
El encuentro ‘¿Cómo está evolucionando la acción social de las empresas?’, organizado por ESADE y Fundación “la Caixa” y celebrado de forma online, estuvo moderado por Ignasi Carreras, director de los programas de formación directiva de ONG-ONL del Instituto de Innovación Social de ESADE, y contó con la participación de Virginia Luca de Tena, directora de la Fundación Mahou San Miguel; Meritxell Ripoll, directora de Contenidos y Acción Social de CaixaBank; y Alberto Andreu, presidente de la Asociación Española de Directivos de Sostenibilidad (DIRSE).
Durante el webinar, se debatió sobre la evolución de los programas de acción social de las organizaciones y las novedades que estos están incorporando; sobre sus aprendizajes y experiencias; y, por último, sobre los retos futuros de esta acción social.
Acción social en la actualidad
En torno a los cambios que se han producido en los últimos años en la forma en la que las organizaciones desarrollan su acción social, Virginia Luca de Tena comenzó explicando cómo, cuándo y con qué fin se puso en marcha la Fundación Mahou San Miguel. A este respecto, señaló que “Mahou San Miquel es una compañía con un fuerte compromiso social desde hace ya cerca de 130 años y hace ocho años se tomó la decisión de crear la Fundación para canalizar ese compromiso, siempre alineado y trabajando codo con codo con los planes y con las líneas de la compañía”.
Además, hizo alusión a los tres grandes ejes con los que se trabaja en la entidad: la educación y el empleo; el voluntariado corporativo; y la acción social. En este último caso, Luca de Tena detalló el modo en el que la Fundación Mahou San Miguel colabora con entidades sociales, apoyando sus programas y construyendo otros para dar respuesta a las necesidades que estas identifican con la ayuda de sus voluntarios.
En su turno de palabra, Meritxell Ripoll señaló a este respecto que la acción social que realizan las empresas “ha cambiado de forma bastante importante porque nuestros stakeholders tienen la acción social como una de sus principales prioridades en este momento, ya no solo por la pandemia, sino porque hay toda una movilización alrededor de lo que le está ocurriendo al planeta y no hay ninguna cuestión medioambiental que no tenga un efecto social”.
Asimismo, la directora de Contenidos y Acción Social de CaixaBank destacó que “el regulador cada vez pide más intervención en este tipo de cuestiones. Por lo tanto, los que hasta ahora no lo hacían, ya no pueden permitírselo”. Y, además, explicó que, aunque en la entidad siempre han contado con él, “cada vez tenemos muchísimo más apoyo de la alta dirección”.
Y Alberto Andreu puso de relieve, en relación a estos cambios en la acción social corporativa, una mayor colaboración entre empresas y entidades sociales. En este sentido, afirmó que “antes, las organizaciones daban un dinero y las ONG rendían unas cuentas. Pero ahora los proyectos son más co-creados y más co-gestionados y se incorporan más dentro de lo que es la actividad habitual de la compañía”.
También destacó la mayor dimensión que está obteniendo lo social en los últimos años. A este respecto, el presidente de DIRSE indicó que “lo social se ha ampliado un poco más, a la parte ambiental y también hacia el campo de la transparencia y de la gobernanza”.
Y, al mismo tiempo, recalcó las modificaciones que se han producido en la forma en las que las organizaciones contribuyen a una sociedad mejor. “Antes, las compañías contribuían con fondos, pero hoy también lo hacen con toda su logística y con toda su cadena de valor. Lo hemos visto en el COVID, cómo compañías como Inditex no solo han donado dinero, sino que también han puesto a disposición de las autoridades su propia cadena logística”, señaló.
Ejemplos de acción social
El segundo de los ejes en torno a los que giró el encuentro fue el de ejemplos corporativos de acción social. En este caso, Virginia Luca de Tena citó la iniciativa ‘Creamos oportunidades en hostelería’, “un programa que arrancó hace 8 años con el inicio de la Fundación Mahou San Miguel y que forma a jóvenes en el sector de la hostelería y el turismo para encontrar un empleo”.
