A través de reflexiones personales y análisis sociológico, el escritor nos invita a conocernos más a través de la soledad, a sanar nuestra infancia y poder abrazarnos tanto que nos convirtamos en nuestro mejor amigo. "Hay un profundo miedo a la soledad que subyace en la sociedad actual", sostiene Borja Vilaseca.
El escritor nos enseña a conquistar la solitud a través de su libro Ama tu soledad. En él, describe el espacio de estar consigo mismo, conocerse, cultivar la espiritualidad, la creatividad y la libertad de pensamiento. Desafía la noción de que la soledad es negativa, abogando por su valor como catalizador de la autenticidad y el crecimiento personal. A través de reflexiones personales y análisis sociológicos, el divulgador nos invita a conocernos más a través de la soledad, a sanar nuestra infancia y a abrazarnos tanto que nos convirtamos en nuestro mejor amigo.
- ¿Cómo esperas que tu libro impacte a tus lectores? ¿Qué quieres conseguir?
Siempre escribo desde la experiencia personal. Como menciono en el prólogo, para mí el tema de la soledad es crucial. Creo que es una asignatura pendiente de la humanidad que, desde los albores de la historia, siempre hemos estado en comunidad, buscando lo social. Y, de hecho, se ensalza muchísimo todavía hoy en día. Evidentemente, somos seres sociales. Detrás de esa apariencia de que somos excesivamente sociables, en el fondo se esconde un profundo miedo a la soledad.
Con este libro, intento hablar de un tema que me parece bastante tabú porque incluso estar solo siempre se asocia con no tener pareja y se ve como un periodo de espera, como si fuese temporal. Con 30 o 40 años, si estás solo, la sociedad espera que eventualmente encuentres a alguien. Sientes esa presión social, esa propaganda de que debemos estar con otras personas y formar una familia. Lo que intento con este libro es desenmascarar la farsa que esconde lo social y mostrar cómo el miedo a la soledad nos lleva a una adicción irracional a lo social, a lo que llamamos sociodependencia.
- Hace poco se lanzó un estudio que dice que un 69% de los jóvenes sufre o ha sufrido soledad en algún momento de su vida. ¿Crees que tiene que ver con que estamos cada vez más digitalizados?
Sí, cada día estamos más conectados digitalmente, pero menos conectados espiritualmente. La conexión real proviene de estar conectado con uno mismo, de estar en sintonía con nuestra dimensión espiritual, con nuestro ser interior. Cuando estamos conectados internamente, experimentamos bienestar, presencia y plenitud. Desde ahí, podemos conectar con los demás de manera auténtica y tener relaciones profundas y honestas.
Las redes sociales y la tecnología nos ofrecen una falsa sensación de conexión, pero en realidad nos están alejando de nosotros mismos. Generan un vacío y nos desconectan internamente. Es importante cultivar la solitud, el silencio y la introspección para contrarrestar esta tendencia.
La soledad puede ser un espacio de crecimiento personal y autoconocimiento si sabemos gestionarla. Es un aspecto fundamental de nuestra condición humana que merece ser explorado y comprendido.
- Está muy bien que cada vez se visibilice más esta emoción. Se habla más sobre soledad porque eso crea más conciencia social.
Exacto. Y, además, claro, soledad en los mayores, que siempre se habla de la vejez, de alguna manera todos nos vamos a encontrar en esa situación. Bueno, si tenemos la fortuna, algún día seremos muy mayores y estaremos cerca de la muerte, que no hay nada más solitario que morir, porque es algo muy íntimo, muy personal, ese último aliento, ese último momento, pero en general no estamos preparados.
Es una vida de evasión, es una vida de narcotización, es una vida de enajenación. La sociedad está enferma, hay una neurosis, un narcisismo, un egocentrismo tremendo y cada vez más. Y todo eso genera la soledad, que es de lo que huimos. Entonces la invitación del libro es: “oye, ya que tarde o temprano vamos a encontrarnos con esa solitud existencial inevitable, en vez de vivirlo de forma reactiva, en vez de vivirlo como no deseado, vamos a buscarla proactivamente, vamos a vivir experiencias, a ir al cine, a pasear, tener alguna afición, hacer un retiro, todo eso solos”.
Probemos a hacernos compañía a nosotros mismos, convirtámonos en nuestro mejor amigo, vamos a cultivar el amor propio, a sanar nuestra infancia, y hacer un trabajo personal para realmente sentir que me tengo a mí mismo. Y que no necesito ni dependo tanto de los demás.
- Se habla mucho de adicciones como el alcohol y las drogas, pero esta es otro tipo de adicción, ¿no crees?
La gente sabe que el alcohol es una sustancia a la cual te vuelves adicto, pero de la sociodependencia no. Está bien visto que tú seas excesivamente social y está mal visto que seas solitario.
O sea, tienes un hijo súper sociable, que no para de salir, que está todo el día con gente, que nunca para aquí. ¡Qué mono mi hijo! ¿Has visto qué sociable es? En cambio, tu hijo solitario que está en casa leyendo solitario, sí tiene un problema. Hasta ese punto el estigma de lo solitario.
Evidentemente, luego hay casos extremos de personas excesivamente asociales, que es un poco lo que planteo en el libro.
- ¿De alguna forma catalogarías la soledad negativa como la soledad no deseada y la soledad positiva como la solitud?
No, para mí el matiz es: “soledad es sentirse solo, independientemente de que sea escogida o que sea no deseada”. Y hay que saber lidiar con la soledad, hay que saber lidiar con la emoción o su objetivo. Y solitud es el acto físico de estar solo. Tú puedes estar solo en un bosque, pero puedes sentirte tremendamente conectado y acompañado. Puedes estar en una cena de amigos y sentirte profundamente solo. Simplemente a lo que abogo en el libro es a saber gestionar la soledad como emoción.
En resumen, el libro de Borja Vilaseca ofrece una mirada profunda y reflexiva sobre la soledad en la sociedad contemporánea, desafiando nuestras creencias y ofreciendo una perspectiva valiosa sobre el valor de la conexión consigo mismo.