El volumen de activos financieros a nivel mundial alcanzó los 427 billones de dólares en 2020, una cifra que crece un 5% cada año. De todos ellos, únicamente el 1% sería suficiente para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) planteados en la Agenda 2030.
Sin embargo, tal y como recoge el paper ‘Finanzas sostenibles y Agenda 2030: invertir en la transformación del mundo’, realizado por el Pacto Mundial de Naciones Unidas España, hasta la fecha, los avances para lograr las metas globales de Naciones Unidas se encuentran muy por debajo de las expectativas.
En este sentido, según el estudio, para acelerar la financiación de los ODS, es precisa la movilización de todos los actores –empresas, inversores, gestores de activos y fondos públicos– mediante alianzas que permitan hacer frente con garantías de éxito a los desafíos marcados por la Agenda 2030.
Los países han reconocido ya que la movilización de financiación pública está siendo insuficiente. Y en cuanto a la financiación privada, a pesar del incremento de la inversión sostenible y responsable, esta se encuentra aún muy alejada de los volúmenes mínimos requeridos para afrontar los desafíos del desarrollo sostenible.
En concreto, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), la diferencia entre los flujos financieros destinados a los ODS y las necesidades de financiación para cumplir con estos metas ha aumentado en los últimos años como consecuencia de la pandemia de la COVID 19 y otras crisis actuales y alcanza en la actualidad los 4,2 billones de dólares anuales en los países en desarrollo.
Evolución de las finanzas sostenibles
Tal y como recuerda el paper del Pacto Mundial de la ONU España, las finanzas sostenibles han experimentado un crecimiento exponencial en los últimos años. Y muestra de ese crecimiento son, por ejemplo, el aumento de productos financieros como los bonos verdes y los bonos sociales, el impulso de iniciativas internacionales en torno a esta tendencia y, en el ámbito europeo, el desarrollo del Plan de Acción sobre Finanzas Sostenibles.
Merced a todo ello, la inversión en torno a criterios medioambientales, sociales y de buen gobierno corporativo creció en Europa hasta un 23% de media entre 2015 y 2021.
En España, por su parte, el volumen de activos bajo gestión en materia de inversión sostenible y responsable (ISR) llegó hasta los 379.618 millones de euros en 2021, tal y como especifica la última edición del informe ‘La Inversión Sostenible y Responsable en España 2022’, elaborada por Spainsif.
Y, a nivel global, la ISR tampoco ha dejado de crecer. En la actualidad, la cifra de activos gestionados bajo esta modalidad inversora se ha situado en los 35 billones de dólares.
Herramientas e iniciativas
El informe también pone de relieve que, parejo a este crecimiento de las finanzas sostenibles, han aparecido y se están desarrollando muy rápido iniciativas internacionales centradas en este ámbito.
Por ejemplo, el texto sostiene que el número de entidades adheridas a los Principios de Inversión Responsable (PRI), que gestionan en torno a 121 billones de dólares en activos, ha pasado de 100, en 2006, a más de 5.000, en 2022.
También resalta el estudio del Pacto Mundial que, en el sector financiero y de seguros, en concreto, han surgido iniciativas como los Principios de Banca Responsable, que cuenta con más de 300 bancos adheridos en todo el mundo y que busca orientar la actividad financiera hacia el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y el Acuerdo de París.
En este mismo sector, como expone el documento, en el marco de la iniciativa Net-Zero Banking Alliance, un grupo de 119 bancos (ocho de ellos, españoles) que representan el 40% de los activos bancarios de todo el mundo, se han comprometido a alinear sus carteras de préstamos e inversiones con emisiones netas cero para 2050.
Empresas españolas y Agenda 2030
En el caso de España, el Pacto Mundial señala que el 41% de las grandes empresas de nuestro país dispone de instrumentos de financiación o inversión relacionados con la sostenibilidad y que iniciativas como Spainsif, el Observatorio Español sobre Financiación Sostenible (OFISO) o el Centro de Finanzas Sostenibles y Responsables de España (FINRESP) trabajan para que las organizaciones dirijan sus actividades financieras hacia la sostenibilidad.
Según el paper, las empresas cada vez son más conscientes de las oportunidades de impulsar las finanzas sostenibles en el marco de sus estrategias. En este sentido, el documento revela que el 14% de las empresas españolas, el 20% de aquellas adheridas al Pacto Mundial y el 26% de las grandes compañías de nuestro país dispone de una estrategia de finanzas o inversión sostenible.
Al mismo tiempo, sostiene que un 20% del total de entidades españolas cuenta con herramientas financieras asociadas a la sostenibilidad. Entre estas, un 54% dispone de inversiones vinculadas a criterios de sostenibilidad y un 17%, de bonos verdes.
Principales retos
El paper ‘Finanzas sostenibles y Agenda 2030: invertir en la transformación del mundo’ profundiza en otro de sus bloques principales en los retos más relevantes que se deben afrontar para lograr el volumen de financiación necesario para cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas.
El primero que menciona el estudio es la concienciación del conjunto del sector empresarial sobre su papel imprescindible en la consecución de estas metas. En este caso, subraya la importancia de sensibilizar a la alta dirección y a la dirección financiera de las compañías.
También apunta que es preciso establecer un lenguaje común para las finanzas sostenibles a nivel global o regional a través de sistemas de clasificación unificados o taxonomías para definir qué actividades y productos son sostenibles. Y promover la transformación de las empresas hacia modelos de negocio más resilientes y sostenibles, visibilizando las grandes oportunidades de negocio que ofrece la sostenibilidad, mejorando su resiliencia y continuando el proceso regulatorio en ámbitos relevantes.
Por otro lado, el documento también destaca la necesidad de impulsar la transparencia y la rendición de cuentas en materia de sostenibilidad en los mercados financieros y de integrar a las pequeñas y medianas empresas en el ámbito de las finanzas sostenibles.
Y, por último, pone énfasis en que redirigir fondos hacia la financiación de la Agenda 2030 es clave para iniciar la transformación hacia un sistema financiero más sostenible.