
El informe “Generación de Talento Big Data en España”, que la Fundación Cotec para la Innovación hizo público hace unos meses, lo dice alto y claro: el mundo necesita urgentemente profesionales cualificados en inteligencia de datos pero estos, paradójicamente, siguen formándose en las aulas de sus centros académicos. Según este trabajo, presentado por la presidenta de Cotec, la exministra de Ciencia Cristina Garmendia, solo en Estados Unidos hará falta cubrir 190.000 vacantes en Big Data y analítica avanzada para el año 2018. Y todo apunta a que no será posible.
El problema es generalizado y se da en el mercado de trabajo a escala internacional, pero no todas las economías están reaccionando a la misma velocidad. Países como Singapur, Canadá, Estados Unidos, Australia y los países nórdicos (Finlandia y Suecia, principalmente) se han consolidado como referentes, y lo han hecho “atacando” dos frentes: desde la creación de sistemas educativos “sólidos” y “constantes en el tiempo”, y desde la formación en Big Data del personal de recursos humanos y gerentes de las empresas.
En España, la llamada “economía del dato” empleaba en 2014 a más de 10.000 personas. Ese año hubo 1.797 vacantes, demanda que se duplicó el siguiente ejercicio, con 3.447 empleos disponibles y un salario promedio de 40.000 euros brutos anuales. Lamentablemente, en nuestro país, con más de 3,7 millones de parados y un 42,9 por ciento de paro juvenil, las vacantes para analista Big Data no superan una media de siete inscritos.
“El petróleo del siglo XXI”
Para comprender la trascendencia del Big Data, imagine que en los segundos que le lleva leer este párrafo se han enviado unos 200 millones de correos, tecleado dos millones de búsquedas en Google, “subido” 50 horas de vídeo a Youtube y realizado ventas por valor de 170.000 euros en Amazon. Cada minuto de rastro virtual encierra millones y millones de datos.
No es de extrañar, por tanto, que lo hayan bautizado como “el petróleo del siglo XXI”. Y es que, si bien la información que genera cada uno de nosotros, aisladamente, tiene poco valor, cuando se agrega a la de miles de millones de personas, objetos y ciudades, se convierte en un tesoro. Ese tesoro es el Big Data (que quiere decir, literalmente, “datos masivos”); saber aprovecharlo, el talento Big Data.
“La Red –señala el informe– se ha consolidado como el puerto y autopista de los datos. Un papel que todavía mantiene, pero que debe compartir con otros dinamizadores recién llegados de la última parte de la revolución digital: los teléfonos inteligentes, el Internet de las cosas (los aparatos conectados a la Red), las ciudades inteligentes y los datos abiertos".
De ahora en adelante, sin embargo, los datos no se crearán únicamente al abrigo de Internet: se generarán también cada minuto que usemos el teléfono, cada vez que una nevera “inteligente” envíe una señal para avisar de que falta leche, cada noche que una “smart farola” decida cuándo alumbrarse o en cada ocasión que un Gobierno decida compartir los datos sobre el tráfico de la ciudad. Las posibilidades son infinitas.
El reto, generar talento
Respecto al futuro, algunos pronósticos anuncian que se generarán unos 170 exabytes al mes en 2019, una cifra de vértigo si se tiene en cuenta que toda la información disponible hoy en Internet ocupa menos de 0,01 exabyte.
En 2019 se generarán 170 exabytes al mes; hoy, todo Internet ocupa menos de 0,01
“Los Gobiernos y las empresas se asoman a una época en la que la se necesitan profesionales que sepan encontrar el oro en los océanos de datos en texto, imágenes, sonido y vídeo. Perfiles que construyan los instrumentos para analizar esta heterogeneidad de información, un talento que todavía no está disponible”, indica Cotec en el informe.
Según esta Fundación, todos los países deben comenzar a generar talento Big Data, formar a profesionales que sepan “transformar datos en beneficio económico, identificar qué valor aportan los datos a la empresa y a la sociedad y automatizarlos en los procesos de la empresa pública y privada”. Y ha de hacerlo desde el sistema educativo (desde la Educación Primaria hasta la formación universitaria), pero también desde las empresas y las administraciones públicas.