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Según un informe de McKinsey & Company

España deberá invertir 85.000 millones anuales en tecnologías verdes para descarbonizar su economía

Esta es una de las principales conclusiones de un estudio elaborado por la consultora McKinsey & Company que revela que España podría llegar a las emisiones netas nulas en 2045 y a las emisiones negativas en 2050. Para ello, según el documento, se deberían invertir en tecnologías ‘verdes’ unos 2,5 billones de euros, equivalente al 6,2% del PIB promedio anual hasta 2050.

Algunas zonas del sur de España podrían experimentar 45 días al año con máximas por encima de los 37ºC.
Algunas zonas del sur de España podrían experimentar 45 días al año con máximas por encima de los 37ºC.

En un escenario en el que la neutralidad climática se ha posicionado como un asunto sumamente prioritario a nivel global como una de las palancas clave para cumplir con el desafío del crecimiento sostenible e inclusivo, McKinsey & Company ha elaborado un informe pionero en nuestro país.

Balo el título ‘España cero neto: el polo de descarbonización de Europa’, la consultora estratégica global ha presentado un escenario alternativo a través del que España podría reducir a cero las emisiones de los gases de efecto invernadero en las tres próximas décadas y convertirse así en uno de los líderes globales de la economía descarbonizada.

El estudio plantea los retos y las oportunidades que supone la aceleración de la descarbonización en España en línea con las políticas y los avances tecnológicos, calculando también la movilización de inversión con el objetivo de asegurar una economía más fuerte, sólida y con mayor autonomía energética.

Uno de los principales hallazgos del informe revela que España podría alcanzar el hito de las cero emisiones netas en 2045 y llegar a las emisiones negativas en 2050 a través de una inversión de 85.000 millones de euros al año en tecnologías verdes. La inversión acumulada de capital en estas tecnologías sería de unos 2,5 billones de euros, que equivaldría al 6,2% del PIB promedio anual hasta 2050. Esto sería un punto porcentual por encima de la inversión estimada para un escenario más conservador basado en las políticas actuales.

España podría alcanzar el hito de las cero emisiones netas en 2045 y llegar a las emisiones negativas en 2050 a través de una inversión de 85.000 millones de euros al año en tecnologías verdes

Riqueza natural y tecnológica

El estudio pone en valor la riqueza de los recursos naturales y tecnológicos con los que cuenta nuestro país para hacer frente a estos desafíos. Los recursos solares y la penetración de la energía eólica, que conjuntamente presentan un inmenso potencial para el desarrollo del hidrógeno verde, así como la robusta infraestructura de transporte de gas natural que podría ser utilizado para transportar hidrógeno y el potencial con el que cuenta España para aumentar las absorciones de CO2 a través de técnicas como la reforestación son todos factores que presentan una oportunidad para España de convertirse en el líder europeo de sostenibilidad y energías limpias.

Además, España cuenta con un claro compromiso desde el sector público y es de hecho el segundo país con mayores asignaciones de fondos de ayuda de la Unión Europea (más de 70.000 millones de euros). En este sentido, el informe plantea un escenario alternativo a las políticas y los planes de transición ecológica actuales, instando a acelerar la respuesta al cambio climático, y sugiere que la reducción de emisiones a nivel nacional para 2030 podría ser de hasta un 46%, con respecto a 2019, si se aceleran los esfuerzos.

El informe de McKinsey & Company indica también que el transporte y la industria representan más del 65% de las emisiones netas en España, situándose como sectores clave para alcanzar la neutralidad climática en 2045. Así, la electrificación, el hidrógeno verde y los biocombustibles serán las tres principales áreas de las que dependerá la transición energética en este horizonte.

Tal y como explicó Bruno Esgalhado, líder de McKinsey Platform for Climate Tecnologies en Iberia, “la urgencia climática ha acelerado la transición energética de manera drástica en los últimos años, incluso meses. En los próximos años veremos un incremento de inversión sin precedentes. Por tanto, España tiene la responsabilidad de actuar como agente clave en la descarbonización y poner el foco principal en los sectores con mayor impacto en el planeta, como la industria y el transporte, donde la electrificación será una de las claves para alcanzar el objetivo”.

