El encuentro ‘¿Hacia dónde va el reporte de Sostenibilidad?’, organizado por DIRSE (Asociación Española de Directivos de Sostenibilidad) y ASEPUC (Asociación Española de Profesores Universitarios de Contabilidad), abordó los nuevos informes de sostenibilidad desde un punto de vista técnico.
La inauguración corrió a cargo de Bernabé Escobar, presidente de ASEPUC, quien recordó que “la información de sostenibilidad es absolutamente necesaria para las posibilidades de todas las empresas de crear valor a medio y largo plazo”.
Y, posteriormente, Mercedes Luque-Vílchez, profesora doctora de la Universidad de Córdoba, secretaría del Project Task Force on European Sustainability Reporting Standards (EFRAG) y miembro del Grupo de investigación Contabilidad, Cambio y Sociedad (ERGO), y Esther Ortíz Martínez, profesora titular de la Universidad de Murcia y miembro de los grupos técnicos del European Financial Reporting Advisory Group (EFRAG): Project Task Force on Non Financial Reporting Standards (PTF-NFRS) y Project Task Force on European Sustainability Reporting Standards (PTF-ESRS), se encargaron de ofrecer dos ponencias sobre el futuro que se está planteando desde el EFRAG (European Financial Reporting Advisory Group / Grupo Asesor de Información Financiera Europea) en relación a los informes de sostenibilidad.
Momento único para el reporting de sostenibilidad
Luque-Vílchez presentó el marco actual en el reporting de información no financiera y destacó que “nos encontramos en un momento único para el reporting en sostenibilidad y los diferentes actores que están interviniendo”. Tal y como apuntó, hasta hace poco existía lo que algunas publicaciones internacionales denominan una ‘sopa de estándares’, con diferentes actores e instituciones persiguiendo un objetivo similar (GRI, IIRC, SASB, WRI y WBCSD, entre otros).
Sin embargo, hace dos años, tal y como explicó, irrumpieron en este contexto el EFRAG y la Fundación IFRS (International Financial Reporting Standards), que tienen un enfoque diferente en la armonización de la información no financiera. En este sentido, además, señaló que la Comisión Europea, a través del EFRAG, promueve cambios en el comportamiento de las empresas teniendo como hito los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), mientras que la Fundación IFRS busca impulsar estándares que retraten mejor el comportamiento de las empresas para que los inversores lo comprendan mejor.
Datos rigurosos y comparables
Y, por su parte, Esther Ortiz ofreció una visión a futuro de lo que cabe esperar sobre el reporte de sostenibilidad. En esta línea, destacó que “la Unión Europea tiene el objetivo de convertir Europa en el primer continente verde” y, para ello, es preciso obtener datos rigurosos y comparables que faciliten la inversión y den cuenta de los avances en la materia.
Por ese motivo, recordó Ortiz, el EFRAG se ha encargado de la elaboración de unas normas europeas sobre información en temas de sostenibilidad que eviten duplicidades y armonicen los cuerpos normativos existentes, incluso más allá de lo que hace en materia de información financiera.
Además, en el transcurso de su ponencia, aseguró que, en España, “no va a afectar sobremanera la propuesta de Directiva de la Comisión Europea ya que su ámbito de aplicación será sobre todas las empresas de más de 500 trabajadores, dejando fuera a las micropymes”. De esta manera, el EFRAG está desarrollando nuevas normas que darán como resultado seis informes estructurados en tres niveles o capas de información.
Métricas bien definidas
A continuación, tuvo lugar una mesa de debate, moderada por Alberto Andreu, presidente de DIRSE, en la que participaron Roberto Fernández, director de Responsabilidad Social Corporativa y Reputación de Iberdrola; Ana Hernández, directora de Personas, Organización y RSC en Abadía Retuerta LeDomaine; Alberto Castilla, socio de Sostenibilidad de EY; y Sergio Brihuega, CEO de SYGRIS, quienes aportaron su visión a este respecto desde diferentes prismas, el de una empresa cotizada, el de una pyme, el de una consultora ‘Big Four’ y el de una plataforma tecnológica de soporte de datos.
Roberto Fernández señaló que Iberdrola lleva 15 años publicando su memoria de sostenibilidad, pero que, desde 2017, se volvió más complicado por la mencionada ‘sopa de estándares’, lo que hizo necesario priorizar y ver dónde enfocar los recursos puesto que existe la preocupación de la dificultad por ofrecer métricas bien definidas en controles de prospectiva.
El responsable de RSC y Reputación de Iberdrola destacó que “el informe de sostenibilidad acaba siendo la culminación de todo el trabajo que hay en la organización, haciendo especial hincapié en la transparencia que supone la realización de ese informe. Los documentos normativos y regulados del EFRAG van a ser material básico”.
Además, de cara al futuro, Fernández reveló que “es fácil poner controles internos sobre métricas bien definidas que se refieren a performance del pasado, lo que es muy difícil es realizar esto sobre métricas de prospectivas, aunque estén bien definidas”.
La cultura del dato
Por su parte, Ana Hernández, quien representó en el encuentro a una organización más pequeña sin obligación de reportar, resaltó que la publicación de su informe de sostenibilidad les ayuda a ser conscientes y compartir sus acciones y el impacto que de ellas se deriva como, por ejemplo, en cuanto a patrimonio histórico, ya que el hotel-bodega-restaurante Abadía Retuerta LeDomaine se emplaza en un monasterio del siglo XII.
En este sentido, la mayor dificultad en este camino, en opinión de la directora de Personas, Organización y RSC de la compañía, ha sido “implementar la cultura del dato” para cuantificar los impactos y el cómo se hace.
Rigurosidad de la información
Por otro lado, Sergio Brihuega, como CEO de SYGRIS, aportó su visión en los aspectos más técnicos que tienen que ver con el soporte tecnológico de los datos, ya que será obligado reportar a través de una plataforma tecnológica y esto va a convertir a los sistemas de información en temas “materiales”.
Asimismo, insistió en que “la adopción de un sistema de gestión de información suele ser lenta” y añadió que “la rigurosidad de la información no financiera va a superar a la financiera y, por tanto, va a requerir de funcionalidades diferentes y muy concretas”. En cuanto a las diferentes opciones de transacción o barrido de datos entre plataformas, Brihuega señaló que se tratará de un sistema hiperconectado en todos los sentidos, concebido para aceptar el barrido que va a ser necesario.
Evolución de los EINF en el IBEX 35
Y, por último, Alberto Castilla explicó cómo se ha producido la evolución de los EINF dentro de las empresas del IBEX 35 y señaló que “hemos avanzado en cuatro años lo que no hemos avanzado en 7.000. Es un esfuerzo titánico y su éxito dependerá en gran medida de hasta dónde seamos capaces de aterrizar las fórmulas en las métricas”.
En esta línea, el socio de Sostenibilidad de EY puntualizó que el avance ha tenido lugar especialmente en cuanto a “cantidad de información y cuantificación. Actualmente, todas las empresas del IBEX 35 tienen políticas de información no financiera firmadas por su consejo. Es más, cada vez más información de sostenibilidad está relacionada con la estrategia de la compañía”.
Además, Castilla sostuvo que, en el campo de la materialidad, se ha producido un “avance mucho más grande, con más grupos de interés y con más detalles, pero menos del 40% de las compañías lo publica”. Y, como conclusión, manifestó que “el camino que llevamos ahora está mejorando nuestra capacidad de compliance, a través de los sistemas de información, pero lo que nos toca ahora es mejorar el performance, el valor que generamos para nuestros grupos de interés”.