El enclave del Paisaje de la Luz, conformado por el paseo del Prado y El Buen Retiro de Madrid, se ha convertido, de este modo, en el primero de la capital con este reconocimiento. La decisión se adoptó en el encuentro del 44º Comité de Patrimonio Mundial de la UNESCO, celebrado en la ciudad china de Fuzhou, sobre las tres menos cuarto (hora española), aunque no estuvo exenta de cierta polémica.
Y es que, durante su intervención, el representante del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios, profirió diversas críticas al proyecto, haciendo alusión a cuestiones como que este no se entendía en su conjunto o que la conservación de algunos edificios podría haber sido mejor ejecutada.
Sin embargo, tras los alegatos favorables de varios países como Egipto, Brasil y Arabia Saudí, el Embajador Delegado Permanente de España ante la UNESCO, Juan Andrés Perelló, defendió que “Madrid no puede arrancarse el pulmón de El Retiro, que está conectado con el Prado y todo el espacio inscrito de arte y ciencia”.
Asimismo, Perelló reiteró que el eje del Prado-Retiro es desde hace cuatro siglos inspiración para otras “alamedas y paseos de ciudades ‘hermanas’ latinoamericanas, que se localizan en Chile; en la ciudad de Córdoba, en Argentina; y en el propio paseo de La Habana”.
Y concluyó su discurso expresando la única duda que le asaltaba acerca de este proyecto. A este respecto, el Embajador español ante la UNESCO manifestó que “cuando en Madrid dicen ‘de Madrid al cielo’, yo me pregunto: ‘Y está gente, ¿para qué quiere ir al cielo si ya está en Madrid?’”.
Naturaleza, cultura y ciencia
La elección del proyecto madrileño ha reconocido la relevancia de aunar en un entorno urbano naturaleza, cultura y ciencia, un hecho que convirtió a Madrid ya en el siglo XVI en la primera capital sostenible de Europa.
El alcalde de la ciudad, José Luis Martínez-Almeida mostró su emoción “porque, en tiempos de pandemia, en una ciudad que ha sufrido muchísimo en los últimos meses, tenemos un motivo de celebración” y aseguró que Madrid asume “con orgullo, honor y con una tremenda responsabilidad tener un sitio inscrito en la Lista de Patrimonio Mundial y estará a la altura”.
El propio Almeida y otras personalidades como Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid; Miquel Iceta, ministro de Cultura; y Begoña Villacís, vicealcaldesa, siguieron en directo la decisión de la UNESCO desde el Museo del Prado. Tras esta, el alcalde madrileño dio la gracias al Comité de Patrimonio Mundial, integrado por 21 países elegidos por los 194 estados parte de la Convención de la UNESCO para la Protección del Patrimonio Mundial Cultural y Natural y, como tal, el órgano ejecutivo responsable de decidir los lugares que reúnen las características para ser inscritos en la Lista de Patrimonio Mundial a propuesta de los estados.
Interrelación cultural entre personas y naturaleza
El proyecto Paisaje de la Luz, asimismo, representa un paisaje cultural nacido de la interrelación entre las personas y la naturaleza, diseñado en un contexto urbano que ha ido evolucionando a lo largo de los años y, al mismo tiempo, ha mantenido su esencia: el anhelo de combinar cultura y naturaleza en el corazón de una ciudad para el disfrute de los ciudadanos, donde se unen geografía e historia, lo individual y lo universal, con unas claras señas de identidad.
En torno al paseo del Prado, el primer ejemplo de una alameda urbana desde el siglo XVI, se sitúan las grandes instituciones culturales, científicas, políticas, económicas y representativas de la sociedad madrileña y del Estado español.
El enclave, además, está ligado histórica y geográficamente a los jardines de El Buen Retiro. Ambos, paseo y parque, forman un conjunto indisoluble cuyo origen se remonta a mediados del siglo XVI, cuando por primera vez se concibió un espacio para que todos los ciudadanos, sin distinciones sociales, pudieran disfrutar de la naturaleza dentro de los límites de la ciudad.
A finales del siglo XVIII, el rey Carlos III abrió puntualmente los jardines de El Buen Retiro al público, integrándolos en la renovación general de la ciudad, con una nueva visión del espacio urbano que incluía un factor innovador y decisivo único en su época: la creación de un conjunto de instituciones de carácter científico.
Todo ello confiere al Paisaje de la Luz un valor universal excepcional que este domingo fue reconocido por la UNESCO y lo define como un modelo único de urbanismo singular adelantado a su tiempo, que se extendió más allá de nuestras fronteras como un modelo único de urbanismo singular reflejo de un ideal sobre una nueva sociedad.