Pasar al contenido principal
Califican como clave su resiliencia

Expertos alertan de la necesidad de transformar las infraestructuras con urgencia ante el cambio climático

España es uno de los países de Europa que más está notando las consecuencias del cambio climático, según estudios recientes. El calentamiento global ha aumentado considerablemente en las últimas décadas, afectando gravemente tanto al entorno natural como a las infraestructuras críticas que sostienen la movilidad y el transporte en todo el país.

Resulta imprescindible estudiar cómo las infraestructuras actuales pueden verse afectadas por el cambio climático.
Resulta imprescindible estudiar cómo las infraestructuras actuales pueden verse afectadas por el cambio climático.

Una parte importante de las infraestructuras de transporte en España están expuestas a los impactos del cambio climático. Los fenómenos extremos, como las olas de calor y las lluvias torrenciales, son cada vez más frecuentes, lo que pone en riesgo la operatividad de las redes viarias y ferroviarias. Este es un problema urgente, como se evidenció recientemente en la Comunidad Valenciana, donde las fuertes riadas provocadas por la DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos) ocasionaron graves inundaciones y daños en infraestructuras vulnerables, causando la muerte de más de 200 personas.

En este contexto, el Ministerio de Transportes, Movilidad Sostenible y Agenda Urbana ha subrayado la necesidad de avanzar en la descarbonización de la movilidad y la transición hacia un sistema de transporte más sostenible. Durante su intervención en el congreso Global Mobility Call, el ministro de Transportes destacó la urgencia de descarbonizar la movilidad y de promover el uso del transporte público, que juega un papel clave para reducir las emisiones contaminantes y proteger la salud pública ante los efectos del cambio climático.

En este contexto, Ana Solá, CEO de CINESI, consultora especializada en movilidad sostenible, destaca que “es urgente mitigar los efectos ya palpables del cambio climático. Para ello, resulta imprescindible estudiar cómo las infraestructuras actuales pueden verse afectadas por fenómenos como las altas temperaturas y las lluvias intensas. La evaluación de la resiliencia de las infraestructuras existentes y la mejora de su capacidad de adaptación son fundamentales para prevenir nuevas catástrofes en un futuro cercano”.

En 2021, CINESI participó en un estudio realizado para la Oficina Catalana del Cambio Climático sobre los impactos del calentamiento global en las infraestructuras de Catalunya, en el que se detectó que cerca del 30% de las redes viarias y ferroviarias podrían verse afectadas por fenómenos climáticos extremos.

“La adaptación de las infraestructuras de transporte al cambio climático es un reto inminente” alerta Solá. “No se trata sólo de construir nuevas infraestructuras, sino de hacer que las existentes sean resilientes a fenómenos climáticos extremos que cada vez son más frecuentes. Las redes de transporte deben ser más adaptables y robustas ante situaciones como las que hemos vivido en Valencia”, añade.

En esta línea, el pasado mes de marzo el Ministerio de Transportes licitó un contrato de casi cinco millones de euros para evaluar la resiliencia de la Red de Carreteras del Estado frente a fenómenos hidrometeorológicos y mejorar la gestión de inundaciones. Este proyecto contempla tanto el análisis de riesgos hidrológicos en las carreteras de titularidad estatal como el desarrollo de sistemas de alerta y directrices técnicas para minimizar el impacto de las inundaciones. Además, plantea implementar medidas para coordinar eficazmente a los organismos implicados en la gestión de emergencias y garantizar la seguridad y operatividad de las infraestructuras viarias frente a futuros episodios climáticos extremos.

“La resiliencia de las infraestructuras es clave para mantener la movilidad en momentos críticos. El desafío es cómo abordar de manera urgente las consecuencias inmediatas del cambio climático, mientras se implementan estrategias efectivas que ayuden a mitigar su impacto a medio y largo plazo”, concluye Solá.