La historia de esta celebración proviene de muchos siglos atrás, pero ha ido evolucionando hasta convertirse en una de las fechas de mayor consumo mundial, el día más celebrado y el de mayor gasto de media en productos o servicios de consumo.
Sin entrar a valorar la conveniencia de esta celebración, pues hay quien reniega de este día alegando que se trata de una estrategia meramente comercial, quizás sí conviene planificar mejor los preparativos de un día feliz y amoroso, que así sea, pero para todo el planeta, sin demasiados perjuicios añadidos.
Del rojo deseo al rojo peligro
Los efectos secundarios del consumo son ya conocidos, pero en este día tan señalado, el día del amor, del rojo pasión y del deseo, hay datos que conviene repasar para que ese color no se convierta en otra señal, como es la del semáforo en rojo, o la del rotulador que suspende un examen, ni tampoco el rojo de las banderas de nuestras playas cuando la tormenta las convierte en un peligro.
Entre las preferencias de los enamorados, año tras año, se mantienen las tendencias más tradicionales, con sus flores, tarjetas de amor y bombones, si bien últimamente se van reduciendo y ceden terreno al verde esperanza, apostando por celebraciones más sostenibles.
Y es que una flor, tan hermosa y delicada, requiere un esfuerzo que no podemos permitirnos, sobre todo cuando es un deseo que aspira a satisfacer millones de personas. Según un estudio de 2007 realizado por la Universidad de Cranfield, Inglaterra, 12.000 rosas cultivadas en Kenia generan 6.000 kg de CO2, mientras que la cantidad equivalente cultivada en un invernadero holandés emite 35.000 kg de CO2. La razón es que las cultivadas en Holanda requieren, además, luz artificial.
En cualquier caso, cada flor cortada puede llegar a emitir 3 kg de CO2, sin contar el gasto que supone su transporte, el trastorno del consumo intensivo de agua y la contaminación por plaguicidas que se produce, pues estos cultivos están exentos de las regulaciones sobre residuos de pesticidas, aunque llevan significativamente más de los permitidos en los alimentos.
Cada flor cortada puede llegar a emitir 3 kg de CO2, sin contar el gasto que supone su transporte, el trastorno del consumo intensivo de agua y la contaminación por plaguicidas
Pero si queremos responder al deseo de los enamorados y que su encantamiento se prolongue muchos años, quizás sería bueno recordarles que una flor apenas puede conservarse unos días y, sin embargo, un árbol puede durar muchos, muchos años, y es capaz de limpiar hasta 250 kg de CO2 a lo largo de su vida.
Tras los pasos de Valentín
Valentín era un hombre piadoso, un joven sacerdote que buscaba fieles en la Roma de hace muchos siglos y, de paso, favorecía el casamiento de los jóvenes enamorados en épocas de prohibición, cuando se pensaba que el matrimonio podía distraer a los guerreros. Su osadía contraviniendo las leyes fue castigada con la cárcel y, desde allí, cumpliendo con los deseos de su carcelero, logró el milagro de devolver la vista a su hija.
Sin embargo, en ese laborioso encargo, cayó también el cura en las redes del amor y, según la leyenda, cuando supo que sería ejecutado (el 14 de febrero), escribiría desde su celda una nota de despedida a su amada en la que firmaba: "De tu Valentín", una expresión anglosajona que pasó a la historia como la mejor rúbrica para las cartas de amor: "From your Valentine".
Es por eso que la primera de las tradiciones en el día de San Valentín, sobre todo en países anglosajones, era el envío de cartas de amor, tarjetas con los versos más sentidos y arrebatados que una pasión pudiese inspirar. Eso sí, con el paso del tiempo, algunas empresas supieron sacar rendimiento a este día y se popularizó la tendencia de regalar algo más que cartas.
En cualquier caso, en un afán por enverdecer esta tendencia al consumo peligroso, volvemos al dato de las tarjetas para advertir de la huella que dejan estos envíos. Teniendo en cuenta tan solo las ventas que la empresa norteamericana Hallmark realiza para el día de los enamorados, 141 millones de tarjetas, y considerando que cada tarjeta es una hoja de papel, podemos decir que ese día, en Estados Unidos, se sacrifican en la hoguera de las pasiones más de 10.000 árboles.
Una tonelada de papel reciclado equivale a salvar la vida de 17 árboles adultos
Según National Geographic, el papel representa el 18% de los residuos que generamos cada día, por eso, aunque animan a buscar alternativas a este consumo, también invitan a continuar el camino del reciclaje, ya que, como ellos mismos indican, una tonelada de papel reciclado equivale a salvar la vida de 17 árboles adultos.
Verde esperanza
En los últimos tiempos, las tendencias han variado sustancialmente y cada vez son más los españoles que se plantean demostrar su amor con un regalo digital, o con alternativas más sostenibles, como puede ser una cita a través de una aplicación de parejas, tan de moda últimamente y, al parecer, un recurso muy utilizado en las últimas celebraciones de San Valentín. ¡Cómo cambian los tiempos! No hace mucho, el día de los enamorados era el día elegido para pedir matrimonio...
Las opciones son casi infinitas, pero recurriendo a la sabiduría de las organizaciones con experiencia en alternativas sostenibles, recogemos unos consejos de Greenpeace para conquistar corazones rojos y verdes, ideas para regalar y tendencias a esquivar.
● Regalos a evitar en San Valentín
Globos. Son poco útiles, frágiles y muy contaminantes. Además, se usan solo un minuto, duran hasta cinco días, o incluso semanas, pero tardan en desaparecer hasta seis meses
Envolturas con papel celofán o plástico. Los regalos envueltos se ven hermosos, pero son necesarios hasta 50 años para que se desintegre ese material
Comidas para llevar o delivery. Una cena siempre es una buena idea para regalar, pero intenta no elegir un restaurante de comida rápida que use recipientes desechables
Compras en línea. Requieren de embalajes y transporte muy contaminante para enviar los productos.
● 7 ideas de regalos sostenibles para San Valentín
Plantas o semillas para traer nuevas plantas que brinden oxígeno al planeta.
Libros.
Cena en casa.
Mascotas.
Experiencias, como un viaje, una escapada, un paseo en bicicleta, un momento de lectura en un parque, una caminata o escalada, una clase de baile.
Artículos de elaboración artesanal
Y recuerda comprar productos en comercios locales.
Mantén en mente, también en San Valentín, la regla de las tres R: recicla, reduce y reutiliza.