
En 2024, España recicló 78.297 toneladas de envases de aluminio, una cifra que refleja no solo un avance técnico, sino también un cambio profundo en la conciencia ciudadana. Este dato, recogido bajo la nueva metodología establecida por el Real Decreto 1055/2022, representa el 50,7 % del total de envases de aluminio puestos en el mercado. Un logro que confirma que cada vez somos más los que apuestan por un modelo de consumo responsable y circular.
Este reciclaje se ha logrado a través de distintos flujos: plantas de selección, plantas de Residuos Sólidos Urbanos (RSU) y compostaje, recogidas selectivas fuera del hogar y escorias de incineradora. Además, la nueva metodología ha supuesto un cambio importante: ahora se contabiliza todo el aluminio recuperado libre de impurezas, lo que permite una medición más precisa y realista del esfuerzo colectivo.
En paralelo, la cantidad de envases de aluminio puestos en el mercado también ha aumentado, alcanzando las 154.455 toneladas en 2024. Este crecimiento, lejos de ser un obstáculo, ha sido acompañado por una mejora en la eficiencia de los sistemas de recogida y tratamiento, lo que ha permitido mantener el ritmo de reciclaje y cumplir con los objetivos marcados.
En 2024, España recicló 78.297 toneladas de envases de aluminio
La Directiva Europea 2018/852 establece que para 2025 debe reciclarse al menos el 50% de los envases de aluminio. Gracias al compromiso de los ciudadanos, que cada día depositan más envases en el contenedor amarillo, y a la optimización de las plantas de selección, RSU y compostaje, España ha alcanzado este objetivo un año antes de lo previsto.
Ahora, la mirada está puesta en el siguiente reto: superar el 60 % de reciclaje en 2030. Y todo apunta a que vamos por el buen camino.
Importancia del reciclaje
El reciclaje de aluminio se ha consolidado como una de las prácticas más eficaces y sostenibles dentro de la economía circular. Este metal, presente en numerosos envases de uso cotidiano como latas de bebidas o bandejas alimentarias, posee una característica única: puede reciclarse indefinidamente sin perder sus propiedades. Esta cualidad lo convierte en un recurso estratégico tanto desde el punto de vista ambiental como económico.
Cada vez que reciclamos un envase de aluminio, contribuimos a un proceso que ahorra hasta un 95% de la energía necesaria para producir aluminio primario a partir del mineral de bauxita. Este ahorro energético implica una reducción significativa de emisiones de gases de efecto invernadero, lo que convierte al reciclaje de aluminio en una herramienta clave para combatir el cambio climático. Además, el proceso de reciclado requiere menos recursos naturales y genera menos residuos, lo que ayuda a preservar los ecosistemas y a reducir la presión sobre los vertederos.
Cada vez que reciclamos un envase de aluminio, contribuimos a un proceso que ahorra hasta un 95% de la energía necesaria para producir aluminio primario a partir del mineral de bauxita
El valor del aluminio reciclado en el mercado es muy alto, ya que mantiene su calidad original y puede transformarse en nuevos productos una y otra vez. De hecho, se estima que el 75% del aluminio fabricado en los últimos 100 años sigue en uso actualmente, lo que demuestra la eficacia del sistema de reciclaje y la durabilidad del material. Desde componentes de automóviles hasta estructuras arquitectónicas, pasando por nuevos envases, el aluminio reciclado tiene múltiples aplicaciones que impulsan la innovación y la sostenibilidad en distintos sectores industriales.