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Ernesto Tejedor, investigador del Museo Nacional de Ciencias Naturales

"Estamos viviendo un cambio climático en directo, lo cual puede implicar pérdida de biodiversidad"

Un nuevo estudio revela que el cambio climático está intensificando los fenómenos extremos y adelantando su aparición, ya que las predicciones apuntaban a que no iban a ocurrir hasta finales del siglo XXI. Soziable habla con Ernesto Tejedor, uno de los autores del trabajo.

Ernesto Tejedor, investigador del Museo Nacional de Ciencias Naturales.
Ernesto Tejedor, investigador del Museo Nacional de Ciencias Naturales.

¿Cuáles son las principales conclusiones del estudio sobre la relación entre el cambio climático y las olas de calor extremo?

En este estudio ponemos en contexto la variabilidad de las temperaturas del verano, más allá de lo que conocemos con datos instrumentales, ya que utilizamos anillos de árboles que nos permiten reconstruir el clima de los veranos de los últimos 1.000 años. Los resultados muestran que 2022 y 2023 fueron los veranos más cálidos de los últimos 1000 años. 2022, 4 desviaciones estándar por encima de la media, y 2023 casi 3 desviaciones por encima. 

Sin cambio climático la probabilidad de que estos veranos se produjeran es de 1 entre 10.000 años. Con los datos instrumentales desde 1901 hasta 2021 (sin contar esos veranos), la probabilidad de que ocurrieran era de 1 entre 1.000 años. Utilizando las proyecciones climáticas a futuro lo que vemos es que estos veranos estaban proyectados para ocurrir en 30-50 años, en el escenario middle of the road, que se supone es en el que estamos. Por lo tanto, ahora vemos que estos extremos se han producido mucho antes y más intensos de lo que se proyectaba.

 ¿Qué metodologías y datos se utilizaron para llegar a estas conclusiones?

Utilizamos la dendrocronología, que nos permite analizar los anillos de los árboles y reconstruir el clima del pasado. También utilizamos datos instrumentales y proyecciones de escenarios futuros. Calculamos los periodos de retorno de estos extremos utilizando estas tres fuentes de datos. Esa es una de las novedades del estudio, que tenemos los datos instrumentales, una perspectiva histórica que nos permite conocer la variabilidad natural del clima (más allá de 1850, de la masiva intervención antropogénica en el clima), y las proyecciones a futuro, en función de diferentes escenarios de emisiones.    

¿Cómo han cambiado las frecuencias y las intensidades de las olas de calor en las últimas décadas según el estudio?

Vivimos en un clima mediterráneo en el que tanto las olas de calor como las sequías en periodo estival son frecuentes y parte de nuestro clima. Lo que estamos viendo, es que actualmente la probabilidad de que ocurran olas de calor, o veranos extremadamente cálidos, es mucho más alta, que alguien que viviera en el mismo lugar a principios del siglo XX. 

"En el verano de 2022 hubo alrededor de 60.000 muertes relacionadas con el exceso de calor en Europa, de las cuales alrededor de 11.000 fueron en España"

¿Qué regiones del mundo están siendo más afectadas por estas olas de calor extremas?

Pues precisamente la cuenca Mediterránea es uno de los puntos calientes, donde el cambio climático está afectando más. Otros puntos calientes son el Ártico, o el África subsahariana, por ejemplo.

¿Qué impactos tienen estas olas de calor en la salud humana y en los ecosistemas?

Los extremos climáticos suelen tener consecuencias. En concreto, en el verano de 2022 hubo alrededor de 60.000 muertes relacionadas con el exceso de calor en Europa, de las cuales alrededor de 11.000 fueron en España. En países que viven del turismo como España o Italia, y más concretamente del turismo de verano, tener veranos tan cálidos puede hacer que los turistas cambien sus hábitos.

También se está viendo que están cambiado patrones de turismo fuera de la temporada de verano, precisamente por el exceso de calor. Ha habido periodos más cálidos a lo largo de la historia del planeta, y los seres vivos y ecosistemas se adaptan a los cambios. El problema del contexto actual es la velocidad de estos cambios. Estamos viviendo un cambio climático en directo, lo cual puede implicar pérdida de biodiversidad, o cambios en la composición de especies, mayor riesgo de incendios, o menor disponibilidad del recurso agua

¿Cómo se espera que evolucionen las olas de calor en el futuro si no se toman medidas contra el cambio climático?

Con este trabajo hemos visto que los veranos extremos han sucedido más extremos y antes de lo previsto. El clima es un sistema complejo que tiene muchos mecanismos de feedback, o retroalimentación, y aunque redujéramos las emisiones a cero mañana, seguiríamos teniendo una atmósfera muy caliente. Como esto no va a suceder, lo más probable es que en los próximos años se repitan las condiciones de 2022, o 2023.

"Para enfrentar olas de calor más frecuentes y severas, los gobiernos deben adaptar la planificación urbana con más espacios verdes y áreas de sombra"

¿Qué papel juegan los océanos y otros cuerpos de agua en la intensificación de las olas de calor?

Tanto el océano Atlántico como el mar Mediterráneo juegan un papel muy importante en la intensificación de las olas de calor. De hecho, próximamente vamos a publicar un nuevo estudio en el que demostramos que la amplificación de la temperatura en superficie del mar en la Corriente del Golfo puede desencadenar un patrón de circulación atmosférica que favorece las olas de calor extremas en el Mediterráneo occidental, mejorando nuestra comprensión de estos eventos y ayudando a mejorar las predicciones a corto plazo y proyecciones futuras en modelos climáticos.

¿Cómo pueden los gobiernos y las comunidades prepararse mejor para enfrentar olas de calor más frecuentes y severas? ¿Qué medidas se pueden tomar para mitigar los efectos de las olas de calor extremas?

Para enfrentar olas de calor más frecuentes y severas, los gobiernos y comunidades deben adaptar la planificación urbana con más espacios verdes y áreas de sombra, implementar sistemas de alerta temprana y mejorar la infraestructura para resistir el calor extremo. También promover los refugios climáticos para poblaciones más vulnerables. Es crucial educar a la población sobre los riesgos, fomentar la gestión eficiente del agua, y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero a largo plazo.