Riesgos físicos, sociales y económicos

El contexto de las políticas encaminadas a lograr la neutralidad climática a la luz del plan REPower EU y el escenario geopolítico plantean una revisión para evitar los riesgos significativos a nivel físico, social y económico a los que España podría enfrentarse. De hecho, según el estudio, en un escenario de temperaturas 2ºC superiores a los niveles preindustriales, algunas zonas del sur de España podrían experimentar 45 días al año con máximas por encima de 37ºC, impactando no solo sobre la salud de la población sino también sobre ciertas actividades económicas.

El aumento generalizado de temperatura a causa del impacto climático podría someter a la agricultura a una disminución de producción de cuatro de los cultivos más relevantes, como la uva, la aceituna, el tomate y el trigo. Por su parte, el turismo podría enfrentarse a numerosos retos para mantener su actual atractivo en escenarios de elevadas temperaturas, especialmente en la temporada más alta.

Algunas zonas del sur de España podrían experimentar 45 días al año con máximas por encima de 37ºC, impactando no solo sobre la salud de la población sino también sobre ciertas actividades económicas

Y en el caso del transporte, que produce casi un tercio de las emisiones en España, podría llegar a reducir sus emisiones un 50% para 2030 y un 100% para 2050 gracias a la adopción de los vehículos eléctricos y los biocombustibles. Según el informe, este sector debería recibir casi dos tercios de la inversión total planteada en este horizonte.

Economía más sólida y socialmente aceptable

Pero Joseba Eceiza, líder de la Práctica de Sostenibilidad en España y Portugal de McKinsey, matiza que “el impulso de la transición tiene como ambición ayudar en la creación de una economía más sólida y fuerte y socialmente aceptable”. Además, añade que “en el camino hacia ese crecimiento sostenible e inclusivo, los sectores de la economía cuya actividad generan un mayor impacto medioambiental se encuentran ante la responsabilidad de actuar como agentes clave en la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero en el planeta”.

Según McKinsey, el escenario alternativo a través del que España podría lograr la descarbonización en 2045 tendría, además, un impacto directo y sustancial en la economía, sosteniendo más de 1,1 millones de puestos de trabajo en promedio hasta 2050, lo que suponen 200.000 puestos más que en el escenario basado en las políticas de descarbonización actuales.

La transición ecológica requerirá la acción conjunta de todos los sectores de la economía en España, con la que podría convertirse en el líder sostenible y de energías limpias de Europa

En este contexto, Joseba Eceiza afirmó que "la economía global afronta la mayor reasignación del capital de la historia y España se encuentra ante una oportunidad única para liderar esta transición ecológica y económica. El papel de la banca será clave en la movilización de la financiación destinada al desarrollo sostenible”.

Acción conjunta

Por último, el estudio señala que la transición ecológica requerirá la acción conjunta de todos los sectores de la economía en España. Para acercarse al éxito y aprovechar el potencial de España de convertirse en el líder sostenible y de energías limpias de Europa, se deberá asegurar simultáneamente que los recursos, tecnologías y cadenas de suministro están disponibles a escala, que los ajustes en las variables económicas se realizan de manera sostenible e inclusiva y, por último, que tanto el sector público como el privado sostienen sus compromisos y avanzan hacia sus objetivos de manera constante.

Según concluye el análisis, España ya cuenta con condiciones claves para ser un polo verde en Europa. Tiene el segundo nivel más alto de penetración de capacidad de energía eólica (con 28GW, por detrás de Alemania). Dado el alto número de días soleados al año, la energía solar fotovoltaica es muy competitiva y en 2021 tuvo el segundo valor más bajo en el mundo de licitaciones de energía solar.

Y, además, tiene una infraestructura de transporte de gas muy desarrollada que podría ser utilizada para transportar hidrógeno. Todos estos factores convertirían a España en uno de los países más competitivos en el mercado del hidrógeno verde, permitiéndole, incluso, exportar.