Has participado en la elaboración del informe de las Naciones Unidas The global threat of drying lands. ¿Cuáles han sido las principales conclusiones?
Sí, soy uno de los autores principales. El informe, que es muy extenso y recoge todo el conocimiento científico que se tiene en la actualidad sobre la aridez climática, concluye que en las tres últimas décadas, hasta un 70% de las tierras emergidas han incrementado sus condiciones de aridez. Además las proyecciones climáticas a futuro indican que esa tendencia al incremento de la aridez se agravará conforme se calienta el clima global.
El informe además recoge una gran revisión bibliográfica sobre los impactos que tiene el incremento de la aridez sobre las sociedades y los ecosistemas, concluyendo que, de forma lenta pero sostenida, la aridificación del clima va degradando progresivamente la cubierta vegetal y los suelos (proceso conocido como desertificación), lo cual puede desencadenar toda una serie de impactos interconectados, como el incremento en el riesgo de incendios, pérdida de fertilidad del suelo y aumento de su erosión, descenso en la productividad agrícola, y en los casos más extremos incremento en las tasas de pobreza, afecciones a la salud humana e incluso migraciones masivas.
¿Están relacionados las tormentas y las inundaciones con la sequía?
Es importante diferenciar entre sequía, que es un evento a corto plazo de bajas precipitaciones y, por tanto, de escasez hídrica, y aridez - que es el objeto de informe - que se trata de un estado del clima a largo plazo y cuyos impactos son, por tanto, más duraderos.
Las condiciones de aridez incrementan la vulnerabilidad a las tormentas y la peligrosidad de las inundaciones. El deterioro de la cubierta vegetal hace que los suelos pierdan capacidad de infiltración y retención hídrica, por lo tanto, ante precipitaciones intensas se genera mayor escorrentía y el agua ocupa de forma más violenta los cauces de los ríos, y arrastra más sedimentos al erosionar los suelos, incrementando por tanto el riesgo de inundación.
Además en climas áridos los cauces de los ríos suelen estar secos, y las tormentas intensas suceden de forma muy irregular e imprevisible, lo cual puede condicionar a la población a infravalorar el riesgo de inundación, y agravar las consecuencias cuando se produce. Un ejemplo claro son las inundaciones ocurridas el año pasado en Libia, donde fallecieron más de 6.000 personas.
“En las últimas tres décadas la extensión de las regiones que se encuentran bajo condiciones de aridez se ha incrementado globalmente en un 3%”
¿Vamos a tener un problema grande con un importante aumento de tierras secas si continuamos así? ¿A qué velocidad se están expandiendo?
En las últimas tres décadas la extensión de las regiones que se encuentran bajo condiciones de aridez se ha incrementado globalmente en un 3%, lo que supone que 4,3 millones de km2 (algo así como la mitad del área de Australia) son nuevas tierras secas, que antes de 1990 no lo eran.
Principalmente, estas zonas se encuentran en el oeste de los Estados Unidos, la península de Yucatán en Mexico, el noreste de Brasil y Argentina, la región Mediterránea, el Sahel y el Rift Valley en África, o Mongolia y China. Todas estas regiones deberían comenzar a tomar medidas de adaptación a dichas condiciones de aridez lo antes posible, porque los impactos que he mencionado anteriormente, aunque ahora no sean palpables, porque son lentos en el tiempo, se pueden volver irreversibles si no se actúa con antelación.
¿Es preocupante que las tierras secas ocupen el 40,6% de toda la superficie de la Tierra?
La existencia de climas áridos y de grandes regiones secas es inherente al funcionamiento natural del sistema climático y de la circulación general de la atmósfera. Ese valor es preocupante en la medida en que se está incremento a causa del cambio climático antropogénico, y a que cada vez es mayor el número de personas habitando en las mismas.
¿Cómo puede influir esta situación en la agricultura?
