El Presupuesto Global de Carbono 2024 proyecta emisiones de dióxido de carbono (CO2) fósil de 37.400 millones de toneladas, un 0,8% más que en 2023. A pesar de la urgente necesidad de reducir las emisiones para frenar el cambio climático, los investigadores dicen que todavía “no hay señales” de que el mundo haya alcanzado un pico en las emisiones de CO2 fósil.
Con emisiones proyectadas de 4.200 millones de toneladas derivadas del cambio de uso de la tierra (como la deforestación), se estima que las emisiones totales de CO2 ascenderán a 41.600 millones de toneladas en 2024, frente a los 40.600 millones de toneladas del año pasado.
En los últimos 10 años, las emisiones de CO2 de origen fósil han aumentado mientras que las emisiones de CO2 derivadas del cambio de uso de la tierra han disminuido en promedio, lo que mantiene las emisiones generales aproximadamente estables durante ese período.
Este año, se prevé que aumenten las emisiones de CO2 provenientes de los cambios en el uso de la tierra y de los combustibles fósiles, y que las condiciones de sequía exacerben las emisiones derivadas de la deforestación y los incendios provocados por la degradación forestal durante el fenómeno climático de El Niño de 2023-2024.
Con más de 40.000 millones de toneladas liberadas cada año en la actualidad, el nivel de CO2 en la atmósfera continúa aumentando
Con más de 40.000 millones de toneladas liberadas cada año en la actualidad, el nivel de CO2 en la atmósfera continúa aumentando, lo que impulsa un calentamiento global cada vez más peligroso.
Según el profesor Pierre Friedlingstein, del Instituto de Sistemas Globales de Exeter, quien dirigió el estudio, “los impactos del cambio climático son cada vez más dramáticos, pero aún no vemos señales de que la quema de combustibles fósiles haya alcanzado su punto máximo”.
“Se acaba el tiempo para cumplir los objetivos del Acuerdo de París, y los líderes mundiales reunidos en la COP29 deben lograr recortes rápidos y profundos a las emisiones de combustibles fósiles para darnos una oportunidad de permanecer muy por debajo de los 2°C de calentamiento respecto de los niveles preindustriales”, añadió.
Sin embargo, la profesora Corinne Le Quéré, de la Royal Society en la Facultad de Ciencias Ambientales de la UEA, aseguró que “a pesar de otro aumento de las emisiones globales este año, los últimos datos muestran evidencia de una acción climática generalizada, con la creciente penetración de energías renovables y automóviles eléctricos que desplazan a los combustibles fósiles, y la disminución de las emisiones de deforestación en las últimas décadas confirmada por primera vez”.
Por otro lado, el doctor Glen Peters, del Centro CICERO para la Investigación Climática Internacional en Oslo, considera que “hay muchas señales de progreso positivo a nivel de país, y una sensación de que un pico en las emisiones globales de CO2 fósil es inminente, pero el pico global sigue siendo esquivo”. “La acción climática es un problema colectivo y, si bien en algunos países se están produciendo reducciones graduales de las emisiones, en otros continúan aumentando. El progreso en todos los países debe acelerarse lo suficientemente rápido como para poner las emisiones globales en una trayectoria descendente hacia el cero neto”, añade Peters.