La influencia de la actividad humana en el cambio climático está fuera de toda duda y es necesario que las empresas adopten de forma voluntaria, más allá del cumplimiento de la normativa sobre sostenibilidad, medidas que reduzcan el impacto de su actividad sobre el clima.
“El objetivo ideal es llegar a la neutralidad de carbono y esto se consigue mediante la reducción de emisiones de CO2 y la compensación de aquellas que resultan inevitables para la actividad empresarial. Pero hay compañías, sobre todo pymes, que no saben por dónde empezar para acometer este reto”, explica Aga Lisowska, head of Workspace Experience de Impact Hub.
Esta red de espacios de coworking lleva cuatro años consecutivos compensando la huella de carbono generada por la actividad de sus seis localizaciones en Madrid y obteniendo la certificación Cero CO2 de compensación de emisiones otorgada por la Fundación Ecología y Desarrollo (ECODES). Por ello, esta experta ha querido utilizar su propia experiencia para ofrecer algunas pautas que sirvan de guía a aquellas empresas que desean avanzar hacia la neutralidad de carbono.
Análisis de la actividad empresarial
“Se trata de identificar los aspectos en los que más impacta nuestro negocio para poder repensar la forma de hacer las cosas y buscar alternativas más sostenibles que nos permitan reducir nuestro impacto ambiental”, subraya Lisovska. Es lo que se conoce como análisis de materialidad y nos permite saber dónde debemos focalizar los esfuerzos a la hora de definir nuestra estrategia.
Esta tarea puede realizarse internamente, si el equipo cuenta con personal con competencias para llevarla a cabo, o buscando apoyo externo a través de alguna consultora especializada. Por ejemplo, en el sector del real estate, en el que se enmarcan los espacios de coworking, los aspectos más relevantes estarían relacionados con las fuentes de energía, el consumo de gas, luz y de agua en las instalaciones o la gestión de residuos y de recursos ambientales.
Cálculo de emisiones
“El primer paso para iniciar este camino es cuantificar el volumen de CO2 que estamos emitiendo. Tener claro el dato nos permitirá saber de qué punto partimos y comprobar la evolución y resultados de las medidas a adoptar para reducirlo”, comenta la experta de Impact Hub.
Para calcular la huella de carbono, la herramienta internacional más utilizada es el protocolo GHG, que divide las fuentes de emisión de la actividad empresarial en tres alcances: las emisiones directas (Alcance 1), producidas en fuentes propiedad del negocio y, por tanto, bajo su responsabilidad; y las emisiones indirectas (Alcance 2 y 3), derivadas de fuentes de emisión propiedad de otra entidad y que están fuera del control de la empresa que realiza el análisis.
Plan de sostenibilidad
“Es fundamental comprometerse con una declaración de intenciones y adoptar una serie de medidas realistas que puedan conseguir una reducción de las emisiones, estableciendo unos objetivos concretos y unas metas cuantificables y asignando los recursos necesarios para alcanzarlas”, destaca Lisowska. Para ello, es interesante contar con un sistema de gestión ambiental que regule los procesos que se deben acometer y las responsabilidades de cada profesional y de cada área de la empresa.
Por ejemplo, esta red de coworking ha desarrollado su propia Política Ambiental, con sus compromisos ambientales, sus objetivos y metas y las medidas adoptadas para conseguirlos. Como novedad, en 2024 ha comenzado a medir los kilos de plástico que se desechan cada día en sus espacios para fijar nuevas metas de reducción de este desperdicio y ha incorporado el reto de reducir un 3% el consumo de agua y energía.
Compensación de emisiones
“Cuando se lleva a cabo una actividad económica es prácticamente imposible reducir a cero las emisiones, pero sí es posible compensar ese remanente mediante acciones de reforestación o protección del medioambiente y hay entidades que se dedican a ello y facilitan la labor a las empresas”, indica la experta.
Esta compensación consiste en la aportación voluntaria de una cantidad económica que se destina, a través de organizaciones intermediarias, a proyectos para plantar árboles que absorban una cantidad de CO2 equivalente a la emitida o a iniciativas de eficiencia energética, sustitución de combustibles fósiles por energías renovables, tratamiento de residuos...
Por vez primera, Impact Hub ha compensado su huella de carbono plantando árboles en las cercanías de Madrid. A través de la empresa ReTree, en 2023 plantó 27 árboles en la Sierra Norte de Madrid, dentro de la Sierra del Rincón declarada reserva de la Biosfera en 2005. Estos ejemplares se añaden al Bosque inteligente que la red de coworking cultiva desde hace un año, donde ya hay 121 árboles, equivalentes a una superficie regenerada de 930 metros cuadrado.