a condiciones ambientales adversas. La colonización de estos ambientes puede estar sincronizada, o depender en parte, de la llegada de microorganismos transportados por la lluvia o por la deposición seca de aerosoles, algo que resulta especialmente relevante durante la colonización primaveral de nuevas hojas en bosques caducifolios.

¿Cómo afectan estos microorganismos a la calidad del aire en las regiones afectadas?

La calidad del aire se evalúa en función de la presencia de ciertos contaminantes y partículas finas en suspensión, y puede verse alterada tanto por las condiciones meteorológicas como por la influencia de las actividades humanas. Hasta ahora, no se había considerado ni la cantidad ni el tipo de microorganismos en esta evaluación. 

Sin embargo, investigaciones previas nos indican que algunos microorganismos dispersados por el aire pueden ser patógenos o portar genes de resistencia a los antibióticos. Estos microorganismos y genes pueden llegar fácilmente a nosotros a través del aire, ser inhalados e interactuar con nuestra microbiota, pudiendo transmitirnos dichos genes o provocar infecciones. Aunque esta interacción parece evidente, no existen estudios que hayan evaluado el impacto real de este posible contacto, ni su relación con la intensidad o la frecuencia de aparición de estos microorganismos y genes en el aire. 

“Algunos microorganismos dispersados por el aire pueden ser inhalados e interactuar con nuestra microbiota”

¿Qué riesgos existen a largo plazo en relación con la presencia persistente de estos microorganismos en el aire?

Es algo que hay que empezar a evaluar con el nuevo enfoque que nos ha proporcionado esta investigación. Hasta ahora, se conocían bien los efectos de los eventos de alta intensidad pero baja frecuencia, como son los días en que tenemos grandes entradas de polvo en la península. Ante esas situaciones, hay alertas para la población sensible y medidas preventivas. Esta investigación nos habla de eventos de baja intensidad pero alta frecuencia y hay que empezar a realizar estudios con este nuevo enfoque para determinar qué riesgos implican.

¿Existen diferencias significativas en la concentración de estos microorganismos entre diferentes estaciones del año?

Aunque independientemente del origen de las corrientes hemos detectado de manera persistente en la atmósfera microorganismos originarios de los desiertos del norte de África, su presencia se incrementa cuando los vientos proceden del continente africano. Los episodios de calima suponen, por tanto, una entrada masiva de estos microorganismos que, hasta ahora, en el sur de Europa se producían principalmente durante la primavera y el verano. 

Sin embargo, los cambios atmosféricos y el desplazamiento al norte del anticiclón de las Azores provoca un incremento en la duración e intensidad de los episodios de calima, que además, pueden producirse en otras estaciones del año más allá del período habitual. De esta forma, los que hasta ahora nos pasaban más desapercibidos, puede que aumenten su concentración a lo largo de todo el año. Es un estudio que habrá que realizar para comprobarlo.

“La presencia de microorganismos en el aire es un proceso natural pero que se ve exacerbado por diferentes efectos ligados a la actividad humana”

¿Qué medidas se pueden tomar para mitigar la presencia de estos microorganismos en el aire?

La presencia de microorganismos en el aire es un proceso natural pero que se ve exacerbado por diferentes efectos ligados a la actividad humana. 

Por un lado, la gestión y usos del suelo y del agua que pueden favorecer o ralentizar la cantidad de polvo y otras partículas presentes en la atmósfera. Por el otro, los efectos ligados al cambio climático como las sequías o el cambio en los patrones de circulación de vientos también modifican este proceso y su radio de acción. 

Las medidas de mitigación deberían enfocarse, por tanto, hacia una mejor gestión del suelo y agua y a disminuir la emisión de gases de efecto invernadero que provocan el cambio en los patrones climáticos.

 ¿Cómo influye el cambio climático en la dispersión de estos microorganismos desde el Sahara hacia Europa?

Sabemos que la pérdida de masas de agua y humedad del suelo que está ocurriendo en zonas sensibles de África favorece la movilización de sustancias y microorganismos que pasan a la atmósfera y se dispersan por todo el planeta. El cambio climático lleva también aparejado un cambio en los patrones de circulación atmosférica y puede ocurrir que la incidencia de los vientos favorezca la llegada de masas de polvo y microorganismos a lugares a los que no habían llegado antes de manera masiva o continuada.