Y, por su parte, Meritxell Ripoll explicó que “una de los pilares principales que tenemos en toda nuestra estrategia social es emplear a la gente que tenemos en toda España. CaixaBank es una entidad financiera que tiene oficinas en casi todos los rincones del país, con lo cual podemos hacer muchos programas e intervenciones apoyándonos en esta gente”.
Asimismo, la directora de Contenidos y Acción Social de CaixaBank destacó que “muchos clientes están en el banco por la labor social que realiza y esto también lo trasladan con sus decisiones y con su aportación a esas campañas de donativos que estimulamos con entidades, por ejemplo, para ayudas contra el cáncer, para los bancos de alimentos…”.
Retos pendientes
Y en el tercero de los bloques del webinar 'Cómo está evolucionando la acción social en las empresas', centrado en los retos que las compañías tienen por delante para tratar de que su acción social tenga un mayor impacto positivo sobre la sociedad, Virginia Luca de Tena puso de relieve la necesidad de establecer alianzas, un asunto en el que, como afirmó, “vamos a poner mucho foco este año”, ya que, debido a su relevancia, “si trabajamos de manera conjunta, el impacto a medio-largo plazo será mucho mayor”.
En este sentido, la directora de la Fundación Mahou San Miguel declaró que “es verdad que nuestro modelo es muy colaborativo, pero estamos buscando nuevas formas de colaborar con nuevos partners, con otras empresas, con otras entidades y con la administración pública en las distintas comunidades”.
También se refirió Luca de Tena a la posibilidad de aportar valor social a toda la cadena de negocios, en industrias como la de la hostelería, la distribución, la logística y la alimentación, ya que “son sectores y negocios donde hay demanda de empleo y donde podemos ofrecer a los jóvenes formación para que puedan insertarse en ellos y tener empleos de calidad”.
Y, por último, la responsable de la Fundación Mahou San Miguel recalcó la relevancia de dar una mayor visibilidad al papel que juegan las fundaciones empresariales en la sociedad y su impacto, “buscando líneas comunes que nos ayuden a generar un impacto más global y que seguramente a medio-largo plazo producirá cambios mucho más potentes que si vamos haciendo las cosas de manera más individualizada y más sectorizada”.
Meritxell Ripoll, por otro lado, apuntó a dos retos durante su intervención en esta tercera parte del encuentro. El primero de ellos, a nivel interno, es “tener la capacidad de involucrar a toda la organización para consolidar los recursos que dedicamos por parte de todos los equipos”.
En este sentido, señaló que “todo el mundo puede aportar, independientemente de que esté en un área o en otra. No es una cuestión solo del área de acción social. Si conseguimos mejores mediciones de impacto, conseguiremos que la gente vea que, aportando y participando en estas actividades, tiene mucho sentido para la organización”.
Y el segundo de los retos planteados por la directora de Contenidos y Acción Social de CaixaBank, a nivel externo, es el del “reconocimiento por parte de los stakeholders”. Ello supondrá, como reconoció, “una posibilidad de empuje y de seguir apostando desde el sector privado porque no hay nada más cuestionable que estés invirtiendo en algo y no tengas realmente una rentabilidad”. Por ello, añadió, “el reconocimiento por parte de los stakeholders –sean empleados, clientes, inversores…– de que lo que estás haciendo tiene sentido es un activador, un driver realmente muy interesante”.
Y Alberto Andreu, finalmente, se refirió a los desafíos a los que se enfrentan hoy las organizaciones. En este sentido, el presidente de DIRSE destacó el ‘tsunami’ regulatorio en materia ASG en el seno de la Unión Europea, con cerca de 500 iniciativas en los últimos años; la colaboración público-privada; la medición del impacto de las aportaciones sociales de las compañías; y la mejora de los sistemas de gobernanza de las empresas que tienen fundaciones.