
Cada 16 de octubre se celebra el Día Mundial de la Alimentación, una jornada que invita a ahondar en la importancia de mantener una dieta saludable, pero también sostenible. En un mundo donde la alimentación se ha convertido en un tema crucial tanto para la salud humana como para la del planeta, es fundamental entender cómo nuestras elecciones alimenticias pueden tener un impacto positivo en ambas esferas.
Una alimentación saludable es fundamental para el bienestar físico y mental. De hecho, mantener una dieta equilibrada rica en frutas, verduras y proteínas magras puede ayudar a prevenir enfermedades crónicas como la diabetes o la hipertensión. Además, una buena nutrición es clave para contar con un sistema inmunológico fuerte, mejorar la calidad del sueño y aumentar la energía diaria.
Pero, además, la sostenibilidad en la alimentación implica elegir alimentos que no sólo sean buenos para nuestra salud, sino también para el medioambiente. Esto incluye optar por productos locales y de temporada, moderar el consumo de carne y productos lácteos y minimizar el desperdicio de alimentos. Y es que, sin duda, una dieta sostenible ayuda a reducir nuestra huella de carbono, conserva los recursos naturales y promueve la biodiversidad.
En definitiva, mantener hábitos alimenticios saludables y sostenibles reporta notables beneficios. Entre ellos, se encuentra la mejora de la salud general, reduciendo el riesgo de enfermedades y aumentando la longevidad; la reducción del impacto medioambiental, al disminuir la emisión de gases de efecto invernadero y conservar los recursos naturales; el apoyo a la economía local (agricultores y productores) al comprar productos de nuestro entorno y de temporada; la promoción de la biodiversidad; y el fomento de una mayor conciencia sobre el impacto de nuestras elecciones alimenticias.
Alimentos saludables y sostenibles imprescindibles
Pero ¿qué alimentos son, además de saludables, sostenibles? A continuación, te recomendamos cinco que, sin duda, deberían estar siempre presentes en cualquier dieta que incluya a la salud y a la sostenibilidad entre sus ingredientes principales.
- Aceite de oliva virgen extra. Rico en antioxidantes y grasas saludables, el aceite de oliva es un pilar de la dieta mediterránea. Además, su producción en España es sostenible y apoya a los agricultores locales.
- Legumbres (garbanzos, lentejas, alubias). Son una excelente fuente de proteínas vegetales, fibra y minerales. Las legumbres tienen una baja huella de carbono y mejoran la fertilidad del suelo.
- Frutas y verduras de temporada. Consumir productos de temporada reduce la necesidad de transporte y almacenamiento, disminuyendo así la huella de carbono. Además, son más frescos y nutritivos.
- Pescado azul (sardinas, caballa). Rico en ácidos grasos omega-3, el pescado azul es beneficioso para la salud cardiovascular. Y optar por pescado de pesca sostenible ayuda a preservar las poblaciones marinas.
- Frutos secos (almendras, nueces). Son una fuente excelente de grasas saludables, proteínas y fibra. Los frutos secos cultivados de manera sostenible contribuyen, además, a la conservación del suelo y del agua.