La producción agrícola se ve fuertemente afectada bajo un incremento en las condiciones de aridez. En primer lugar, porque la disponibilidad de agua para las plantas es menor al haber menos precipitaciones o mayor evapotranspiración (las principales variables que definen la aridez). Ello está obligando ya en muchos lugares a buscar variedades de grano (maíz, trigo) más resistentes a la escasez de agua.
También los suelos pierden fertilidad, al verse afectada la micriobiota, los ciclos de nutrientes, la capacidad de retención hídrica o el contenido de materia orgánica. Ello puede llevar a los agricultores a incrementar indebidamente el uso de fertilizantes, lo cual conlleva graves consecuencias para la salud de los ecosistemas. La agricultura, que está en la base de nuestro desarrollo y bienestar, es uno de los sistemas productivos más afectados por el aumento de la aridez.
“La producción agrícola se ve fuertemente afectada bajo un incremento en las condiciones de aridez”
¿Es una amenaza para miles de millones de personas en todo el mundo?
El informe demuestra que el número de personas en el mundo viviendo bajo condiciones de aridez se ha duplicado, pasando de 1.200 millones en 1990 a 2.300 millones en la actualidad (cifras que podrían alcanzar los 5.000 millones a finales de siglo XXI). Esto es tremendamente preocupante, pues no se debe sólo al incremento en la extensión de las tierras áridas, sino al propio incremento demográfico en las mismas. Ello significa que cada hay más personas consumiendo recursos (hídricos, alimentarios, energéticos) en áreas donde su disponibilidad cada vez es menor, algo totalmente insostenible.
Además, en muchas de estas regiones áridas (el Sahel, el Rift Valley, India o Bangladesh) se encuentran las mayores tasas de pobreza y desigualdad del planeta, condiciones que incrementan notablemente la vulnerabilidad de las personas a la escasez de recursos impuesta por la aridez.
¿Es el ser humano el principal causante de esta sequía?
En el informe se demuestra que el incremento de gases de efecto invernadero por la actividad humana es responsable de la expansión de tierras áridas en 1,5 millones de km2 desde inicios de la era industrial (1850), siendo más patente el efecto humano sobre la aridez climática a partir de 1940, y acelerándose a partir de 1990.
Los experimentos de simulación climática realizados para el informe muestran que, si seguimos con el actual ritmo de emisiones de gases de efecto invernadero, otro 3% adicional de lo que hoy en día son regiones húmedas, se habrán convertido en tierras áridas para finales del siglo presente. El incremento en la aridez climática y el cambio climático antropogénico están íntimamente relacionados
"El informe demuestra que el número de personas en el mundo viviendo bajo condiciones de aridez se ha duplicado, pasando de 1.200 millones en 1990 a 2.300 millones en la actualidad"
¿Cómo se puede revertir esta situación?
Hay que incidir en la necesidad de tomar medidas de globales de mitigación del cambio climático, principalmente, reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero, para ralentizar en la medida de lo posible la tasa de expansión de la aridez. Pero es difícil, sino imposible, revertir a corto plazo las condiciones de aridez de aquellas regiones que ya las están sufriendo. En estas solo quedan aplicar medidas de adaptación, que como se recoge en el informe deben integrar tanto el conocimiento tradicional de las poblaciones que se han adaptado históricamente a estas condiciones, por ejemplo, adecuando las técnicas y especies de cultivo o de pastoreo, como soluciones que apliquen las nuevas tecnologías, por ejemplo en un uso más eficiente del agua.
Además es imprescindible incrementar el conocimiento y la información de las poblaciones afectadas, especialmente, a las más vulnerables, con programas educativos, con sistemas de monitoreo climático, implementando programas de evaluación de impactos y guías de buenas prácticas.
Se deben impulsar políticas que promuevan un uso sostenible de los recursos naturales y favorezcan la inversión privada y la movilización de recursos económicos en proyectos de adaptación innovadores, integrar a las comunidades más afectadas en los procesos de toma de decisión… En definitiva, es un reto que debe implicar transversalmente a todos los sectores de la sociedad.