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España acelera su transición energética con más renovables y menos CO₂

España reduce emisiones mientras bate récords de crecimiento y producción limpia

Durante 2024, España ha demostrado que es posible crecer económicamente sin aumentar la huella ambiental. Con un incremento del PIB del 3,5%, el país ha reducido sus emisiones totales en 1,5 millones de toneladas, gracias al desplome de las emisiones del sector eléctrico y al auge de la energía solar e hidroeléctrica. La eficiencia energética mejora, el autoconsumo se dispara y el transporte avanza hacia la electrificación, en un contexto de transformación profunda del modelo energético nacional.

El sector eléctrico ha logrado disminuir sus emisiones en un 16,8% respecto al año anterior.
El sector eléctrico ha logrado disminuir sus emisiones en un 16,8% respecto al año anterior.

España ha dado un paso firme hacia la descarbonización en 2024, un año que no solo se ha caracterizado por un notable crecimiento económico —con un aumento del PIB del 3,5%, el mayor entre las principales economías—, sino también por una significativa reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero. En concreto, el sector eléctrico logró disminuir sus emisiones en un 16,8% respecto al año anterior, lo que supone un descenso acumulado del 75,7% desde 2007, año en el que se alcanzó el máximo histórico de consumo energético.

Este avance ha tenido un impacto directo en el balance ambiental del país: las emisiones totales se redujeron en 1,5 millones de toneladas, situando a España en niveles de reducción del 6,3% respecto a 1990 y del 38,5% en comparación con 2005. Estos datos fueron presentados por Joan Groizard, secretario de Estado de Energía, durante la exposición del Balance Energético 2024, donde destacó el papel central de las energías renovables en este proceso.

Según Groizard, “la economía española no solo crece con fuerza, sino que lo hace de forma más limpia, con menos dependencia de los mercados internacionales, precios más competitivos y mayor eficiencia energética. Estamos generando más riqueza con menos consumo energético, y eso es gracias al impulso de las renovables y la electrificación”.

El sector eléctrico logró disminuir sus emisiones en un 16,8% respecto al año anterior, lo que supone un descenso acumulado del 75,7% desde 2007

La eficiencia energética también ha mostrado signos positivos. La intensidad energética primaria —indicador que mide cuánta energía se necesita para generar una unidad de PIB— se redujo un 1%, mientras que la intensidad energética final aumentó ligeramente (+0,6%), reflejando una mejora en el uso de la energía en los sectores productivos.

En el ámbito industrial, esta tendencia se hace evidente. Aunque el consumo de energía final en el sector manufacturero y la construcción creció un 0,8%, su actividad económica lo hizo a un ritmo mucho mayor, lo que indica una mejora en la eficiencia. A nivel nacional, el consumo de energía primaria aumentó un 2,1%, alcanzando los 117.452 kilotoneladas equivalentes de petróleo (Ktep).

El único sector que registró un aumento significativo en el consumo de energía primaria fue el transporte. Sin embargo, este crecimiento se enmarca en un proceso de transformación profunda, con medidas como la obligación de incorporar combustibles renovables en los carburantes

Además, el parque automovilístico está cambiando rápidamente: las matriculaciones de vehículos electrificados se han duplicado en lo que va de 2025 (+98%), impulsadas por políticas de apoyo y la expansión de la infraestructura de recarga, que ya cuenta con más de 34.000 puntos activos en el Mapa REVE.

El consumo de energía primaria aumentó un 2,1%, alcanzando los 117.452 kilotoneladas equivalentes de petróleo (Ktep)

En cuanto a la generación eléctrica, las energías renovables marcaron un nuevo récord. En 2024, la producción renovable creció un 11,9%, alcanzando el 57,2% de la generación eléctrica bruta del país. Este hito se debe al fuerte incremento de la generación hidroeléctrica (+37,6%) y solar fotovoltaica (+23,7%). 

Por primera vez, la energía solar superó a la eólica en potencia instalada, impulsada por el auge del autoconsumo, que cerró el año con 8.256 megavatios instalados, según el primer informe estadístico elaborado por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.

En paralelo, el uso de combustibles fósiles sigue disminuyendo. El gas natural perdió peso en la matriz energética, con una caída del 4,6% en la producción primaria y del 23,4% en generación eléctrica. Por otro lado, el consumo de productos petrolíferos aumentó un 5,6%, principalmente por el incremento de la movilidad. El carbón, cada vez más residual, representó solo el 1,2% de la generación eléctrica, utilizado únicamente para cubrir necesidades puntuales del sistema.

Estos datos reflejan una transformación estructural del modelo energético español, que avanza hacia una economía más sostenible, resiliente y eficiente. La combinación de crecimiento económico con reducción de emisiones demuestra que es posible generar riqueza sin comprometer el medio ambiente, siempre que se mantenga el compromiso político, tecnológico y social con la transición energética.